Año CXXXIV
 Nº 49.160
Rosario,
miércoles  27 de
junio de 2001
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San José de la Esquina
Condenan a una empleada comunal por estafas
Se quedaba con el dinero que los vecinos pagaban por tasas e impuestos. La defraudación asciende a 80 mil pesos

Una empleada municipal de San José de la Esquina fue condenada por defraudar a la comuna en casi 80 mil pesos que ingresaron en concepto de pago de tasas pero que jamás fueron rendidos al municipio. La mujer, que se desempeñaba en el sector de cobranzas del municipio, fue sentenciada a dos años de prisión condicional e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Pero además, deberá realizar trabajo comunitario por dos años en un hospital público de esa localidad.
Cecilia Rosa Matar, de 50 años, estuvo la mitad de su vida al frente de la sección Caja de la comuna de San José de la Esquina, a cargo del cobro de la tasa de registración e inspección, la tasa general de inmuebles y otros servicios comunales. Hasta que en agosto de 1998 se detectó que faltaba una suma de dinero cercana a los mil pesos, se inició una auditoría interna y se comprobó que el desfasaje era mayor a lo imaginado: habían defraudado al municipio en casi 80 mil pesos. Entonces Matar fue suspendida, se le inició un sumario administrativo y una causa penal.
La maniobra consistía en anular u ocultar la documentación que registraba los pagos efectuados por los contribuyentes. El trámite para abonar una tasa municipal era sencillo: el ciudadano pagaba y se llevaba como comprobante un recibo sellado. La operación quedaba registrada en la máquina timbradora de la comuna, que imprimía una tira de papel con los montos abonados.
Esa cinta timbrada es lo que quedaba como comprobante, para la comuna, de las operaciones canceladas en el día. El fraude también era sencillo: no se ingresaban algunos de esos pagos a la caja comunal y, para ocultar el faltante de dinero, la suma era anulada o tachada en el ticket simulando un error.
Según la investigación, los controles no eran estrictos y esto -sumado a la confianza depositada en una empleada con 25 años de antigüedad- permitió que la práctica se repitiera con habitualidad desde enero de 1997 a julio de 1998. Pero quedó al descubierto a partir de una investigación solicitada por una integrante de la Comisión Comunal que recibió denuncias anónimas acerca de presuntas estafas.
Entonces se inició una auditoría interna en la sección Caja, donde lo primero que se detectó fue que faltaron 918,37 pesos de la caja en diciembre de 1997. Ese dinero había sido abonado por la firma San José Cereales el día 12 de diciembre, pero en la cinta timbrada de ese día la misma cifra figuraba tachada. Todo fue aún más evidente siete días después, cuando se presentó al cobro en un banco de Rosario el cheque librado por la firma, endosado por Cecilia Matar.
La auditoría comprobó que desde el 1º de enero de 1997 al 31 de julio de 1998 existió un perjuicio para la comuna de 79.607,48 pesos. De 144 planillas de caja examinadas, solo en 37 el total coincidía con el monto de los tickets. En los otros casos las cintas habían sido enmendadas con tinta azul.
Para el juez Antonio Ramos, que tuvo a su cargo el juicio del caso, no quedaron dudas de la responsabilidad de Cecilia Matar en el hecho: la mujer llevó adelante la tarea de forma casi exclusiva y en el último año y medio no faltó una sola vez. Lo que requería para realizar el fraude era adulterar los tickets y cancelar la planilla del día con apariencia de normalidad. Pero nunca comunicó a sus superiores la razón de esas enmiendas y tachas y llegó al extremo de depositar en su cuenta un cheque de la Comuna.
El juez la encontró culpable del delito de peculado, que se aplica a los casos en que un funcionario público sustrae los efectos que debe administrar.


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