Año CXXXIV
 Nº 49.157
Rosario,
domingo  24 de
junio de 2001
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Península Valdés: Un encuentro bajo el mar
Puerto Pirámides es uno de los lugares más visitados para el avistaje de ballenas

Uno de los sitios más maravillosos del sur argentino que no se puede dejar de visitar es la pequeña aldea de Puerto Pirámides, que se levanta en la margen norte del Golfo Nuevo, en la Península Valdés. Sus playas donde reposan lobos y elefantes marinos, sumados a las majestuosas ballenas que habitan en el océano, dibujan una postal única que refleja el apasionante mundo natural.
Desde mayo a diciembre se puede disfrutar de cientos de ballenas que vienen a la zona para procrearse en las tranquilas aguas de los golfos Nuevo y San José, pudiendo acercarse a ellas por medio de embarcaciones autorizadas. Es emocionante ver de cerca a estos gigantes, quienes saludan con sus aletas a sólo metros del barco, salpicando con gotas de agua a los curiosos espectadores.
El avistaje se realiza desde Pirámides y está a cargo de empresas autorizadas por la provincia, las que toman todos los recaudos para no generar impactos ambientales que alteren el comportamiento de los animales.
El buceo es otra de las actividades tradicionales de la zona. Personal especializado facilita el equipamiento, guías e instrucción, para realizar bautismos submarinos y cursos de todos los niveles. También es posible practicar otras actividades alternativas como el mountain bike, cabalgatas, navegación a vela, trekking, pesca y esquí acuático.

Fauna marina
Las ballenas fueron en la década del 80 las responsables del desarrollo turístico de la península chubutense, cuya puerta de entrada es la ciudad de Puerto Madryn.
Los operadores de viajes aprovecharon el auge mundial del avistaje de ballenas (whale watching) y se lanzaron a ganar los mercados internacionales con el recurso de una fauna marina excepcional. Así el lugar llegó a convertirse en uno de los más visitados del planeta.
La historia de este enclave comenzó en 1898 con el tendido de un ferrocarril de trocha angosta, que llegaba hasta una bahía protegida por altos acantilados que parecen pirámides. Cuando en 1900 se establecieron allí los primeros comerciantes, y también el juzgado de paz, la comisaría y la estafeta postal, nadie dudó de que el nombre de la aldea marina debía ser Puerto Pirámides.
En esos tiempos la aldea fue importante puerto salinero, del que quedan, como testimonio de un pasado próspero, vestigios de construcciones hechas de adobe mezclado con fósiles, y las tradicionales casas sureñas de chapa y madera, como Casa Pirámides, donde se exhiben cuadros artesanales hechos con algas.
De aquel ferrocarril quedó la locomotora, y de la explotación de la sal la planta desalinizadora y el mareógrafo. También el viejo muelle y el cementerio donde descansan los primeros colonos.
Los pobladores -llegaron a ser 750- trabajaban en la explotación de sal y de las loberías y elefanterías. Esta última actividad originó crueles matanzas de lobos y elefantes marinos, que casi terminaron con las colonias de mamíferos.
Actualmente la aldea eco-turística de Puerto Pirámides tiene 300 habitantes, en su mayoría dedicados al turismo. Algunos muy cercanos a la historia del lugar, como Aldo Peralta, dueño de El Español, el bar fundado en 1904 que aún conserva el espejo y el mostrador originales.



Las aguas del Atlántico son ideales para practicar buceo.
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