Año CXXXIV
 Nº 49.150
Rosario,
domingo  17 de
junio de 2001
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Una edición de cuentos de Philip K. Dick inéditos en castellano
"La mente alien": La aventura de un escritor extraño

Fernando Toloza

La obra de Philip K. Dick es enorme y en español su edición se encuentra dispersa en distintas editoriales, con algunos títulos no reeditados (por ejemplo "Tiempo de Marte"), con proyectos abortados y con algún intento de dar a conocer su narrativa realista (como "Ir tirando", editado por Alcor). Entre los proyectos abortados, el más ambicioso era el de editar todos los cuentos del escritor norteamericano nacido en 1928 y muerto en 1982. Era una edición en cinco volúmenes de Martínez Roca que llegó a publicar hasta el tercero. Del resto de aquellos relatos no recogidos en libro en español, editorial Colihue acaba de lanzar, bajo el nombre de "La mente alien", una antología, que revela el potencial creativo de Dick, con lo que convierte al libro en una obra inolvidable y en una llave de entrada privilegiada al universo del autor de "El hombre en el castillo".
Cuando Ridley Scott filmó "Blade Runner" (con Harrison Ford y Daryl Hannah) en base a "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", le hizo un enorme favor a la obra de Philip Dick pero también la sometió a una pauperización. El favor consistió en convertir al escritor en un descubrimiento, en una pieza rara. El empobrecimiento, por su parte, radicó en que el mundo de Dick es mucho más complejo, cruel y humorístico que el que pinta el director.
De todas maneras, en la balanza pesa más lo positivo que lo negativo, ya que esa fama hizo que se le prestase más atención a Dick, considerado hasta el momento como un escritor más del montón, uno más en esa inmensa legión de creadores de ciencia ficción donde no se sabe a ciencia cierta quién es quién.
"La mente alien" -que contiene además una serie de valiosas notas del autor sobre sus cuentos- marca la diferencia de Dick con cualquier otro escritor del género. El despliegue de inventiva es inigualable y cada relato es una caja de sorpresas: cuando se cree dominar el argumento, Dick da un golpe de timón y se lleva la historia para otro lado. Pero Dick también es incomparable con cualquier autor de literatura "seria". Está, para decirlo en forma coloquial, completamente loco.
Por momentos parece un producto de la vieja cultura underground, que reúne la fascinación por las drogas y las filosofías no tradicionales, y sin embargo se sale enseguida del brete, porque esa postura es parodiada y entra a formar parte del universo cambiante de Dick. La realidad, para el escritor, nunca es accesible, es como un programa de computación que, cuando se lo exige, da a lugar a otro más sofisticado y así sucesivamente. Para entender esto se puede pensar en la película "The Matrix". La clave del filme está tomada de Dick, que ni siquiera se propuso hablar de computadoras, pero dejó planteado que un objeto puede ser transformado cuantas veces se quiera según el sistema desde el que se lo aborde, y que el sistema constituía, justamente, una garantía de seguridad contra cualquier investigación. El sistema era la posibilidad de conocer y también su propia clausura, su censura.
Refiriéndose al cuento "La hormiga eléctrica", Dick escribió en sus notas: "Otra vez el mismo tema. ¿lo que llamamos realidad está realmente afuera o adentro de nuestra propia cabeza?". Por ese motivo las enfermedades mentales son tan comunes en el mundo del futuro planteado por Dick, al punto de que constituyen a ese hombre del mañana.
Distinto a todos, Dick a veces se parece a algunos escritores en algunas de sus obras, pero en el conjunto es incomparable. Brian Aldiss aseguraba que "Tiempo de Marte" tenía más similitudes con Charles Dickens que con Franz Kafka, aunque lo más atractivo sería pensarlo como un cóctel de ambos. Marte, sostenía Aldiss, era para Dick en esa novela una comedia negra sobre la pobreza espiritual, con lo que se acercaba a Kafka, pero las complicaciones del argumento remitían al estilo de Dickens.
En los cuentos de "La mente alien" se puede leer también algún parentesco borgeano, como sucede en "No por su cubierta". El inicio del relato ya es una invitación seductora: en Marte hay una editorial de libros. Esa editorial decide hacer ediciones de lujo forradas en piel. La piel utilizada es de un animal marciano. Esa material tiene una particularidad que, suponen lo editores, hará del negocio un éxito rotundo. La piel de esos animales no está muerta. Cada día que pasa se pone mejor y, por tanto, los libros en vez de envejecer se verán, con el transcurso del tiempo, más nuevos. Pero se produce un efecto inesperado. Los libros encuadernados con la piel de animal marciano sufren un misterioso cambio en su contenido. Son las grandes obras del pensamiento humano que sistemáticamente se ven alteradas en todas las cuestiones que se refieran a la mortalidad. Si el libro dice que el hombre es mortal, la corrección propone que el hombre es inmortal.
El misterio se resuelve cuando el encargado de las ediciones de lujo descubre que la piel, como organismo inmortal, tiene la capacidad de cambiar el contenido de los libros, y darles la seguridad de su propia experiencia, que es una refutación de la mortalidad. Hay algo de Borges, pero Dick es más extremo. El argentino nunca se hubiera animado a decir que los grandes pensamientos podían ser cambiados por la piel de un bruto, de un animal de carga.
El humor puesto a raya en "No por su cubierta" es dejado en libertad en "La guerra contra los fnuls". El tema del cuento es una invasión de extraterrestres. Es una invasión ridícula, porque los conquistadores son seres que miden apenas unos 60 centímetros y su plan es hacerse pasar por gente común, desempeñar algún oficio intrascendente y vivir como cualquier vecino. La primera vez desembarcaron convirtiéndose en empleados de estación de servicio. Bastó para que un fnul eligiese ese trabajo para que todos sus congéneres le copiasen. Ubicados de inmediato por los terrícolas fueron derrotados pero no se dieron por vencidos y siguieron probando hasta que en la oportunidad que relata el cuento se ponen muy cerca de conseguir su objetivo.
"¿Por qué, no importa qué imitemos, ustedes los terráqueos, siempre nos descubren? Aparecimos en su planeta como empleados de estaciones de servicio, inspectores laborales de la Volkswagen, campeones de ajedrez, cantantes folclóricos con instrumentos nativos, oficiales menores del gobierno y ahora vendedores inmobiliarios", pregunta un fnul. La respuesta es terriblemente lógica para un terráqueo: un fnul mide apenas 60 centímetros, entonces por más camuflaje que busque siempre será delatado por su escasa estatura. Los fnuls se rebelan contra la falta de abstracción terrícola, que no puede ir más allá de lo que ve, y responden: "Pero el tamaño es relativo. Tenemos absolutamente todas las cualidades de los terráqueos metidas en nuestros cuerpos provisorios".
La intención del cuento, según confiesa Dick en sus notas, era humorística: "Bien, somos invadidos una vez más. Y humildemente, por una forma de vida absurda. Mi colega Tim Powers me dijo una vez que los marcianos podrían invadirnos simplemente poniéndose sombreros ridículos, y ninguno de nosotros lo notaría". El resultado fue una gran sátira, que hoy puede leerse como la idea madre de "Aulas peligrosas", la película de Robert Rodríguez en la que los extraterrestres son los profesores de un colegio.
"La mente alien" es una brillante introducción a la obra de Dick, compuestas por 42 novelas y cientos de relatos, que muchas veces se vieron como un exceso más de su vida sufrida, desde el inicio hasta el final. Al nacer murió su hermana gemela. Su padre lo abandonó cuando Dick tenía cuatro años. Vivió como adicto al LSD y otra drogas. Quiso matarse dos veces y la segunda casi lo logra: ingirió unas setenta pastillas, se hizo dos tajos en la muñecas y aspiró monóxido de carbono. Lo salvaron y murió años después, en 1982, de un ataque cardíaco después de haber tomado un poco de frío en la entrada de su casa.



"Blade Runner", un cuento futurista imaginado por Dick.
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