Año CXXXIV
 Nº 49.149
Rosario,
sábado  16 de
junio de 2001
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Extraña variante del cuento del tío en un asalto en la zona sur
Dos ladrones engañan a un hombre en su casa y le roban 22 mil pesos
La víctima fue el dueño de un taxi, de 72 años. Los delincuentes le dijeron que el auto había tenido un choque

Ariel Etcheverry

Orlando Di Giácomo, de 72 años, atendió en la mañana de ayer el llamado a la puerta de su casa y se encontró con dos hombres de traje y corbata que en medio de la lluvia le comunicaron que el chofer del taxi del que es propietario había atropellado y matado a un nene en la calle. El anciano les franqueó el paso y a partir de ese momento vivió una pesadilla que duró más de una hora y al cabo de la cual los desconocidos se apropiaron de más de 22 mil pesos en efectivo.
"A nosotros nos mandó el padre del chico muerto y como la Justicia en este país es lenta venimos a buscar la plata", le advirtieron los delincuentes y después lo tiraron al piso, le ataron las manos con un cordón y lo dejaron encerrado en el baño. Los maleantes revolvieron toda la casa hasta encontrar el dinero.
Di Giácomo fue atacado en su casa de Milán al 2500, en la zona sur de la ciudad. El hombre vive solo desde que murió su mujer y desde hace varios años es titular de un taxi que lo ayuda a vivir sin sobresaltos y que es conducido por un empleado.
A las 9 de ayer, Di Giácomo escuchó que sonaba el timbre de la puerta. A esa hora caía una intensa lluvia, y cuando se asomó dos desconocidos vestidos en forma impecable le exhibían un papel y se cubrían con un paraguas.
"No me llamaron la atención. Lo que menos iba a pensar era que se trataba de delincuentes", contó Orlando con resignación mientras iba a declarar a la seccional 15ª. Las personas que llegaron a su casa le informaron que el taxi de su propiedad había tenido un choque en la calle y que un chico había muerto como consecuencia del accidente.
El anciano no sospechó nada raro y creyó lo que le estaban diciendo. Por eso abrió de inmediato la puerta. "Estaban tan bien vestidos que no desconfié, y además llovía; por eso los dejé pasar", recordó la víctima.
A la vez, los visitantes exhibieron un papel similar a una denuncia policial. Una vez adentro, Di Giácomo fue tomado por la espalda y tirado al piso. Así lo controlaron y, palabras más palabras menos, le dijeron: "Lo que pasa es que la Justicia es muy lenta y el padre del chico muerto nos mandó para que pagues o si no te matamos". El anciano señaló que los sujetos no exhibieron armas de fuego, pero en todo momento se tocaban el abdomen, como si llevaran un revólver escondido debajo del saco.
Di Giácomo fue arrastrado hasta el baño de su casa y allí le ataron las manos con un cordón. "Quedate tranquilo que no te va a pasar nada", le decía en forma amable uno de los delincuentes que a partir de ese momento no se movió del lugar. "Yo estuve todo el tiempo en el baño con las manos atadas. Uno de ellos me vigilaba y el otro andaba por la casa revolviendo todos los cajones", resumió la víctima.
Cuando los ladrones encontraron los 22 mil que Di Giácomo guardaba en distintos lugares de la casa decidieron marcharse. "Quedate quieto que ahora viene el padre del chico para hablar con vos", fue lo último que le dijeron. El anciano permaneció inmóvil alrededor de 15 minutos en el piso del baño. Sólo cuando se convenció de que no había nadie en la casa se puso de pie como pudo y salió a pedir auxilio.
La investigación del caso está a cargo del personal de la seccional 15ª y de la Brigada de Investigaciones de la policía local. Allegados a la causa calificaron el hecho como "extraño" debido al modo en que actuaron los ladrones. "No queremos decir que el robo no existió, sino que nos parece rara la forma de actuar de los delincuentes", manifestó una fuente.


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