Año CXXXIV
 Nº 49.145
Rosario,
martes  12 de
junio de 2001
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Berlusconi y su gabinete juraron sus cargos y comenzaron a gobernar
El nuevo gobierno promete bajar impuestos y aumentar pensiones. El número de ministros trepó a 23

Roma. - El magnate de las comunicaciones Silvio Berlusconi retornó ayer al poder al jurar como primer ministro de Italia, junto a 23 de los titulares de las distintas carteras que componen el 59º gobierno del país desde el fin de la II Guerra.
La ceremonia de juramento se celebró en el Palacio del Quirinale ante el presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi. Todos los integrantes del gabinete emplearon la tradicional fórmula de jurar fidelidad a la República, observar la Constitución y trabajar en el exclusivo interés de la nación.
Tras el acto, Berlusconi se trasladó a la sede de la presidencia del gobierno para proceder al traspaso de poderes con el hasta hoy primer ministro, Giuliano Amato, quien le hizo entrega de la pequeña campana de plata con la que se abren y clausuran las reuniones del gabinete.
Berlusconi y el saliente gobernante de la coalición de centroizquierda El Olivo estuvieron reunidos durante algo más de una hora, para intercambiar información acerca de los asuntos de gobierno.
La primera actividad del gobierno llamado "Berlusconi II" (el primero fue en 1994, y duró sólo 7 meses) fue la reunión del Consejo de Ministros para nombrar subsecretarios y reformar las normas sobre la organización del Ejecutivo, para conceder autonomía a los ministerios de Sanidad y de Comunicaciones, hasta ahora departamentos delegados.
De esta manera, el número de ministerios pasará de doce a catorce, mientras que otros nueve serán "sin cartera", o delegados, con autonomía de gestión limitada, una ampliación que ya fue criticada por la oposición de centroizquierda.
En total el nuevo gabinete está formado por 25 miembros, contando a Berlusconi y Gianfranco Fini, vicepresidente del Consejo de Ministros.
Fini es el líder de la Alianza Nacional (AN), cuyos adversarios recuerdan su pasado neofascita, y número dos del gobierno, del que también participa el jefe de la ex secesionista Liga del Norte, Umberto Bossi.
Sin embargo, las principales medidas prometidas por Berlusconi en su campaña, como la reducción de impuestos, la creación de un millón y medio de empleos, el aumento hasta 480 dólares de las pensiones mínimas y sendos planes de seguridad e infraestructuras deberán ser aprobadas por el Parlamento para su implementación.
En ese sentido, el ministro de Actividades Productivas, Antonio Marzano, dijo que ya comenzó, de acuerdo con el titular de Economía, Giulio Tremonti, la puesta a punto del documento de programación económica y financiera (Dpef) que antes del 30 de junio deberá estar en el Congreso italiano.
Pero pese a la amplia mayoría lograda en las urnas el pasado 13 de mayo, Berlusconi deberá afrontar varios de los problemas que provocaron la caída de su anterior gobierno, tras sólo siete meses en el poder en 1994, forzado por acusaciones de corrupción.
El hombre más rico de Italia -se estima que su fortuna alcanza los 13.000 millones de dólares, según la revista Forbes- debe solucionar el conflicto de intereses derivado de su carácter de propietario de los principales medios de comunicación privados y su condición de administrador, a partir de ahora de las cadenas estatales RAI.
El líder conservador se comprometió en la campaña a solucionar este complejo problema -que de hecho sólo se zanjaría con la venta de las propiedades- antes del próximo 21 de septiembre, cuando se cumplan sus primeros cien días de gobierno.
Además, la oposición de centroizquierda que lidera su rival en los comicios, el ex alcalde de Roma Francesco Rutelli, presionará sobre la relación de Berlusconi con la Justicia, en la que enfrenta algunas causas que constituyeron su flanco más débil en el pasado. Entre ellas figura un caso de corrupción de jueces, la más grave de las que afronta el líder de Forza Italia.



Il Cavaliere juró ayer ante Ciampi.
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