Año CXXXIV
 Nº 49.145
Rosario,
martes  12 de
junio de 2001
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La actriz rosarina saltó a la fama con el rol de Griselda en la telecomedia "Campeones"
Celina Font: "Actuar siempre en tiras no te deja vivir"
Vive una etapa de recreo profesional luego de su exitoso paso por la tira de Adrián Suar

Rodolfo Montes

Celina Font vive una necesaria transición profesional después de su impactante trabajo en "Campeones", la tira en la que encarnó el rol de Griselda, un recordado papel de contrafigura femenina que la instaló en el gusto popular. Mientras espera su nuevo trabajo, la actriz se da espacio para estar "panza arriba", como define las actividades que la ocupan actualmente. Sus días los transcurre estudiando lo que le gusta, viendo teatro y disfrutando de la vida.
"Me gusta trabajar, pero no agobiarme" confesó la actriz a Escenario haciendo gala de la sinceridad y el encanto que la caracterizan. Con treinta años de vida y ocho en la profesión, aprendió que lo más importante es ser uno mismo todo el tiempo, tratando de achicar al máximo la diferencia entre la imagen y las esencias. "Decidí mostrarme tal cual soy", asegura.
Su primeros trabajos importantes fueron en las telenovelas "Alen, luz de luna" y "Ricos y famosos". "Me fui por nueve meses a vivir a San Martín de los Andes y ese fue mi primer contrato, en el año 1996. Con esa telenovela aprendí un montón de cosas trabajando junto a profesionales con experiencia como Gustavo Bermúdez, Silvia Montanari, Héctor Alterio. Toda gente muy consagrada en la profesión", contó sobre sus inicios profesionales.
-¿Cómo se despertó tu vocación por actuar?
-Cuando estudiaba Bellas Artes en el Pueyrredón me empezó a inquietar la actuación, en principio, por tratarse de una expresión artística donde trascendía cierto individualismo propio del artista plástico. Me interesaba acercarme a la gente y, como le sucede a muchos actores, vencer mi propia timidez.
-¿Hubo un cambio, dentro de tus inclinaciones artísticas?
-Sí, cuando empecé a estudiar actuación, rápidamente decidí que quería trabajar de actriz. Entonces me pasé unos dos años recorriendo canales, hablando con productoras y entregando currículums sin demasiada suerte. Pero como fui perseverante, terminé encontrando mi lugar.
-¿Por qué creés que te eligieron entre tantas actrices que buscan su destino?
-No tengo ni idea (risas). Una de las primeras cosas que tenemos que aprender los actores es a saber aceptar que nos digan "no". Y comprender que ese "no" no es personal. Después, y rápidamente, hay que salir a buscar una nueva oportunidad. También es cierto que tenés que estar preparada para escuchar algunas opiniones de productores o directores que intentan hundirte. Recuerdo especialmente una oportunidad en la que alguien me dijo: "Tu problema es que ya sos grande". Y por entonces ¡yo tenía 23 años...!
-Y, la verdad es que ya estabas un poco grande para tener que escuchar ciertas cosas.
-Claro. Ahí decidí ser tal cual soy. Y eso está funcionando en la vida: actúo para descubrir, cada día, quién soy. Busco acercar la imagen de mi persona al ser interno. Eso es lo que me hace distinta.
-Cuando te tocó trabajar entre actores consagrados, ¿cómo te resultó llegar al sitio deseado?
-Nunca fui de idolatrar a los actores. Tal vez siento admiración por cierta gente. Y la verdad es que tuve que aprender tantas cosas, superar tantos miedos y dificultades concretas que tienen que ver con el trabajo, que ni me daba cuenta que estaba trabajando junto a gente muy importante, digamos. Cuando estás concentrado en sacar adelante una escena, somos todos colegas y te olvidás que el señor que está al lado tuyo se llama Héctor Alterio.
-¿Qué admirás de tus colegas?
-Más allá del talento de un actor, admiro la audacia, la valentía, la perseverancia. Me gusta ver la humildad, en Alfredo Alcón, por ejemplo. Admiro a aquellas personas que no tienen que andar defendiendo una imagen, tienen tranquilidad y la transmiten. Y no sólo porque sean grandes talentos, cualquier persona puede posicionarse en ese lugar y decir "yo soy yo y no necesito probarle nada a nadie".
-En "Campeones" tu personaje impactó al público. ¿Qué te pasó con esa nueva realidad?
-Al principio no me resultaba cómodo el asunto de tener cierta popularidad a partir de un personaje. En mi caso necesité tiempo para comprender cómo quería manejarme con esa situación completamente nueva. Me pasó que alguna gente confundía al personaje con mi persona y eso resulta un poco incómodo hasta que me acostumbré y empecé a contestar cualquier cosa, tomándome el tema en joda.
-¿Cómo compusiste esa mujer que termina internada en un psiquiátrico, pensando que era Camila, la novia "buena" de Martín?
-Griselda fue un personaje que se compuso a partir de muchas personas reales, que existen en la vida. Ella era la típica trepadora, inescrupulosa, que busca salvarse a partir de la gloria del hombre que tiene a su lado. Ella utilizaba su cuerpo, su seducción y su inteligencia para buscar su propia ventaja. En la base, digamos afectiva, de ese personaje había una cantidad de resentimientos motivados por distintas causas como el abandono de los padres, que la llevaban a actuar así. Entonces Griselda, aún en el marco de su enfermedad, se enamoró de Valentín que era una especie de mina de oro. Y no lo podía dejar ir, no pudo aceptar la realidad de que él no la quería.
-¿Es más complicado para el actor incorporar y actuar un libro, como en el caso de "Campeones", que encontró un final algo disparatado?
-La ficción no tiene la obligación de ceñirse al sentido común, ni ajustarse estrictamente a lo que se comprueba en la realidad. Así y todo en "Campeones" se intentó presentar historias lo más creíbles que fuera posible. Pero es inevitable que se fuerce el relato, sin que se transforme en un culebrón mexicano, porque de lo contrario resulta aburrido. Es como tensar la cuerda al máximo, hasta un punto límite, sin que se corte. Los actores trabajamos siempre dando credibilidad a lo que nos ocurre.
-¿Cómo es trabajar para una productora y no para un canal de televisión?
-En general, diría que es verdad todo lo que se dice. Pol-ka es un lugar muy lindo para trabajar. Me gustaría que se contagien en todos los lugares donde se hace televisión del modo de producción que se verifica en la productora de Adrián Suar. En Pol-ka Se trabaja con soltura, con comodidad, sin juicios, sin nadie que te diga esto sí, esto no.
-Te sentiste trabajando en completa libertad.
-Sí. De todos modos, la televisión es una industria, y de productos de consumo inmediato, casi descartables. El asunto es no sentir, como actor, que estás adentro de una fábrica.
-¿En este tiempo de transición tomarías un trabajo estética o ideológicamente alejado de tus preferencias?
-Si el día de mañana necesito trabajar, voy y hago lo que me ofrezcan con la mejor sonrisa. Es trabajo. Pero como vengo de una tira que fue muy exigente, puedo tomarme un tiempo y elegir. Las tiras diarias son para un momento y no para todos los actores. Es muy raro lo que te pasa cuando estás metido en un programa así, perdés noción de la realidad, estás como ausente, tomado todo el tiempo por el trabajo. Y después te suceden cosas muy extrañas: como en la vida no te pasa nada, en la composición de los personajes no tenés nada para mostrar.
-¿En esta etapa qué cosas te ocupan?
-Disfruto el ocio, de mis amigos. Voy al teatro a ver qué hacen los colegas y me dedico a navegar y chusmear por Internet. También tomo clases de clown y de canto y también me hago tiempo para leer, sacar fotos y escribir para mí.
-¿Estás pensando en dar tus próximos pasos profesionales en el teatro o en cine?
-Estoy buscando nuevos proyectos y viendo cosas. Si bien me gusta trabajar, trato de no abrumarme. Idealmente trato de hacer una cosa por vez. Recién ahora tengo lugar para incorporar algo nuevo, hasta el verano pasado sentía que toda mi energía laboral estaba ocupada en hacer a Griselda para "Campeones". Si me meto a trabajar en teatro me gustaría que sea para crecer, para seguir investigando nuevas cosas. En cuanto al cine, hasta ahora tuve pocas participaciones y, por supuesto, espero tener una oportunidad.



Celina Font dejó Rosario a los 11 años.
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