Año CXXXIV
 Nº 49.136
Rosario,
domingo  03 de
junio de 2001
Min 16º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Megacanje: llegó la última oportunidad para el despegue
La operación posterga el problema del pago de los intereses pero es una chance para el crecimiento

Salvador Di Stefano

El megacanje de la deuda externa es la última oportunidad que tiene Argentina para realizar las transformaciones estructurales que permitan salir de la megadepresión en la que se encuentra inmersa. Si bien el canje no es más ni menos que postergar el problema para dentro de dos años, no es menos cierto que hoy, todos los sectores del arco político saben que tienen por delante un difícil escollo, y de no colaborar, el mañana no existe.
Con el canje de deuda se posterga a futuro el pago de intereses, por ende, en el corto plazo (desde el 1 de julio a fin de año) se podrían dejar de pagar intereses de la deuda por una suma cercana a los 3.000 millones de dólares (esta cifra podría ser superior si el canje supera los 20.000 millones de dólares).
El déficit acumulado en los últimos 12 meses del sector público se ubica en 8.000 millones de pesos, si dejáramos de pagar intereses por 3.000 millones de pesos, el déficit proyectado descendería a 5.000 millones de pesos.
Como el gobierno firmó con los organismos financieros internacionales un déficit de 6.500 millones de pesos, el ministro de Economía llevaría adelante una fuerte rebaja de impuestos que le permita reactivar la economía, y no excederse del déficit acordado.
En el marco de esta estrategia, el ministro Cavallo estudia la posibilidad de bajar impuestos internos, intereses pagados, ganancia mínima presunta y reducir el impuesto a las ganancias de cuarta categoría que incrementó el ex ministro José Luis Machinea.
Si el megacanje sirve para que se tomen medidas de este tipo, bienvenido sea. La rebaja de impuestos traerá una bocanada de aire puro sobre una economía contaminada de recesión.
No obstante, salir de esta recesión no será sencillo ni rápido. Si bien en los últimos días se nota un aumento en las reservas y los depósitos, con bajas importantes en las tasas pasivas no se observa en las entidades una vocación por salir a ofrecer préstamos, y tampoco una caída de las tasas activas.
En los últimos 12 meses el sistema financiero en su conjunto ha visto incrementar su morosidad, y la misma opera como un sobrecosto sobre la tasa activa que cobran las entidades. Por otra parte, el Estado muestra a través de sus bonos rendimientos estrafalarios, compitiendo directamente con la actividad privada.
La economía es muy fácil de entender, en todo país conviven los proyectos de sector privado con los del sector público. En la medida que los bonos del Estado muestren rendimientos más elevados que los de las tasas de retorno de los proyectos privados la inversión se paralizará, y los agentes económicos derivarán sus fondos al Estado.
Los proyectos privados solo podrán imponerse al Estado en la medida que superen en rendimiento a los bonos soberanos, cuando esto suceda, los inversores comienzan a desprenderse de títulos públicos y pasarán a invertir en el sector privado, lo que nos lleva al crecimiento económico, mayor empleo, y consecuentemente aumento de la inversión.
En la actualidad los bonos soberanos de Argentina tiene rendimientos superiores al 15% anual, por lo tanto, no hay proyecto en la actividad privada que supere dicha tasa. Lo que hay que esperar es que el Estado muestre resultados fiscales razonables y una economía que comience a crecer, de modo tal que a futuro puedan mostrar superávit fiscales que sean sustentables en el tiempo.
El megacanje, puede dar la posibilidad de comenzar a crecer, y revertir el ciclo depresivo de la economía argentina. Para ello, será necesario que la clase política se una tras un objetivo común, que es el superávit futuro de las cuentas públicas. Sin un objetivo de largo plazo como éste, nunca el sector privado podrá imponerse frente a los bonos del Estado, por ende la reactivación no sobrevendrá y las empresas en lugar de crear valor, destruirán valor, ya que la presión tributaria y las altas tasas de interés no dejarán lugar a los beneficios empresariales.
No hay mucha magia en términos económicos. El Estado se ha entrometido en el sector privado y debe salir de él cuanto antes. Si usted confía en que el gobierno comenzará a revertir la crisis económica, no lo dude, compre bonos del Estado porque están a precios regalados.
Sólo se puede ser optimista si se cumple la meta del superávit sustentable a futuro, único camino para lograr el éxito.
Por ende, no parece descabellado tomar posición en títulos públicos de corto plazo como el Bonte 2002 que muestran rendimientos del 15% anual, o el Bonte 2005 con rendimientos del 16% anual.
Este fin de semana es crucial para Argentina. Si el megacanje logra concitar la atención de los inversores internacionales, y el país puede postergar pagos por una suma superior a los 20.000 millones de dólares, y de ese total no menos de 5.000 millones de dólares pertenecen a inversores del exterior, la operación será todo un éxito, y no dudamos en una pronta recuperación de la actividad económica gracias a una baja en la tasa de riesgo país.
Si esto no fuera así, las dudas se centraran sobre el futuro de la República Argentina, y solo el anuncio de una fuerte baja del gasto público, será la receta esperada. Esperemos tener megasuerte.


Diario La Capital todos los derechos reservados