Fernando Toloza
Marcos Herrera nació en Buenos Aires en 1966. Escribió tres libros de poesía, uno de cuentos, "Cacerías", y una primera novela, "Ropa de fuego", que tras ganar el segundo premio para novela del Fondo Nacional de las Artes, acaba de ser editada por Lengua de Trapo/Océano, una editorial española que comienza a publicar a autores argentinos. "Me interesa un género único", adelanta Herrera sobre cómo se las arregla para de ir de la poesía a la narrativa, y también confiesa que "Ropa de fuego" nació de un poema en el que aparecía Picard, el protagonista de la obra, que se sitúa en las márgenes de un policial difuso, capaz de atrapar con su máquina narrativa al lector. "Cacerías", el libro de relatos de Herrera, fue publicado en 1997 por Simurg, en una colección que dirigía Sylvia Saitta, la autora de "Regueros de tinta" y la reciente biografía de Roberto Arlt "El escritor en el bosque de ladrillos". Los relatos de Herrera son un muestrario de su producción a lo largo de los 90 y fueron elogiados por Ricardo Piglia, quien incluyó uno de ellos en la antología del género policial en la Argentina llamada "Las fieras". -¿A que se refiere "Ropa de fuego", el nombre de tu primera novela? -Es una referencia a las personas que viven como si les quemara la piel, y también tiene que ver con el epígrafe del Indio Solari (el cantante de Los Redonditos de Ricota) que encabeza la novela. Son tipos que se meten en problemas o se meten en papeles en la vida para los que no están capacitados. Pensaba en las personas que viven en un jaque existencial, aunque obviamente hay un margen para que juegue el lector. Por eso no digo que esta sea la única lectura posible. -El protagonista sale, sin embargo, bien librado. -Sí, sale bien librado pero de casualidad. No es un héroe, en todo caso es un antihéroe, que tiene suerte para resolver una situación peligrosa. Se convierte en héroe independientemente de sus condiciones. -¿Por eso sobre el final desaparecen los protagonistas, como si allí no hubiese pasado nada? -Claro, además allí también jugó la idea de que el más malo, el más cruel también podía ser considerado una persona y a la vez aportaba un contrapunto a la otra voz narrativa. -¿"Ropa de fuego" siempre fue pensada como novela o fue un cuento que se transformó en algo más largo? -En realidad nació de un poema, donde aparecía el personaje de Picard y un cocinero. Eran dos personajes con fuerza y que tenían una historia. Me di cuenta de que había algo más que un poema y empecé a escribir la novela. En un momento la interrumpí porque no sabía como seguir y luego de varios años la retomé y la terminé de inmediato, como si todo hubiese madurado en ese tiempo. -¿Cuál fue el destino del poema, lo publicaste o lo hice "desaparecer"? -No (risas), no lo hice desaparecer, pero lo perdí no lo tengo más. Me gustaría tenerlo porque es otra entrada a la historia y quizá complemente a la novela. -Dijiste que en el poema había una historia. ¿Te interesa la narración en la poesía? -Las primeras cosas que me influenciaron para escribir poesía fueron Arthur Rimbaud y los surrealistas. Siempre me interesaron las metáforas, y cuando empecé a escribir narrativa se dio una especie de contaminación: la narrativa invadía la poesía, y la poesía invadía la narrativa. Ahí descurbí que era eso lo que me interesaba trabajar, las imágenes en la prosa y la narración en la poesía. Es la mezcla de registros, algo así como un género único. -Juan Carlos Onetti y Roberto Arlt son los nombres que se citan cuando se habla de tu novela y de tu libro de cuentos "Cacerías", sin embargo en "Ropa de fuego" hay más de Bioy Casares, especialmente del cuento "Planes para una fuga al Carmelo". -Puede ser. Bioy Casares es un autor al que leí y me gusta, pero no conozco ese cuento. Siento que lo mío puede tener que ver con Onetti aunque yo soy infinitamente menos elegante que él. Pero también está la literatura norteamericana. -El éxito de Picard con las mujeres es muy de Bioy Casares. -Sí, para mi Picard tiene éxito con las mujeres pero él no se lo propone. La vida va tomando decisiones por él .Está a la deriva, creo que como todos mis personajes, se va a Entre Ríos porque se lo propone un amigo, pero podría haber ido a cualquier otra parte. Las mujeres siempre están en la vida de Picard, ordenándole las cosas y también metiéndolo en problemas. Si bien no es un mujeriego, las cosas se le dan bien con las mujeres y ya por la mitad de la novela se empieza a preguntar si esto es una virtud o un problema. -"Ropa de fuego" viene precedida de un elogio de Ricardo Piglia. ¿Cuál es tu relación con él? -Mi relación es de agradecimiento. A mi mujer se le ocurrió que le podía llevar a Piglia lo que yo escribía. Me decidí y lo hice, aunque no había leído nada de él. Fue en la presentación de la última novela de Onetti en Buenos Aires. Le di unos cuentos míos y no esperaba que me llamara, pero me llamó y me dijo que le habían gustado mucho. El había editado la antología "Las fieras", una selección de cuentos del género policial argentino, a los que había elegido porque justamente desbordaban el género. Cuando yo leí ese comentario de Piglia pensé que con mis cuentos pasaba eso, y Piglia me pidió un cuento para la reedición de "Las fieras", donde estoy junto a nombres enormes como el de Borges. No estudié con él pero tengo un enorme agradecimiento por su generosidad y desinterés.
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