Año CXXXIV
 Nº 49.136
Rosario,
domingo  03 de
junio de 2001
Min 16º
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The Outfield y un recital para el túnel del tiempo
El recital del grupo inglés en el Auditorio Fundación fue una postal inconfundible y nostálgica de los 80

The Outfield no figura en ninguna enciclopedia de rock, y sus discos ni siquiera aparecen en las bateas de ofertas. Pero tiene un puñado de canciones que con sólo escuchar la intro cualquiera reconocería, o por lo menos cualquiera que haya escuchado FM en los últimos 15 años. Si no fuera así, el trío inglés, a una década de sus hits y mucho más de vuelta que de ida, no hubiera llenado el Auditorio Fundación con un público que aplaudía cada canción como si fuese la última.
Ahí, sobre el escenario, los Outfield eran una postal avejentada pero inconfundible de los años 80. El cantante Tony Lewis, para disimular el cambio de década, tenía esos gorros jamaiquinos de los que cuelgan dreadlocks artificiales, por no hablar de unos colorinches pantalones con la estampa de Jimi Hendrix. El guitarrista John Spink parecía una estatua de cera de los 80 del museo de Madame Tussaud: calzas deportivas negras, musculosa al tono y relucientes zapatillas blancas.
La música también retumbaba desde el túnel del tiempo. The Outfield en vivo es como escuchar sus temas por FM con el sonido siempre al borde de saturar. El trío es más preciso que un robot, más potente que una bomba, y menos sutil que una roca sobre un piano de cola. En síntesis: pura pirotecnia sonora con una voz clara y segura capaz de superarla.
El público, de entre unos 25 y 40 años, otra postal de los 80, aplaudía entusiasmado canciones que probablemente ni siquiera conocía que existían. Recién en el séptimo tema apareció el primer hit, "Say Isn't So", y después vinieron "All The Love In The World", con un solo de guitarra explosivo y la gente coreando el tema con las luces encendidas, y "Every Time You Cry", que no sonó tan bien como en las FM nostálgicas.
A pesar de sus hits fulminantes, The Outfield nunca estuvo en la primera línea del pop internacional de los 80, como Duran Duran, los Pet Shop Boys o Culture Club, por nombrar algunos. Los ingleses fluctuaron entre el pop romanticón de los Paul Young y los Howard Jones y el sonido grandilocuente del llamado AOR (Rock Adulto), grupos como Boston y REO Speedwagon. The Outfield rescata hoy ese sonido que ya no existe, y que, tantos años y prejuicios mediante, sólo puede ser soportado con la bendición de la nostalgia. Bajo el manto protector de la incipiente revalorización de los años 80, todavía algo torpe y culpable, ahora podemos reconocer que un tema como "Every Time You Cry", así de grasa y berreta, también puede ser una canción inolvidable.
Con esas aclaraciones se puede decir que el recital de The Outfield en Rosario fue una fiesta retro bastante disfrutable. Hacia el final, en medio de esos temas que ya parecían todos iguales, el trío arremetió con una colección de riffs de clásicos de Led Zeppelin, que fueron un soplo de aire fresco, aunque el público no pareció entender bien de qué se trataba. El único lenguaje que comprendía la gente era el de los 80. Y en los bises se dio el gran deschave. Para despedirse, The Outfield hizo un cover del "Message In A Bottle" de The Police, y así ahorró todo tipo de conclusiones.
C.T.



El trío desplegó sus clásicos e indestructibles hits.
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