Año CXXXIV
 Nº 49.135
Rosario,
sábado  02 de
junio de 2001
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Negocios
Los fertilizantes se vuelcan a Rosario
Más allá de los vaivenes macroeconómicos, el sector promete crecimiento y atrae proyectos de inversión

La demanda de fertilizantes en Argentina podría superar el año próximo las dos millones de toneladas, una cifra que lejos de significar un techo da la pauta de las perspectivas de crecimiento del sector en la región.
El anuncio del grupo francés Roullier de la construcción de una planta de elaboración de fertilizantes complejos granulados en la zona de Rosario sacó a a luz el desarrollo de un negocio que crece en términos estructurales, más allá de las idas y venidas que el nivel de actividad pueda tener en la coyuntura debido a la difícil situación macroeconómica.
Un síntoma de un mercado que se mueve y que tiene, en la región de Rosario, la sede de algunas de las principales movidas. Hace apenas unos años la provincia lamentaba la decisión de los canadienses de Agrium de llevar su proyecto de inversión de una megaplanta elaboradora de urea hacia Bahía Blanca. La entrada en funcionamiento de la fábrica de Profertil, la más grande del mundo, fue uno de los factores que "salvó" de una caída mayor a la producción industrial del último mes.
Pero el sabor amargo de esa frustración no impidió que se dieran algunos movimientos, menos espectaculares pero no menos importantes. Acompañando el crecimiento tecnológico de la agricultura, grandes traders instalados en el cordón portuario de Rosario, como Cargill, La Plata Cereal o Nidera, realizaron fuertes inversiones en sus plantas para descargar y manipular fertilizantes atendiendo el mercado de la zona núcleo de la Pampa Húmeda y la expansión agrícola hacia el norte.
Más recientemente, el acuerdo de façon firmado entre Bunge y la Plata Cereal dejó abierta la puerta para que se incorpore en el futuro las operaciones de distribución de fertilizantes. De la mano de su controlada brasileña Serrana, el mercado de los nutrientes podría ser uno de los arietes para el reingreso de la multinacional en el negocio agrícola en Argentina.
La decisión de los franceses de Roullier, completa el panorama. Sobre todo, porque los pasos que están dando en el país se ajustan a las estimaciones hechas en su momento por los analistas. Con mercados "maduros" en el Hemisferio norte, los grandes grupos internacionales del sector apuntan al Mercosur como la nueva frontera de desarrollo. Roullier hizo pie en Sudamérica con una planta en Brasil hace dos años y la próxima inversión la planea en Argentina. Además lo hace de la mano de productos específicos y de alto valor agregado, con una amplia red de asesoramiento técnico, acompañando la tendencia a desarrollar estrategias de fertilización más ajustadas a las necesidades de los planteos productivos.
El grupo comenzó a producir hace dos años en Brasil. En Argentina, donde venden desde hace unos cinco años, esperan duplicar la facturación en 2001, de la mano de las nuevas tendencias a la aplicación de nutrientes "a medida".
En todos los casos, y en lo que tiene que ver particularmente con la radicación de empresas del sector en la zona de Rosario, las decisiones toman en cuenta un aspecto que también debería ser tomado por las autoridades responsables de delinear las grandes obras públicas: el comercio dentro del Mercosur y la hidrovía como sistema de transporte.
Ricardo Melgar, coordinador del Programa Fertilizar del Inta, explicó algunas de las claves del fenómeno. "En promedio, la tasa de crecimiento del sector es del 3%, una tasa que no refleja necesariamente los movimientos interanuales, por el peso de la situación macroeconómica, pero es la estimación que se hace cuando se mide en períodos más largos".
La aplicación de fertilizantes en el campo argentino pasó de 400 mil toneladas en 1993 a 1.700.000 toneladas en el 98. El mercado sufrió alguna contracción por la crisis económica pero se estima que este año repuntará y, la prueba de ello, es que las inversiones no se detienen.
"Además de Profertil, que construyó la planta con mayor capacidad de producción del mundo, hay inversiones muy importantes de empresas que adecuaron sus puertos para el transporte de esta mercadería, en fábricas y en centros de distribución en localidades del interior, para brindar los servicios que tienen que ver con las mezclas", señaló Melgar.
El especialista estima que la práctica creció en Argentina a través de una doble vía: la mayor utilización de fertilizante por hectárea y el aumento del área cultivada. "El consumo de fertilizantes en el país está por debajo de los estándares mundiales y hay fronteras agrícolas que se están expandiendo hacia el norte, por lo cual el área de Rosario tiene gran incidencia".
Este crecimiento viene acompañado de nuevos desarrollos de proceso, en los cuales se les presta mayor atención a la relación entre nutrientes, a los micronutrientes, al impacto de la fertilización no sólo en un cultivo sino en toda la rotación, y a las soluciones lote por lote, que impulsan el crecimiento de los segmentos de asesoramiento, distribución, logística, etcétera.

El turno de la soja
La fertilización en soja es otra vía de crecimiento. Hace pocos meses, durante una jornada técnica organizada por el Inpofos y la Bolsa de Comercio de Rosario, se destacó que "un sistema de producción adecuado debe estar basado en pilares como siembra directa, rotación de cultivos y fertilización". También se señaló que "incluso en el marco de la revolución biotecnológica, el fertilizante es el insumo que potencia y da un retorno considerable a la inversión".
En marzo pasado, durante la jornada técnica de la Fiesta Nacional de la Soja, Fernando García, del Inpofos, señaló que la fertilización está en el horizonte de los nuevos caminos de productividad de la oleaginosa. "Tomando un área de respuesta potencial al fósforo de 5 millones de hectáreas, su aplicación traería un beneficio de al menos 35 millones de pesos", señaló.
Para Melgar, "de proseguir el ritmo de adopción de los fertilizantes en los cultivos más importantes, es altamente probable una expansión de la demanda de fertilizantes fosfatados, principalmente porque los cereales (altamente demandantes de nitrogenados) ya se encuentran al máximo de su adopción, y la soja, que muestra la mayor tasa de expansión del área sembrada, no requiere de fertilizantes nitrogenados".


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