Año CXXXIV
 Nº 49.132
Rosario,
miércoles  30 de
mayo de 2001
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Bisturí para la autoestima
La cirugía mejora la imagen, pero no cumple deseos irreales

Tesy De Biase

Junto a quienes encontraron la posibilidad de cobrarse una antigua cuenta pendiente con el espejo, estallaron miles de pedidos fundados en "el excesivo culto a la belleza o en necesidades ajenas a la percepción del cuerpo: desde el deseo de detener el tiempo hasta el intento por recuperar a la pareja", según opina Jorge Pedro, médico del Servicio de Cirugía Estética del Hospital de Clínicas, durante el Congreso Internacional de Psiquiatría realizado en Buenos Aires.
"Muchas mujeres -el 90% de las consultas provienen de ellas- creen que los cirujanos somos magos, que podemos satisfacer todas las expectativas y hay profesionales que venden ilusiones, con lo que se crea un cóctel explosivo", se queja Pedro.
Y divide aguas: "Hay médicos que tienen el sí muy fácil. Yo les propongo que frente a un pedido de intervención se pregunten: ¿se lo harían a un familiar? Si la respuesta es negativa, entonces la cirugía no es válida. En la otra vereda están los profesionales serios, que hablan con sus pacientes, tratan de interpretarlas y marcan los límites cuando es imposible satisfacer una demanda".

Múltiples demandas
Entre las pacientes, Pedro también recomienda discriminar: "Para quienes realmente la necesitan, la cirugía es capaz de ser verdaderamente psicoterapéutica, porque altera positivamente la autoimagen. Sin embargo, cada día son más las mujeres que definitivamente no son candidatas a la cirugía, aunque ellas creen que sí".
Son muchas las mujeres que, ante la invasión de imágenes publicitarias plagadas de cuerpos perfectos, caen en el abismo de sus complejos e inseguridades y se recluyen. "En algunos casos llegan a evitar el contacto con su pareja y no pueden siquiera afrontar una relación sexual".
Sin embargo, el espejo no siempre refleja lo que ellas ven. Un ejemplo extremo es el de quienes, después de una intervención exitosa, no están conformes con el resultado.
Tal como conceptualizó la psicoanalista francesa Françoise Dolto, suele ser insalvable la diferencia entre el cuerpo y la imagen del cuerpo, que es construida por cada uno a partir de un universo de vivencias y experiencias emocionales.
"Algunos se sienten satisfechos y felices con su imagen, pero otros, ante la propia insatisfacción apelan a la cirugía buscando un cambio", dice Carmen Mucci, coordinadora del Equipo de Psicoprofilaxis Quirúrgica del Hospital Penna, en Buenos Aires.
Los alcances de la cirugía estética son concretos, operan sobre el cuerpo real y muy poco pueden hacer sobre el cuerpo imaginado; de ahí la decepción en la que se zambullen quienes eligieron el quirófano como túnel hacia la fantasía del ideal corporal.


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