Año CXXXIV
 Nº 49.124
Rosario,
martes  22 de
mayo de 2001
Min 16º
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cartas
¿Vivimos en democracia?

Los ciudadanos expresan opiniones desfavorables respecto al accionar catastrófico de la mayoría de los miembros de nuestro gobierno. Esas expresiones, aunque justificadas, son absurdas. Porque quienes nos gobiernan han sido preferidos por el pueblo en los comicios. En consecuencia, no hay razón alguna para la queja producto de nuestros irreflexivos actos propios. En efecto, en las campañas preelectorales prometen panaceas imposibles de lograr, lo que constituye un auténtico fraude. Durante la campaña electoral de 1983, el candidato a presidente y sus escoltas proclamaban que "con la democracia, se come, se cura y se educa". Pero al resignar su alta investidura el primer mandatario, nuestros compatriotas quedaron desprotegidos y con una inflación en julio de 1989 del 196,6% mensual. ¿Puede alguien afirmar sensatamente que se cumplieron las promesas preelectorales? Por supuesto que no. Luego se postuló otro candidato presidencial que prometía "el salariazo y la revolución productiva". Se mantuvo diez años en el poder y al cesar en sus funciones, hace tan sólo 17 meses, el país quedó más empobrecido y endeudado que nunca y con una desocupación alarmante. Entonces, debemos deducir que la democracia no es realmente conocida y por supuesto no ejercida por nuestros políticos o que muchos de nuestros gobernantes sólo la utilizan como medio para su enriquecimiento personal, en lugar de cumplir las finalidades preambulares de "constituir la unión nacional, afianzar la Justicia, consolidar la paz interior...".
José Angel Méndez


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