Año CXXXIV
 Nº 49.124
Rosario,
martes  22 de
mayo de 2001
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Reflexiones
Las metas contra el sida

Kofi Annan (*)

En la lucha por detener la expansión del sida en el mundo es necesario llevar adelante cinco objetivos. El primer objetivo debe ser detener y reducir el avance del virus, como resolvieron todos los líderes mundiales en septiembre del 2001 en la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas para salvar del flagelo a las generaciones venideras. La prevención puede salvar millones de vidas, como ha quedado demostrado en varios países africanos. Debemos dar a los jóvenes los conocimientos y la capacidad necesarios para que se protejan.
Es preciso que les demos información y los movilicemos, mediante una campaña de concientización de gran magnitud y en la que recurramos a la radio, la televisión, la prensa escrita y a técnicas profesionales de promoción, así como a instrumentos de educación más convencionales.
El número dos es que se deben prevenir las infecciones más crueles y más injustas, es decir, las transmitidas por las madres a los hijos. Todas las madres deben poder enterarse de si son o no seropositivas. Todas las que lo sean deben tener acceso a terapias antirretrovirales de corto plazo, que está comprobado reducen a la mitad el riesgo de transmisión. En algunos casos, el riesgo puede reducirse también optando por métodos de alimentación distintos de la lactancia natural, pero con suma cautela, ya que la lactancia natural es la mejor manera de protegerse de muchas otras enfermedades.
El número tres es que se debe poner la atención de la salud y los tratamientos al alcance de todos. Hace tan sólo un año eran pocos los que creían que fuera posible poner tratamientos eficaces al alcance de los pobres de los países en desarrollo. Los infectados por el VIH estaban condenados a ser tratados como los leprosos de otrora, es decir, como enfermos de los que debía protegerse a los sanos, pero por los cuales no se podía hacer nada.
El número cuatro es que se deben promover avances científicos decisivos. Distamos aún mucho de encontrar una cura para el VIH/sida o una vacuna contra la enfermedad. Debemos hacer todo lo posible para que esa búsqueda reciba la más alta prioridad en los presupuestos científicos y estar dispuestos, tan pronto se obtengan resultados, a hacerlos llegar adonde más se necesiten y no sólo a los que puedan pagarlos.
Y, finalmente, número cinco, se debe proteger a aquellos que la epidemia ha dejado en situación de mayor vulnerabilidad. Millones de niños, debido a que el sida ha segado la vida de sus padres, madres o ambos progenitores, están creciendo mal alimentados, con escasa o ninguna educación, marginados y con riesgo de ser infectados. Debemos interrumpir este ciclo de muerte.
Los medios para alcanzar estos cinco objetivos son los siguientes: En primer lugar, necesitamos del liderazgo, y esta es una labor que deben iniciar los dirigentes de todos los países. Los de Africa, en particular, por la virulencia del virus en este continente, pero también los de los demás países del mundo. Sólo los líderes pueden movilizar a sus conciudadanos y sólo ellos pueden darle la prioridad que merece este tema en los presupuestos nacionales.
En segundo lugar, debemos lograr la participación de las comunidades locales. A la larga, será a ese nivel que deberá librarse y ganarse la batalla.
En tercer lugar, debemos promover una profunda revolución social que dé más poder a la mujer y transforme las relaciones entre las mujeres y los hombres en todos los niveles de la sociedad. Sólo cuando la mujer pueda alzar la voz y participar plenamente en las decisiones que afecten a su vida podrá realmente protegerse a sí misma y a sus hijos del VIH.
En cuarto lugar, necesitamos mejores sistemas de atención de la salud. Por muy evidente que sea esta necesidad, con frecuencia los gobiernos y los organismos de desarrollo la pierden de vista al preparar sus presupuestos y determinar sus prioridades. Aunque tienen una importancia fundamental, los medicamentos antirretrovirales de menor precio no resolverán el problema en su totalidad. Sin los debidos servicios de atención de salud, incluso pueden hacer más daño que aportar beneficios; por ejemplo, si no se palian ciertos efectos secundarios que pueden llegar a ser mortales, o si se interrumpe el tratamiento y con ello se crean cepas del VIH resistentes a los medicamentos.
Por último, necesitamos dinero. La guerra contra el sida no podrá ganarse sin un fondo de guerra que permita librarla y que deberá ser de una magnitud mucho mayor de lo que se dispone hasta el momento. "Necesitamos dinero para luchar contra el sida. En todo el mundo, durante un largo período, deberemos poder gastar por lo menos entre 7.000 y 10.000 millones de dólares más al año. La suma es cuantiosa, pero no imposible. De hecho, es poco más del 1% de los gastos militares anuales de los países del mundo. Se necesita dinero para llevar adelante campañas de educación y de concientización, hacer pruebas de detección del VIH, comprar medicamentos, desarrollar investigaciones científicas, atender a los huérfanos y mejorar nuestros sistemas de atención de la salud. El período extraordinario de sesiones de la Asamblea General que se celebrará del 25 al 27 de junio es una oportunidad excepcional para unir esfuerzos y aprobar medidas concretas que permitan poner freno a la expansión del VIH/sida.

(*) Secretario general de las Naciones Unidas


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