Año CXXXIV
 Nº 49.122
Rosario,
domingo  20 de
mayo de 2001
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Editorial
El puerto es prioritario

La situación ya no admite más dilaciones: el puerto de Rosario es vital para los intereses de la comunidad. Sin embargo, pese a que nadie puede ignorar que su retorno a la plena actividad resulta imprescindible, la demora que a la fecha empantana el proceso de licitación carece, en principio, tanto de motivos como de explicaciones.
La titular del Ente Administrador (Enapro), María Herminia Grande, no dejó resquicios para la duda en las declaraciones que formuló al dejar formalmente inaugurado el ciclo "Puerto de puertas abiertas", cuyo objetivo es mantener informados sobre el desarrollo de la licitación a grupos empresarios y diversas instituciones del ámbito local. En esa oportunidad, la funcionaria dijo que "todavía prevalecen intereses contrarios al puerto", que estarían funcionando a la manera de poderoso obstáculo que se opone a la feliz conclusión de la etapa licitatoria.
Sucede que la consultora Ernest & Young -que según los pliegos, se adjudicó el análisis de las propuestas- ya emitió un dictamen favorable para el sobre número uno, correspondiente al único oferente que registró la concesión. Esto significa, ni más ni menos, el necesario aval para los aspectos técnicos y económicos.
Pero por ahora, pese a esa crucial aprobación ya obtenida, no se producen novedades. El tiempo pasa y la virtual parálisis de tan crucial enclave económico rosarino continúa. De acuerdo con el veredicto emitido, el grupo empresario -liderado por Autoridad Portuaria de Tarragona, en sociedad con la empresa local SGA y la tenedora de acciones uruguaya Loster- se encuentra en perfectas condiciones de asumir la difícil tarea, con la grave responsabilidad que ésta conlleva, sobre todo si se evoca el desastroso pasado inmediato. La titular del Ente fue, al respecto, categórica: "Tarragona ha confirmado su voluntad de gerenciar el puerto de Rosario, y además ha anticipado en el sobre referido al desarrollo del negocio que hará la inversión en forma inmediata".
Otro elemento que debería incentivar el optimismo es el inminente acuerdo con los trabajadores sobre el espinoso tema de la antigüedad. La llave para conseguirlo sería el pago de un resarcimiento para que los operarios la resignaran, a fin de ser reabsorbidos luego por el nuevo concesionario en alguna de las terminales locales.
Pero la decisión final, ya de índole puramente política, se demora. Y las razones de esa dilación resultan, cuanto menos, vidriosas. La ciudad no puede darse el lujo de seguir con el puerto en estado de coma. Ha llegado la hora de darle nueva vida, por el innegable bien de cada uno de los rosarinos.


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