Año CXXXIV
 Nº 49.122
Rosario,
domingo  20 de
mayo de 2001
Min 7º
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cartas
El costo de la política

Me parece que se está dando vueltas inútilmente en el asunto del gasto político, como por ejemplo: hacer un plebiscito para ver si la gente opina que hay que bajar el gasto. Me parece obvio que la gente está harta de las prebendas y gastos de los políticos, y cualquiera lo puede observar. Otra chicana es bajar la cantidad de cargos electivos, lo cual requiere reformas en las constituciones provinciales y después que se inicia la reforma no se sabe en dónde acaba. Me parece mucho más expeditivo para bajar el gasto que de inmediato se supriman todos las posibilidades de gastar que tienen los legisladores: gastos reservados, subsidios, pensiones graciables y demás dádivas que reparten tan generosamente, pero que salen del bolsillo popular. Como punto central de la reforma política yo propongo eliminar las listas sábana y elegir a los legisladores de a uno, además de pagarles bien (una dieta de $10.000 por todo concepto sería tentador para que los mejores se postulen), sin gastos reservados ni asesores. Junto con la posibilidad de nombrar solamente a un asistente para que le maneje la agenda y para el resto que ocupe al personal de planta permanente del cuerpo, que en todas las provincias está bastante inflado. Otra sugerencia es que todos los ahorros que se obtengan se destinen a bajar impuestos a la producción.
J.L. Bosco


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