Año CXXXIV
 Nº 49.118
Rosario,
miércoles  16 de
mayo de 2001
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En el barrio San José se organizan sin pretender ni esperar apoyo del Estado
Inundados cañadenses comen gracias a la solidaridad de un grupo de vecinos
Una cocina comunitaria aporta los fines de semana unas 200 raciones para familias de desocupados

Walter Gasparetti

Cañada de Gómez. - La tragedia del pasado 22 de noviembre, cuando un inédito desborde del arroyo Cañada de Gómez cubrió de agua media ciudad, con enormes pérdidas materiales y tres muertes, trajo a los barrios inundados desesperanza. Pero también incontables gestos solidarios, como la reciente creación de una cocina centralizada que aporta los fines de semana cerca de 200 raciones de comida a familias que padecieron la inundación y sus jefes están desocupados.
La iniciativa de un puñado de vecinos funciona en forma autogestionada y si bien ha recibido ayuda institucional en el inicio, la pretensión de la actual comisión es "no depender de aportes del Estado sino de los propios vecinos que pretendan colaborar".
"No podíamos ver cómo esto se desintegraba sin hacer nada y por eso resolvimos involucrarnos en el problema. Alquilamos una casa en 50 pesos por mes, la pintamos y creamos una cocina con los fondos que aportan los propios vecinos del barrio San José", explicó Carlos Cabrera, uno de los promotores del proyecto.
La idea fue paulatinamente tomando forma de organización y el sábado pasado hicieron las primeras 174 raciones de comida con 35 pesos que los propios vecinos recaudaron a través de un bono contribución que venden casa por casa en el transcurso de la semana. Cabrera, Carmen Santillán, Dominga Medina, Marcela Rivadero, Silvina Ferrara y María Luisa Aumada, entre otros, son quienes se reúnen todos los jueves para hacer un balance de lo recaudado. Luego salen a comprar la mercadería necesaria para el fin de semana, en virtud del dinero recaudado.
La nueva actividad, denominada "Juntos por un niño feliz", cubre 28 manzanas de uno de los barrios afectados por la inundación de noviembre de año pasado. Algunas características propias del proyecto lo hacen por demás de interesante, por ejemplo, la autogestión que se logra con fondos propios.

Organización
Los vecinos explicaron que la organización de la cocina se sustenta sobre la base de seleccionar a dos responsables por manzana, quienes evalúan las urgencias de las familias que se inscriben en el proyecto. "Generalmente son las mismas familias que los días de semana envían a sus hijos a los comedores de las escuelas San Martín y Almafuerte", acotaron.
A partir de haber detectado las necesidades por la falta de recursos -en total son cerca de 200 familias- crearon un bono contribución de 50 centavos cada uno, que los vecinos se ocupan de colocar. Ese dinero va destinado a un fondo que la propia comisión se encarga de administrar para hacer las compras los fines de semana.
"Ahora queremos agregarle algún atractivo como un sorteo o algo por el estilo. Además recién empezamos a trabajar pero seguramente otros barrios también van a efectuar aportes económicos, sobre todo quienes no padecieron la inundación", explicó Cabrera a La Capital.
La próxima actividad anexa al comedor será recaudar fondos para útiles escolares. "Esto es muy duro, hay mucha gente que ya no tiene ganas de vivir y la responsabilidad que tomamos es muy grande; no podemos defraudar", dijo Cabrera.
El sábado, mientras terminaban de preparar los tallarines y se esmeraban en la salsa, la comisión ya estaban abocada a la comida siguiente: hacer un almuerzo con una paellera que acaban de comprar, con sacrificio, como todo lo que hacen.


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