Año CXXXIV
 Nº 49.117
Rosario,
martes  15 de
mayo de 2001
Min 6º
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El jurista instala la polémica sobre un tema candente
Jorge Peyrano: "El garantismo a ultranza es peligroso en lo penal y tragicómico en lo civil"
Para el camarista, el Derecho Procesal debería equilibrar la mirada entre el demandado y quien lo demanda

Carlos Duclós

"El garantismo a ultranza en lo civil es tragicómico y en lo penal es peligroso". Así definió a una exacerbada defensa de las garantías para los demandados e imputados el camarista y jurista Jorge W. Peyrano, el único representante argentino en la Asociación Internacional de Derecho Procesal con sede en Bologna, Italia. Peyrano enfatizó durante una entrevista con La Capital que en la actualidad "debemos pasar de una jurisprudencia de meros razonamientos a otra que pueda satisfacer necesidades".
-¿Qué orientación adquiere en el mundo el Derecho Procesal?
-Me parece que no solamente en Argentina sino en todo el mundo el Derecho Procesal tiene hoy una orientación muy distinta a la de antes. Durante muchos años se pensó, por ejemplo en materia civil, en el demandado, en las garantías, pero únicamente mirando al demandado y nunca hacia el requirente del servicio, que es el actor y que no siempre es la parte fuerte. Porque ciertamente muchas veces es la parte débil. Estuvo aquí hace poco tiempo el presidente de la Asociación Internacional de Derecho Procesal y lo primero que dijo es que hay que acabar con los códigos de los demandados, pensados por y para los demandados y para favorecer sus chicanas y la demora en el servicio. Hoy se está planeando un código unificado para Europa que parte precisamente de esa premisa, es decir darle eficacia al servicio y no al mero garantismo vacío.
-¿Cómo se puede lograr dar a la Justicia la rapidez que toda la ciudadanía está reclamando?
-No es sencillo, porque tenemos un Poder Judicial atrasado en el sentido de que no hay suficientes tribunales para el crecimiento geométrico de la población. Esto no solamente ocurre en Santa Fe sino en todas partes, lo que es explicable por razones económicas. Personalmente, estoy convencido de que una verdadera reforma procesal civil, en cualquier lugar, parte de dos premisas y no creo que se deba debatir ya si el método es oral o escrito, es una antigüedad seguir hablando de eso. Creo que primero hay que armar sistemas de tutelas rápidas y eficaces que pueden llamarse de cualquier modo, medidas autosatisfactivas, sentencia anticipada, medida innovativa. Son figuras que ya funcionan en distintas partes del país como en La Pampa y Chaco, y están contempladas en el futuro código de Mendoza. Lo otro es pensar seriamente que ante la crisis económica y la falta de recursos se debe tercerizar la función judicial. Algunas cosas que hoy se hacen en el ámbito del Palacio de Justicia deben hacerse fuera de ese ámbito. Por ejemplo, que algunas actuaciones judiciales, inclusive de prueba, se realicen en los estudios de los abogados con el control recíproco de ellos y la supervisión última del juez.
-Usted habla de sentencia anticipada. ¿Esto no va en desmedro del debido proceso?
-No, no es una sentencia anticipada desprovista de todo requisito. En realidad, para que proceda deben cumplirse muchos requisitos. Además la sentencia anticipada está legislada ya en muchas partes. Existe en Brasil y desde luego en Europa, aunque con nombres distintos. No importa la palabra, lo que importa es la posibilidad de que dados ciertos requisitos, ciertas condiciones, el requirente del servicio, el actor, reciba una sentencia favorable mucho antes de que termine el trámite. Luego la sentencia final confirmará o dejará sin efecto esa sentencia provisoria.
-¿Es una antigüedad seguir hablando de juicio oral o juicio escrito?
-Creo que este debate no va a mejorar la credibilidad de la gente en la Justicia. En materia procesal civil hay muchas dudas sobre la eficacia del juicio oral, salvo en algunas materias muy específicas como Familia. Pero en muchos aspectos el juicio oral ha fracasado en casi todos los lugares en que se ha implementado. Más allá de costos económicos, el juicio oral presenta una serie de dificultades. No es sencilla la leva de jueces orales. Para ser juez oral hay que tener una serie de condiciones personales que no se dan siempre: juventud, una gran rapidez mental y una gran velocidad en el razonamiento que no siempre es fácil conseguir.
-¿Cómo califica el funcionamiento del Consejo de la Magistratura de la Nación?
-El problema del Consejo es que es demasiado grande, tiene 20 miembros. Es el Consejo más grande del mundo junto con el español, y esto conlleva una demora en las designaciones. El sistema de designación de jueces es muy prolijo y muy exhaustivo, pero al mismo tiempo es algo complicado, lo que demora mucho el nombramiento de los candidatos. Además, tiene una composición exagerada del estamento político, cosa que tampoco se da en la mayoría de estos organismos.
-¿Cree que el poder político ha ahorrado esfuerzos en mejorar la Justicia, en dar mayor presupuesto al Poder Judicial?
-No estoy tan seguro de eso. La cosa pasa por una mejor administración de los recursos. Comparando con otros países no estamos tan mal en materia de presupuesto judicial, no creo que ese sea el problema. El problema central de la Justicia, como siempre, está en elegir a los mejores jueces. Ni siquiera creo que la reforma de los códigos por sí sola pueda tener efectos. Lo fundamental es tener buenos jueces. Y en ese sentido debo señalar que hoy necesitamos jueces con políticas activas. El juez comodón debe ser archivado.



Para Peyrano, es hora de pensar menos en el demandado.
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