Año CXXXIV
 Nº 49.114
Rosario,
sábado  12 de
mayo de 2001
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La actriz habla de "Infidelidad", el filme que se estrenó el jueves en Rosario
Liv Ullmann: "Ya no tengo ningún deseo de ser actriz"
La musa inspiradora de Ingmar Bergman dice que hoy quiere escribir, dirigir y jugar con las imágenes

Javier Bianchi

El rostro lavado y transparente de Liv Ullmann cautivó hace 40 años al director sueco Ingmar Bergman. Así, la actriz se convirtió en una suerte de ícono nórdico que recorrió el mundo encarnando personajes sufridos, llorosos y conflictuados en películas como "Escenas de la vida conyugal", "Cara a cara" o "Sonata otoñal". Ullmann, que es noruega pero nació en Tokio en 1939, se crió en Canadá y estudió en Oslo y Londres, hoy es una directora temática, aunque su larga carrera internacional la ha llevado a filmar a diferentes países y a participar en los más diversos papeles. Su debut como actriz se dio de la mano de Bergman en 1957, y su carrera de directora la inició en 1992 con "Sofie".
Su último filme como directora, "Infidelidades", fue exhibido en diciembre pasado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y desde el jueves pasó a formar parte de la cartelera cinematográfica rosarina.
Para Ullmann algunas de las cosas que se ven en "Infidelidades" están basadas en hechos reales que le ocurrieron a Bergman hace mucho tiempo, aunque una buena parte de ellos nunca existió, aclaró rápidamente.
-Usted estuvo en el Festival de Cannes 1997, en la sección "Una cierta mirada", con otro filme también escrito por Bergman: "Private Confessions", teniendo, por un lado, temas bastante similares: la infidelidad y un matrimonio roto. ¿Cuáles han sido sus motivaciones para volver a dirigir?
-Habíamos tenido un recibimiento formidable en Cannes 1997, y también buenas críticas. "Infidelidades" es mucho más densa. Ingmar, de hecho, escribió el argumento totalmente dialogado, sin ninguna indicación de tiempo ni de lugar. Yo realicé el storyboard, y pude darle más importancia a algunos personajes, como al mismo Bergman y a la niña. Para mí, uno de los temas principales de "Infidelidades" es el escritor tratando de recordar y crear. Gracias a la presencia de la actriz y a su experiencia, el tono dado a la historia es definitivamente otro que si el escritor hubiera estado solo escribiendo.
-¿En qué está basada "Infidelidades"?
-Pienso que, en ciertos elementos de la película, sobre hechos reales que le ocurrieron a Bergman hace mucho tiempo, pero una buena parte de ellos nunca existió; lo puedo asegurar. Se trata de un episodio de su vida que lo ha perturbado durante mucho tiempo y que todavía vive en él.
-¿En qué etapa del proyecto comenzó usted a intervenir?
-Desde el principio. Bergman me envió el argumento en forma de diálogo, hace ya dos años exactamente. Enseguida comencé a realizar los bosquejos del storyboard, y luego a trabajar directamente sobre la realización del filme. Estos dos años fueron muy duros porque, aunque yo conozco muy bien a Bergman, éste era un tema bastante complicado de tratar.
-¿Tuvo Bergman alguna influencia sobre la interpretación del argumento?
-No, él no sabía lo que yo hacía y eso era muy importante para mí. Yo le había dicho: "Es una película muy personal, y creo que deberías hacerlo tú mismo". Pero él me contestó que esto le era simplemente imposible. Entonces le propuse: "¿Por qué no te ocupas de la preproducción y de la posproducción, y yo me ocupo del trabajo en estudio?". Pero él no quería. Fue entonces que le dije que el filme era mío y que era necesario que yo pudiera tener mi propia interpretación. El aceptó y dijo que esto haría que la película fuese aún más interesante. Por lo tanto no vio nada, ni supo del filme antes de que éste estuviera terminado.
-Esta película es muy conmovedora y fuerte, y, como es común en los casos de divorcio, el hijo es tomado como rehén y se convierte en la víctima. ¿Cuál es su punto de vista sobre el comportamiento de Marianne?
-Cuando Ingmar escribió el argumento, sólo vio una víctima: la mujer. Para él, el hecho de que el amante no haya mostrado más amor y atención hacia la mujer era lo más cruel. Puede ser, pero lo que la madre hizo de su hija es terriblemente cruel, como también lo fueron el padre y el amante con la niña. Todos fueron infieles con ella entonces. Y en este juego de traición, también la pequeña traicionó, dado que ella lo sabía pero permaneció en silencio.
-¿Es verdad que Bergman escribió el argumento pensando en Lena Endre?
-Sí, cuando él escribe un guión, siempre piensa en los actores que él quisiera ver en sus papeles principales. Personalmente, yo tampoco habría pensado en otra persona que no fuera Lena para ese rol. Fue un privilegio trabajar con ella. En "Infidelidades", ella representa uno de los mejores retratos de mujer que yo haya visto.
-La interpretación de Lena Endre es notable porque brinda verdadera calidez a su rol. ¿Cómo la guió usted para que ella pudiese expresar tanta emoción?
-Como mujer, ella no podía ocultarme nada. Es una formidable actriz de teatro, pero ella sabía también que no podía "hacer de actriz", es decir, actuar en vez de ser, porque yo lo habría notado enseguida. Cuando ella me mostró que podía ser simplemente una mujer, yo estaba realmente orgullosa de ella, todavía me sorprende lo que ella ha hecho.
-¿Y cómo eligió a los otros actores?
-En lo que respecta a Erland Josephson (Bergman en el filme), habría hecho cualquier cosa por trabajar con él. ¿Quién otro habría podido interpretar al escritor que llevaba el nombre de Bergman? El estaba perfecto para el papel de este hombre envejecido, nostálgico, viviendo recluido en una isla. En lo concerniente a Krister Henriksson (el amante), nunca había trabajado con él, pero creo que es uno de los mejores actores de teatro de Suecia. También trabajó en varias películas y tiene un gran sentido del humor, cosa que él necesitaba para poder interpretar un papel tan oscuro. El estaba mucho menos presente en el guión de Bergman que en el filme que nosotros mostramos. Yo ya había trabajado con Thomas Hanzon en "Private Confessions", y quería simplemente trabajar de nuevo con él.
-"Infidelidades" está hecha de largos monólogos. ¿Cómo procedió usted para darle al filme el ritmo necesario y hacerlo interesante desde un punto de vista visual?
-Ese era justo el problema, ya que la visión del filme estaba esencialmente en mi cabeza. Lo más duro para mí era conservar esta visión viva en mí, y cuando era necesario hacer algunos arreglos, debía hacerlos de manera tal que esto no perjudicase mi propia visión del filme terminado.
-¿Se involucró mucho usted en el montaje de la película?
-No dejo la mesa de montaje. Es ahí donde todo tu trabajo -tu visión- se transforma en historia. Yo había utilizado otros editores para mis películas anteriores, pero éstos no estaban disponibles. Para "Infidelidades", tuve entonces que trabajar con una editora (Sylvia Ingemarsson), y el hecho de que fuera una mujer era importante porque es una film de mujeres, por eso fue formidable.
-Con "Infidelidades", es difícil no pensar en algunas películas de Bergman en las cuales usted era la figura principal, tales como "Persona", "Escenas de la vida conyugal" y "Sonata otoñal". ¿Qué elementos de su pasado como actriz integró en este filme?
-La mujer en este filme se llama Marianne por ejemplo, y no creo que sea una coincidencia. Tú brindas lo que sabes desde tu experiencia, y por supuesto, mi experiencia es tener una maravillosa relación con la cámara. Lo que yo he tratado de decir a Lena Endre es que la cámara es tu amiga y te amará si eres real y verdadero.
-¿Qué le produce mayor placer, estar delante o detrás de la cámara?
-Estar detrás de la cámara, sin dudas. Te sientas detrás y puedes ver lo que pasa frente de ti. Nunca tuve la pretensión de exigir de mis actores que actúen como yo lo habría hecho como actriz. No me gusta intervenir, a menos que tenga un mal actor y esté obligada a mostrarle cómo hacer esa escena. Ya no tengo ningún deseo de ser actriz, de estar delante de la cámara. Quiero escribir, dirigir, jugar con las imágenes, porque entonces puedo reunir todos los mejores talentos en una sola imagen.
-Ingmar Bergman dijo una vez: "Para mí, el cine está por sobre el teatro". ¿Coincide usted con él?
-Para nada. El teatro es un puente entre tú y el público, es fantástico. El cine es una experiencia que la gente puede compartir una y otra vez, porque se ha grabado para siempre. Es necesario, entonces, hacerlo lo más real que se pueda. Esta experiencia compartida es muy rara hoy en día, ya que la gente está cada vez más aislada frente a sus computadoras.
-¿Cuáles son sus proyectos?
-Escribí el guión sobre la historia de Anne Frank, que ya estaba terminado antes de "Infidelidades". También está un proyecto maravilloso sobre un violinista noruego (Bull), quien vivió hace más de 100 años. Me encantaría también hacer algo sobre las personas de edad y mostrar una historia de amor diferente. Conozco gran cantidad de actores de cierta edad que ya no son convocados para filmar -sobre todo mujeres-. Para mí, el desafío sería trabajar con estos actores que tienen una real experiencia de la vida. Pero por el momento, lo que yo quiero verdaderamente, es reflexionar, descansar, y tomarme un tiempo.



"Infidelidades" está basada en la vida de Bergman.
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