Año CXXXIV
 Nº 49.104
Rosario,
miércoles  02 de
mayo de 2001
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Para religiosos y gremialistas la homilía fue "muy contundente"
Nucci, Tessa y los padres Bufarini y Montaldo elogian el análisis del arzobispo

Silvina Dezorzi

El fuerte tono de denuncia que para conmemorar el Día del Trabajador eligió ayer el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, no pasó desapercibido ni dentro ni fuera del ámbito eclesiástico. "Fue una homilía muy contundente", afirmó el titular de la CGT disidente local, Juan Nucci. El sindicalista no se cansó de señalar las coincidencias entre "la Iglesia y los trabajadores", expresadas en "los tres ejes de la homilía: la discusión sobre la deuda externa, la injusta distribución de la riqueza y la corrupción". También hubo satisfacción entre algunos religiosos, como el vicepresidente local de Cáritas, el padre Osvaldo Bufarini, quien rescató al arzobispo como "muy comprometido con la situación caótica que se vive". También el padre Edgardo Montaldo, conocido por su tarea pastoral en un contexto de extrema pobreza, se ilusionó con la posibilidad de que las figuras episcopales, entre ellas monseñor Mirás, se pregunten por la responsabilidad que les cabe en sus pronunciamientos. "Frente a esta situación social, incluso aquellos que estaban en otra posición se ven obligados a bajar del caballo y preguntarse: ¿qué hacemos?", afirmó.
Las aceitadas relaciones de la Iglesia y algunos sectores del sindicalismo rosarino no son una novedad. De hecho, el arzobispo actuó como interlocutor de los trabajadores en más de un conflicto laboral, como el que transitaron los empleados municipales de Capitán Bermúdez o los de General Motors, y en la exigencia de los mercantiles por el respeto del descanso dominical. Al punto de que esa fue, justamente, una de las intenciones por las que se oró durante la misa de ayer.
No sólo la elección de los temas, sino el análisis que desglosó en su homilía, recibieron elogios por parte de los sindicalistas que asistieron a la misa por el 1º de Mayo. "Fue una homilía muy buena", afirmó el titular de la Asociación del Magisterio de Santa Fe, José María Tessa. Y aunque el dirigente admitió no ser un asiduo asistente a ritos católicos, tampoco dejó de reconocer que las palabras de Mirás tuvieron un corte "bastante político".
Una visión similar expresó el titular local de la CGT disidente, una de las figuras gremiales de Rosario que se sindican como más próximas al paraguas del arzobispado.
"Monseñor Mirás ratificó los planteos de los trabajadores", apuntó Nucci. Previamente, los propios gremios habían presentado sus intenciones para dirigir los rezos en la misa. La cercanía del titular de la CGT con Mirás se enmarca en la permanente participación de la central obrera en la comisión de Pastoral Social, un reflejo de la situación que también se vive a nivel nacional entre la Iglesia y la representación de los trabajadores.
"Desde hace mucho tiempo venimos conversando con sectores importantes de la Iglesia, y quien escuchó la homilía y las intenciones propuestas desde el movimiento obrero advierte que ambas mantienen una total relación", confirmó el propio Nucci.

Una línea que se profundiza
Justamente por eso el dirigente dijo no creer que la posición de Mirás hubiera sido más crítica ayer que en años anteriores. Sin embargo, opinó que "quizás se profundizó una línea que ya venía desarrollando", pues los tres grandes ejes de la homilía, "la discusión sobre la deuda externa, sobre la injusta distribución de la riqueza y sobre la corrupción en la Argentina, son temas a asumir por todos los trabajadores".
El gremialista no se cansó de reiterar que aunque entre la Iglesia y el movimiento obrero hubo épocas de desencuentros, hoy ambos transitan por "un período de grandes coincidencias", centrado en lo que llamó la "construcción de la dignidad del hombre a través de la solidaridad".
Desde uno de los enclaves eclesiásticos de mayor contacto con las necesidades sociales, el padre Bufarini, segundo de Cáritas Rosario después de Mirás, admitió que un discurso alejado de la crisis que vive la gente sería difícil de sostener.
"Es tan general la situación caótica que se vive, que no queda nadie en la Iglesia sin darse cuenta de que la cosa no da para más y de que la variable de ajuste es siempre la misma: la gente humilde y los trabajadores", afirmó.
Sin embargo, para el padre Bufarini esa conciencia no es una conquista reciente en Mirás. "Puede no ser mediático, pero siempre estuvo muy comprometido con esta realidad", aseguró.

Función concientizadora
El sacerdote hizo una interesante distinción entre el aspecto "operativo" y el "de las ideas". Del primero dijo que, aunque tiene a mucha gente trabajando para luchar contra la pobreza, "no se ve que esté mejorando nada". En el terreno de las ideas, rescató la función "concientizadora" que debe encarnar la Iglesia para "sacudir a la sociedad".
Por eso, rescató la actualización de un modelo bíblico: "Así como Cristo habló especialmente a los marginados de su época, hoy los obispos deben pedir por el pueblo y llamar a la reflexión a los gobernantes sobre nuestros problemas: el desempleo, la precarización laboral y el avasallamiento de derechos humanos elementales".
El padre Montaldo representa una versión en acto de la opción por los pobres. Desde ese lugar, estimó posible que la propia situación de impotencia ante el aumento de la miseria puede tener consecuencias sobre el discurso eclesiástico oficial. "Ojalá que las figuras episcopales estén dando pasos para que todas sus acciones, aunque no sean desde una villa o un comedor, estén en la línea que queremos transitar todos", dijo.
Pero el sacerdote no ahorró críticas a una acción que se restrinja al mero asistencialismo. "A veces me pregunto si más que ayudar a la gente no la perjudicamos, conteniéndola para que los Cavallo puedan llevar adelante más tranquilamente sus políticas".


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