El intento de fuga en la comisaría 20ª se produjo a tan sólo diez días de la evasión masiva que protagonizaron los reclusos de la seccional 17ª. En tanto, el motín que sucedió al frustrado escape trajo a la memoria rápidamente el trágico desenlace de otro hecho: el ocurrido el 15 de noviembre del año pasado en el penal de la comisaría 25ª de Pueblo Nuevo.
La reciente historia de fugas en comisarías rosarinas se remonta al jueves 19 de abril cuando ocho presos ganaron la calle tras hacer un boquete en una pared del patio de la seccional 17ª. Esa evasión fue la décima que se produjo desde el inicio del año a pesar de la advertencia hecha por el ministro de Gobierno de la provincia, Angel Baltuzzi, que a fines de febrero dijo estar "harto de las fugas que ocurren en comisarías".
A partir de entonces, los funcionarios de la seguridad pública manifestaron que "no se toleraran más evasiones" y dispusieron reforzar las medidas de vigilancia en los penales ordenando que por cada turno haya dos cabos de cuarto además del superior de servicio. Una vez más, la orden no fue cumplida ayer en la seccional 20ª, donde sólo había dos oficiales para todo la atención de la dependencia.
En cuanto al motín, una vez más los presos intentaron cubrir su acción quemando colchones de poliuretano, el mismo elemento que desató el infierno en noviembre de 2000 dentro del penal de la seccional 25ª. Como consecuencia de aquel hecho fallecieron 13 presos y la Justicia libró de responsabilidades a los policías a cargo de la seccional imputando a uno de los presos sobrevivientes por el intento de fuga seguido de incendio y la muerte de los reclusos.
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La Ciudad
