Año CXXXIV
 Nº 49.102
Rosario,
domingo  29 de
abril de 2001
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Microemprendimientos
Las tejedoras de Las Flores que pese a todo se atreven a soñar
Un taller comunitario de la zona sur busca nichos de exportación para sus productos artesanales

¿Hay mercado en Europa y Estados Unidos para la ropa fabricada en Rosario? Sustentada en las innovaciones de diseño y en formas articuladas de producción, la industria de la indumentaria regional protagonizó algunas experiencias exitosas en Brasil y algún país del Viejo Continente, aunque durante los últimos años esas posibilidades se desinflaron de la mano de la depreciación del real y el euro. A pesar de ello y a contramano de la corriente, una experiencia singular tiene lugar en la zona sur de Rosario.
Patrocinado por la Municipalidad de Rosario, un grupo de humildes mujeres de barrio Las Flores participan de un microemprendimiento cooperativo que apunta a buscar pequeños nichos de mercado en Francia, los Estados Unidos y también en el circuito comercial local.
Hace un par de meses pusieron a funcionar telares artesanales, y fabrican chales, echarpes, carteras y portacarpetas para reuniones de negocios. En este breve lapso, ya colocaron muestras en París -gracias a una gestión del consulado del país galo- y recibieron a representantes de un estudio de arquitectura y objetos de diseño de Nueva York que están interesados en canalizar ventas hacia EEUU. Por último, acordaron con una pilchería local de alcance regional, Sólido, para estructurar una red de distribución local.
La iniciativa es impulsada por una inquieta diseñadora rosarina, Graciela Vrech, quien se encarga de coordinar el equipo y del marketing para la colocación de los productos. El emprendimiento se desarrolla en el Centro de Emprendedoras de Barrio Las Flores, que depende de la Secretaría de la Producción municipal, por medio de la Cooperativa de Trabajo Itatí.
En diálogo con La Capital , Vrech relata que esta es su segunda experiencia en la materia, porque a fines del año pasado colocó entre arquitectos parisinos una colección de corbatas artesanales producidas en la Argentina, a partir del hilado a mano que efectuaron un grupo de hilanderas de la pequeña localidad de Miguel Torres, ubicada en el suroeste santafesino a menos de 10 kilómetros de la ciudad de Firmat.
Las corbatas se convirtieron en regalo empresarial al inaugurarse en la capital francesa un gigantesco shopping. Por las características del producto, en aquella ocasión al trabajo artesanal del hilado le sucedió una manufactura industrial, porque las características complejas del producto así lo requerían.
Esa experiencia sirvió de base para buscar nuevas oportunidades y ver la posibilidad de desarrollar productos en forma integralmente artesanal. Vrech es una experta en diseño, pero admite que no conocía las fórmulas del tejido artesanal. Para manejarlas recurrió a las fuentes: en el verano visitó México, y pudo interiorizarse sobre las técnicas que manejan las aborígenes mayas en las zonas controladas por el zapatismo.
Con esos conocimientos en el haber, Vrech tomó contacto con la subsecretaria de Empleo municipal, Alicia Siciliani, quien le abrió las puertas del taller de la zona sur para poner en marcha el nuevo proyecto.
Previa capacitación, las mujeres de Las Flores se pusieron manos a la obra y en un par de meses ya alcanzaron una producción regular. La manufactura del producto es enteramente artesanal y regional, porque la lana se convierte en hilo en forma manual en el taller de Miguel Torres y se transforma en chales, echarpes, carteras y carpetas en Rosario.
Con el aporte del know how y la inteligencia, la asistencia oficial que tantas veces se malgasta alcanza otra dimensión, aún dentro de la cuota de amateurismo que por ahora rodea a la experiencia. Vrech observa que "la gente está descartando cada vez más el poliéster, y eso abre el camino a que se impongan los productos de lana". En sus contactos con potenciales compradores, destaca que "los atrae el perfil social de la experiencia y los atrapa las características artesanales del producto".
El intendente Hermes Binner sigue con atención la experiencia, al punto que uno de los chales fabricados en Las Flores se convirtió en un regalo oficial para la mujer del presidente de Italia, Carlo Ciampi, en su reciente visita a Rosario. Portacarpetas artesanales especialmente preparadas para reuniones de negocios también fueron distribuidas en un encuentro de intendentes de las Mercociudades que se realizó en Rosario.
Pero las tejedoras apuntan a otros mercados por fuera del Estado. Por medio del cónsul de Francia en Rosario, el arquitecto Emilio Maisonave, una muestra de los productos ya desembarcó en París. Además, un estudio de arquitectos neoyorkino también se interesó por los productos, igual que la casa de venta de ropa Sólido, que tomará productos en consignación para ofrecerlos en algunos de sus locales top.
Con estas expectativas de demanda, el pequeño taller ya está trabajando a full. Aunque manejan las técnicas desde hace apenas un par de meses, las talleristas rosarinas no parecen tener mucho que envidiar a otras colegas mayas, que cuentan con una experiencia milenaria, heredada a través de generaciones. De última, están separadas por la latitud pero muy próximas por similares problemas de marginación y subsistencia. A su modo, las chicas de barrio Las Flores también se atreven a soñar.
G.G.



Una singular experiencia en la zona sur de Rosario.
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