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Indiferencia ante el patrimonio histórico

Asiduamente, los rosarinos contemplamos estupefactos cómo, con total arbitrariedad y sin justificativo alguno, salvo el interés pecuniario, nuestro patrimonio histórico se va deteriorando paulatinamente mediante la destrucción indiscriminada de antiguas reliquias tanto arquitectónicas como comunitarias que por su origen, características e importancia debieron de haberse conservado indefinidamente. Así, ante la mirada indiferente de quienes debieron velar por el custodio de ese valioso acervo, han caído bajo la piqueta históricas propiedades, tales como lo fueran la casa de los Tiscornia o la casona de calle Córdoba 1646, amén de otras importantes propiedades entre las cuales no puede ni debe olvidarse la vergonzosa y casi total destrucción de la maravillosa sala que durante más de 50 años fuera sede del ex cine Palace Echesortu, de calle Mendoza al 3900, y que por su conformación y capacidad era difícil de igualar y que fue totalmente desmantelada para instalar en ella una playa de estacionamiento para uso exclusivo de los clientes del supermercado lindero; pero que, gracias a los buenos oficios del concejal Aseguinolaza, pudo ser salvado el frente del antiguo edificio. Así, esa formidable sala, que aún podría haber estado al servicio de la comunidad,
gracias a la voracidad de quienes poco o nada importaban sus valiosos antecedentes pero sí en busca del mayor rédito posible, en poco tiempo se ha reducido a la mínima expresión. Ante tantos inauditos atropellos, ¿no será hora de que los concejales se dignen actualizar el Código Urbano y evitar esas inicuas destrucciones en el futuro? Pareciera que a algunos funcionarios y a muchos de nuestros conciudadanos poco o nada les importan tales
sacrilegios; y, como en el caso del ex Cine Echesortu, se prefiere un vulgar estacionamiento antes de preservar lo que históricamente y de beneficio comunitario pueda valorizarnos como corresponde.
Nicolás E. De Vita