Año CXXXIV
 Nº 49.099
Rosario,
jueves  26 de
abril de 2001
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Milagro en lo alto
Argentina logró empatar sobre la hora en Bolivia

Nestor Moreyra

El seleccionado argentino jugó por lejos su peor partido en las eliminatorias, pero en el instante final consumó un milagroso empate 3 a 3 cuando era lógico y razonable que Bolivia estuviera ganando con comodidad.
El partido se disputó en el estadio Hernando Siles situado a 3.600 metros sobre el nivel del mar, adversidad climática que todos sienten y sufren, y el conjunto argentino no fue la excepción, pese a ese increíble arresto final que le permitió obtener una verdadera hazaña, a la vez que sumió a los locales y su afición de 30 mil almas en una mezcla de total asombro, perplejidad y angustia.
Bolivia se puso en ventaja a los 40 minutos del primer tiempo a través de un cabezazo de Líder Paz, tras centro de Luis Ribeiro, quien tuvo a maltraer a toda la parte izquierda de la muy endeble defensa argentina.
Pese a ser superado en todas las líneas -cosa que ocurrió casi de principio a fin-, Argentina empató tres minutos más tarde por intermedio de su mejor jugador, Hernán Crespo, quien remató al gol un córner de Verón, el otro mejor jugador albiceleste, además de Simeone, por su corazón.
El lateral izquierdo Percy Colque desniveló para Bolivia a los 9 del complemento, con remate de zurda y sin marca, a la salida de un centro muy largo que sorprendió distraído a Verón y Vivas, e irresoluto a Burgos, quien cometió errores graves.
A diez minutos del final un cabezazo del delantero Joaquín Botero tras centro del armador Julio Baldivieso, el mejor jugador del partido, estableció el muy merecido 3 a 1.
Y como Argentina parecía ya sin la más mínima reacción y muy afectado por la altura, se temió una goleada.
Muy lejos de ello y tras soportar tres sofocones en su área, sorpresivamente Crespo descontó a los 43 minutos con remate desde 25 metros que encontró muy mal parado al arquero José Fernández, y en la última jugada del extraño partido se produjo el milagro. Tiro libre largo de Verón, la pelota da en la cara y el pecho de Walter Samuel, queda boyando, la defensa local se queda paralizada y Sorín, de atropellada, manda la pelota a las redes.
Increíble, pero real. De todos modos, debe dejarse bien sentado que Argentina jugó muy, pero muy mal, y fue superada por un rival que se mueve en esta geografía como pez en el agua, de modo que Marcelo Bielsa, más allá de los atenuantes derivados de esa circunstancia, debería estar preocupado e ir pensando en efectuar algunas modificaciones, ya sea tácticas o individuales.



Los festejos tras el empate en tiempo de descuento.
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