Año CXXXIV
 Nº 49.096
Rosario,
lunes  23 de
abril de 2001
Min 12º
Máx 18º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Héctor Molina mostró en Capital Federal "Ilusión de movimiento" y arregló su distribución comercial
El cine de los rosarinos tuvo su noche feliz
Con clima de fiesta el filme se mostró en el III Festival Internacional de Cine Independiente porteño

U. G. Mauro

"Soy canalla, soy canalla; canalla...". Breve pero contundente, el estribillo aldeano hizo quebrar las cabezas de los parroquianos que transitaban por el Shopping del Abasto, en plena calle Corrientes en la Capital Federal. El cántico tribunero partió del pequeño rincón en el que estaba atrincherado el grupo de rosarinos que acompañó el sábado pasado a la noche a Héctor Nene Molina en la presentación de su película "Ilusión de Movimiento" en el marco del III Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, que se extenderá hasta el 29 de abril próximo.
"Yo ya sé que ustedes los rosarinos son algo informales, pero la proyección tiene un horario y se debe respetar", indicó con su mejor sonrisa y con diplomática firmeza una de las productoras del festival. Intentaba disciplinar al grupo integrado por artistas, técnicos, colaboradores y familiares, que en democrático colectivo y armados de mate, cigarrillos y alfajores, provistos éstos por la madre del director, encararon el sábado por bulevar Oroño hacia el sur, para alentar a Molina antes y después de la proyección, que se inició a las 21 en una de las salas del multicine Hoyts que integra el shopping.
El clima de festejo generado por la delegación rosarina alteró el acuerdo sobre actitudes modosas y fashion que impera en los shoppings y algunos hechos protagonizados por algunos de sus integrantes guardaron un parecido, en lo conceptual, con las actitudes del brigadier Estanislao López al atar su caballo a las rejas de la Pirámide de Mayo o con la que adoptaría algún elefante introducido contra su voluntad en un bazar.
Aunque el clima previo y posterior a la proyección de "Ilusión de movimiento" se pareció más a una "avant premiere" que a la presentación en un espacio competitivo de un festival, este carácter invalidó la presencia de figuras rutilantes del espectáculo en general, los que fueron reemplazados por numerosos rosarinos residentes en Buenos Aires, allegados al director y a los artistas, siendo Darío Grandinetti, integrante del elenco, el personaje más requerido por los admiradores.
Menos conocido, también asistió a la proyección David Blaustein, director del documental "Cazadores de utopías", junto a representantes de entidades gremiales vinculadas a la actividad.
Desde el estreno en 1984, en el auditorio de la entonces Facultad de Ciencias Agrarias, del cortometraje "Cabecita negra", la actividad de Héctor Molina no cesó. Desde entonces y junto a Gustavo Postiglione fueron las cabezas visibles de un movimiento en pro del cine made in Rosario, basado en una suma de fuerza de trabajo, creatividad y lucha contra todo tipo de adversidades, principalmente económicas. Con la reciente llegada de "El asadito" -de Postiglione y en la que Molina cumple un rol actoral- a las salas capitalinas, se generó un fenómeno altamente calificado por una Buenos Aires que durante años ignoró sistemáticamente la existencia de una producción cinematográfica exterior a la General Paz.
Numerosos medios porteños y del resto del país se hicieron presentes en la exhibición de "Ilusión de...". Carlos Resta, además de Darío Grandinetti por el peso de su figura, fue el más convocado por la prensa.
Tras mucho trabajo, hoy el cine rosarino figura en la agenda del periodismo cultural del país, y figura con sello propio. Esto se percibe claramente no sólo en el tiempo y espacio dedicado por los medios masivos al tema, sino también porque está recibiendo un inesperado apoyo conceptual de críticos y publicaciones especializadas en cuestiones del séptimo arte que habitualmente no se prodigan mucho en elogios para nadie.
Prueba de esto fueron los comentarios introductorios a la proyección que efectuó Quintín, presidente del Festival, y director y critico de la revista "El amante (del cine)", publicación caracterizada por la dureza de algunos juicios que suele emitir sobre el cine argentino.
Tal como aconteciera con "El asadito", "Ilusión de movimiento", más alla de su eje temático central, transmite "rosarinidad", si tal cosa existe, por todos sus poros, y aunque el "Nene" Molina quizás no se lo haya propuesto expresamente, plasma el tan mentado relato universal por aldeano.
A propósito de "El asadito", mientras Molina se preparaba para su debut capitalino en gran escala, Gustavo Postiglione se mantenía ocupado en una carrera contra el tiempo en el rodaje de "Insensatez", el filme de ficción sobre el propio festival que deberá filmar, editar y exhibir en el mismo encuentro.
El público capitalino presente en la sala captó buena parte de las semiocultas claves y guiños del filme, pero "Ilusión de Movimiento" presenta también otros guiños más crípticos, concretados en la presencia de ciertos actores del reparto, apodos y nombres de algunos personajes y en algunos parlamentos que refieren muy concretamente a afectos personales e historias del director y de los mismos actores, que sólo logran desentrañar los rosarinos cercanos a ese entorno.
El filme narra el lento, tierno y conmovedor aprendizaje del rol de padre del dibujante Gerardo (Carlos Resta), quien después de muchos años, tras el retorno de la democracia al país, se reencuentra con su pequeño y tímido hijo David (Matías Grappa), cuya madre María José (Melina Mailhou) fue otra de las victimas de la dictadura militar. El niño debió ser criado por su abuela y su tía, los roles de Mónica Alfonso y Carolina Minella, correspondiéndole a Darío Grandinetti y a Raúl Calandra los roles de Rafael y Caña, los logrados y determinantes de amigos de Gerardo.
Felices los actores volvieron a contactarse con la prensa tras la exhibición, mientras sin separarse de su madre, el pequeño y talentoso Matías Grappa, miraba entre asombrado y feliz el revuelo que su labor y la de sus compañeros había generado.
Llevar "Ilusión de movimiento" a este Festival de Cine Independiente representó además para Héctor Molina el cerrar trato con la productora Cuatro Cabezas de Mario Pergolini para la distribución y comercialización del filme, el que de ganar adquiriría el derecho a participar directamente en el próximo Festival de Venecia.



Grandinetti y Resta son los protagonistas de la película de Molina rodada en Rosario.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Trabajo hecho en equipo
Una película que viene de lejos
Diario La Capital todos los derechos reservados