Año CXXXIV
 Nº 49.087
Rosario,
sábado  14 de
abril de 2001
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Agrorreportes
Nuevos caminos para el turismo rural
Un informe de Aacrea estima que el campo podría captar el 3 por ciento del gasto en este rubro

En los últimos años, en la Argentina se empezaron a dar los primeros pasos en materia de turismo rural. Esta actividad se vio impulsada en 2000, cuando la Secretarías de Agricultura y turismo de la Nación pusieron en marcha Raíces, el primer programa destinado a fomentar el turismo rural.
Después de un año de experiencia, cuatro planes y varios proyectos que podrían ver la luz, los funcionarios hacen cálculos sobre qué pasaría si el campo lograra capturar el 3% del gasto turístico total, calculado en un promedio de 20 mil millones de dólares por año.
Por ahora, la experiencia local se limita a la creación, hace varios años, de la Red Argentina de Turismo Rural (Ratur) y al esfuerzo de unos 400 productores que ofrecen desde servicios de caza mayor y pesca hasta hospedaje en antiguas estancias.
En Europa, esta alternativa se desarrolla dentro de la multifuncionalidad de la agricultura, un concepto que le permite a las autoridades gubernamentales usar fondos de planes de fomento. Los resultado son más que elocuentes, porque todos los años recibe unos 2.500 millones en subsidios.
Los norteamericanos tampoco se quedan atrás, porque desde 1990 la Administración Federal de Turismo y el Servicio de Extensión Agrícola colaboran en la misión de definir programas que sirvan para explotar este recurso y hacerlo viable. Y América latina no es la excepción a la difusión del turismo rural. Además del cao argentino, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile impulsaron programas que recibieron el apoyo de la autoridades y de las entidades que agrupan a los productores.

Experiencias
El movimiento Crea no es ajeno a las experiencias relacionadas con el turismo rural. tiene miembros que realizan algunas modalidades de esta actividad, como por ejemplo, coto de caza mayor y menor, hospedaje y otras actividades.
Alejandro Pini, miembro del CRea Carro Quemado-Luan toro, de la zona semiárida, desarrolla un coto de caza de 10 mil hectáreas, ubicado en el departamento Loventué (La Pampa). Allí recibe todos los años entre 30 y 40 cazadores.
Pero ese no es el dato más importante. Lo relevante es que en cuatro años hizo evolucionar a esta actividad y la convirtió en un complemento de la ganadería de cría. su coto de caza ya pasó a representar entre el 11 y 12% de la facturación del campo.
Uno de los motivos que lo impulsó a desarrollar esta actividad fue la necesidad de vigilar a los cazadores furtivos. "El coto está inscripto legalmente y sigue las reglamentaciones sobre la fauna, además accede a los precintos que permiten la caza de una determinada cantidad de cabezas durante la temporada, así se logra que haya cazadores legales dentro del campo", añadió.
En Pitahue Cacerías -es es el nombre del coto de Pini- se pueden cazar ciervo colorado, ciervo dama, antílope y jabalí, entre otras especies. La temporada de los tres primeros animales se extiende desde el 15 de marzo hasta el 15 de mayo, pero se puede prolongar hasta junio o julio. Los cazadores pagan por el programa que eligen desarrollar durante su estadía en el establecimiento. Y los precios oscilan en función de la duración de la cacería y de las especias. Hay planes de 2.500, 3.500 y 6.500 pesos, por ejemplo.
"Ese ingreso llega sin ningún gasto operativo", puntualizó el productor Crea, que quiere desarrollar la "excelencia en la hotelería" dentro de su campo y apuntar a nuevas experiencias de turismo rural, com las cabalgata y las aventuras.
No hay grandes misterios para promocionar el coto de caza. Pini utiliza el canal de los cazadores, las armerías y muchas empresas que, en el exterior, ofrecen ete servicio para los potenciales interesados.

Otros casos
Roberto Souto también pertenece al Crea Carro Quemado-Luan Toto y tiene un coto de caza mayor y menor. Lo hace en El Estribo, un establecimiento de 20 mil hectárea. Allí, los cazadores pueden encontrar las especies de ciervo colorado, jabalí y puma.
El coto de caza menor permite obtener palomas, perdices, zorros y vizcachas. Además, el establecimiento de souto ofrece actividades como el safari fotográfico, las cabalgatas y el arreo del ganado. El hospedaje se hace en un casco que data desde 1928 y fue remodelado.
Ana Pusiol, miembro del Crea Castelli-General Belgrano, es la encargada de conducir el campo del grupo hacia el turismo rural.
Hay un motivo para que lo haga: ese establecimiento comenzará a desarrollar esta actividad luego de haber hecho una evaluación económica de sus aptitudes.
En ese trabajo se hizo un análisis sobre la posibilidades agrícolas y ganaderas del establecimiento, sus recursos naturales -borde de río, monte autóctono de 50 hectáreas, vegetación y fauna-, y su equipamiento edilicio.
El campo prestará servicios de hotelería, recreación, descanso y otras actividades vinculadas con su particular ecosistema. También impulsará el desarrollo de eventos empresariales que serán combinados con el alojamiento en el establecimiento.


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