Año CXXXIV
 Nº 49.077
Rosario,
miércoles  04 de
abril de 2001
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El subsecretario de Cultura nacional afirma que apuesta a la descentralización
Storero: "Hay que generar una política federal que no parta de una mirada central"
El funcionario dice que desde su gestión se tiende a revertir el centralismo, pero las cifras de Economía muestran otra cosa

Silvina Dezorzi

"Hay que generar una política federal que no parta de una mirada central, sino de las miradas distintas de la gente que construye culturalmente la policromía del país". Con esas palabras, el subsecretario de Cultura de la Nación, Hugo Storero, se presentó en Rosario como ferviente defensor de un proyecto federal. Sin embargo, admitió que llevar adelante esa vocación no es tarea simple. "Recibimos un Estado macrocefálico centrado en una sola ciudad", dijo el funcionario de origen santafesino y no se cansó de repetir que su área "está haciendo lo imposible por revertir esa situación". Aunque Storero se sorprendió ante la pregunta de por qué los organismos nacionales tienen que funcionar en Buenos Aires y llevarse por ese hecho gran parte del presupuesto del área, un hecho que consignó la semana pasada una nota de La Capital, aseguró que apoyará las propuestas de ciudades del interior para abrir subsedes de algunas dependencias de su área. Entre ellas figura, por ejemplo, el Museo Nacional de Bellas Artes. "Rosario inició conversaciones -adelantó-, pero todo depende de la Municipalidad y de una oferta que yo estaría dispuesto a escuchar".
-¿Le parece un dato federal que, según el Ministerio de Economía, el 92 por ciento del presupuesto de Cultura nacional se quede en Buenos Aires?
-Puede ocurrir que en el presupuesto que figura en (la página web de) el Ministerio de Economía aparezcan contenidos dentro de la ciudad de Buenos Aires varios organismos que tienen su sede allí, y por eso un porcentaje elevado, alrededor del 80 u 85%, corresponda a sueldos. De lo que es libre disponibilidad, que se reparte, hay otro porcentaje que quizá también cae en Ciudad de Buenos Aires pero que en un 80% se distribuye en las provincias. Es el caso del Instituto Nacional de Cine, el Instituto Nacional del Teatro, que tomó seis regiones y dejó un millón en cada una, o el Fondo Nacional de las Artes, que en el 2000 repartió en el interior el 65 por ciento de sus recursos y cinco de los siete premios de fin de año por reconocimiento.
-¿Es racional que un país que se define como federal tenga todas sus sedes en Buenos Aires?
-¿Y dónde van a estar las sedes de los organismos del Estado nacional?
-¿Por qué no podrían estar en otras ciudades? ¿Hay alguna razón para que los museos nacionales estén en Buenos Aires?
-Y, bueno, nosotros comenzamos con 24 museos, de los cuales 18 estaban en Buenos Aires. Tomemos el caso del Museo Nacional de Bellas Artes. En un año gestión abrimos dos sedes en el interior: una en Neuquén y otra en Córdoba. Y estamos esperando que otras ciudades nos soliciten lo mismo, para que ese museo, que tiene 10 mil obras y puede exhibir sólo 500, pueda mostrar las obras de los argentinos en la Argentina.
-¿Rosario lo pidió?
-Inició conversaciones. Y estamos receptivos para continuar ese proyecto y totalmente dispuestos a trabajar para la apertura de más sedes en el interior.
-¿Ve a Rosario como sede posible?
-Me parecería estupendo, pero eso depende de la Municipalidad de Rosario y de una oferta que estaría totalmente dispuesto a escuchar. Voy a apoyar hasta lo indecible para que haya nuevas sedes de las dependencias nacionales de modo de cumplir con este proyecto federal. Pero hay otros casos en que se ve una clara apertura federal: el Ballet Sinfónico Nacional o la Sinfónica Nacional. Tal vez tengan todo su presupuesto volcado en Buenos Aires, pero actúan en el interior. Durante el 2000, arriesgo una cifra, de 35 presentaciones del Ballet, 30 deben haber sido en el interior. Estamos de acuerdo: una buena política de gestión nacional debe tender a la descentralización y conectarse más dinámicamente a la realidad de la gente. Pero la estructura que recibimos del Estado nacional ya se sabe cuál es: un Estado macrocefálico ubicado en una sola ciudad.
-Entonces, ¿admite que este no es un país verdaderamente federal?
-Sí, aunque desde Cultura hacemos lo imposible por cambiar esa situación.
-Pero parte de ese diagnóstico...
-Claro, parto del diagnóstico que estaba concentrado...
-¿Que estaba?
-Que está. Pero repito, hacemos lo imposible por transformarlo. Y damos varios gestos en ese sentido. Por ejemplo, Argentina en Vivo se hacía en Buenos Aires y se llamaba Buenos Aires en Vivo, ahora se hace en todo el país.
-Sin embargo, en el interior se percibe que muchos espectáculos se hacen desde Buenos Aires para el interior, como una suerte de paternalismo cultural.
-Hay espectáculos hechos en el interior que convocaron fuertemente a figuras del interior. En Ushuaia, Argentina en Vivo convocó a 64 músicos locales para subir a escena. Y en casi todas las presentaciones hubo artistas locales.
-Los medios nacionales, incluido Canal 7, suelen referirse a "la ciudad", así sin más. Por supuesto, siempre se trata de Buenos Aires...
-Canal 7 cambió mucho y el programa 2000 fue de emergencia porque se pagó una deuda terrible dejada por Sofovich. Vamos a compartir que hay programas que tienen que ver con una mirada al interior. Por ejemplo, el programa de Badía a la tarde, que trabaja sólo el interior y fomenta el turismo.
-Claro, pero con guión, equipos, cámaras y conductores de Buenos Aires.
-Y protagonistas del interior, como el programa de León Gieco en El Impenetrable, con aborígenes y chicos de la zona.
-¿Diría que esa es la norma?
-No, hay que generar una política federal que no parta de la mirada central, sino de las miradas diferentes de la gente que construye culturalmente la policromía del país. Y que no declame federalismo, sino que lo practique. Aún hay mucho de centralismo para revertir, pero mucho también ya se revirtió.
-¿Cómo define a la producción cultural rosarina en el mapa nacional?
-Es excelente, sobre todo en lo musical y en la plástica. Pese a que muchas veces las condiciones no son las óptimas surgieron valores que nos representan en el país y en el mundo. Y algunos se han quedado en Rosario.
-Algunos se han quedado.
-Son muchos. Y desde acá resisten.



Stortero admite que existe una tradición de Estado macrocefálico.
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