Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
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El plan. En la primera semana aseguró 3.500 millones y los superpoderes
El plan Cavallo empezó por la caja
Con la plata del nuevo impuesto como apoyo, el ministro muestra las primeras cartas de su programa

Cavallo ya tiene superpoderes pero, sobre todo, tiene plata. O al menos la perspectiva de tenerla en volumen suficiente desde el martes, cuando entre en vigencia el impuesto a las cuentas corrientes, a través del cual pretende hacerse de unos 3.500 millones de dólares para achicar el déficit fiscal y alejar el fantasma de la cesación de pagos en el frente externo.
Los bancos deberán girar a diario los fondos recaudados, lo cual le significa a Economía mantener una caja permanente con la cual financiar su plan. Programa sobre el cual el ministro Cavallo comenzó a dar algunas puntas en esta semana de hiperactividad, que incluyó un viaje a España para calmar a las poderosas empresas privatizadas, una reunión en el Banco Nación en la que se peleó con los banqueros y la negociación permanente en el Congreso para obtener las facultades especiales.
Tamaño despliegue comenzó a rendir sus frutos. En comparación a lo que fue el grueso del mes de marzo, el panorama político se tranquilizó esta semana a partir de un nuevo piso de consenso. Cavallo no tuvo todos los poderes que pidió pero, luego de su apoyo a los senadores por el tema de las denuncias de soborno, estableció una nueva relación con la Cámara alta, clave a la hora de pasar cualquier iniciativa y, sobre todo, las que tienen que ver con las provincias.
Paralelamente, De la Rúa emergió de la incertidumbre reviviendo la imagen de Carlos Menem y Raúl Alfonsín en la Casa de Gobierno. El viernes se encontró con los gobernadores, con quienes tendrán que negociar por el tema tributaria y de reducción de gastos en el interior.
Sin embargo, el premio gordo del nuevo ministro pasó por desactivar la huelga anunciada por la CGT de Moyano. Apoyado en el salto de popularidad que le dan las encuestas, quebró la resistencia gremial con medidas que significan un pequeño esfuerzo fiscal en aras del consenso.
Así, desempolvó un proyecto que desde los tiempos pre-López Murphy venía estudiando la ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, para implementar un subsidio de 160 pesos para 206 mil familias que están por debajo de la línea de pobreza. Una porción mínima de la recaudación estimada del impuesto al cheque, pero que medido contra los planes de su inmediato antecesor, puede parecer un gesto populista.
La suspensión del decreto de desregulación de las obras sociales parece ser un arma más efectiva para ganarse al menos a un sector del sindicalismo, aunque en rigor se dejó sin efecto un sistema que no convencía tampoco a las prepagas y que le estaba dando dolores de cabeza al gobierno por la catarata de recursos judiciales a los que fue sometido. La misma suerte, trascendió, correrá el proyecto previsional, que reingresaría al Parlamento con modificaciones.
Con facultades especiales acotadas, el equipo económico también probará la nueva relación con el Congreso cuando envíe el proyecto de reforma laboral que está estudiando. Ya el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, aseguró que se necesita mayor flexibilidad en ese terreno para dar competitividad a las empresas.
Cavallo también mostró algunas cartas impositivas. Prometió avanzar en el reordenamiento del sistema tributario hasta dejar solamente el IVA y ganancias, sin exenciones, y reiteró su compromiso de autorizar que los pagos por transferencias financieras se descuenten de aquellos dos tributos.
Hasta ahora, la medida más audaz en el campo fiscal fue la suba de aranceles al 35% sobre la importación de productos finales y la rebaja a cero de la alícuota para el ingreso de bienes de capital. Trascendió que, para compensar a los fabricantes locales por esta última medida, se aprobaría en las próximas horas una suerte de resurrección y extensión del bono fiscal del 10% que funcionó el año pasado para el sector de maquinaria agrícola. El ministro prometió implementar un plan de regularización de deudas impositivas hasta fines del 99 a través de la compra de un bono a baja tasa de interés. Por el lado de eventuales desgravaciones, desde Economía ya se advirtió que estarán dirigidas a operaciones puntuales de los sectores que más sufren la competencia externa.

Las provincias
Cavallo sabe que la relación con las provincias es un punto central de esta historia. Aunque aseguró que respetará el pacto fiscal firmado en diciembre del año pasado, el ministro propone avanzar en una negociación directa con cada Estado del interior la reducción de gastos políticos, léase legislativos. El margen de maniobra para lograr este objetivo se achica o se agranda según el grado de desequilibrio financiero que tiene cada distrito.
Como señal, recogió los pedidos que en su momento le efectuaron los gobernadores de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires al presidente De la Rúa, de crear programas de apoyo específico a los complejos productivos de alta incidencia, como la industria láctea y automotriz. Esta iniciativa esconde también la intención de hacer copartícipes a las provincias de la rebaja de impuestos comprometida. La idea es retomar el viejo proyecto de eliminar impuestos distorsivos como ingresos brutos y sellos, y reemplazarlo por una suerte de IVA provincial , que bien podría cargarse como una sobretasa del impuesto que cobra la Nación.
En los pasillos de Hacienda se baraja una alternativa, que consiste en pasar a las provincias, en la medida en que mejore la situación fiscal del gobierno central, la recaudación correspondiente a cinco puntos de la actual tasa del IVA. La otra arma es la liberación de impuestos específicos para poner en marcha el plan de infraestructura. La suerte de estas iniciativas estará atada a la posibilidad de lograr mantener el nivel de consenso que recogió esta semana. El ministro logró que su prédica de reactivación y crecimiento desplazara del centro de la escena los vaivenes de la Bolsa y la tasa de interés.
Aún así, en su primer test con el mercado local tuvo que pagar una tasa que no se veía desde los peores momentos del año pasado. Con un lujo que sólo él se puede dar en el marco de este modelo, Cavallo redobló la apuesta y amagó con frenar las licitaciones de Letes, apoyado en los ingresos del nuevo impuesto a las cuentas corrientes y en las negociaciones directas que inició con el gobierno de EEUU para conseguir financiamiento extra.
En la puja con los dueños del dinero, la palanca de bancarización que implica la reducción del tope a operaciones en efectivo es una prenda de negociación, así como la imagen de gobernabilidad dibujada con el ingreso del ministro al gobierno. Pero es la posibilidad de manejar su propia caja y la llegada directa a los centros de poder financiero internacionales lo que le permitirá a Cavallo equilibrar la balanza a su favor.



Cavallo se solidarizó con los senadores.
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