Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
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Después del debate por los superpoderes
Natale: "Caminamos por la cornisa y sin red abajo"
El líder del PDP dijo que el arribo de Cavallo sirvió para que el gobierno no caiga en un abismo social

Walter Palena

El diputado nacional Alberto Natale asume una actitud cautelosa frente al programa económico que encara Domingo Cavallo luego de que el Congreso nacional le otorgara los poderes especiales que solicitó para plasmarlo. Sin embargo, reconoce que el arribo del ex ministro menemista produjo un shock de confianza en la sociedad y puso en evidencia la hecatombe que sobrevenía en el gobierno de la Alianza. "Veníamos caminando por la cornisa de un edificio de cien pisos de alto y sin red abajo. Creo que ahora empezamos a tener red y ojalá no me equivoque", dice el legislador demoprogresista a La Capital, mientras su rostro todavía guarda las huellas del cansancio por la interminable sesión en la Cámara de Diputados.
-¿Se sintieron arrastrados por el efecto del huracán Cavallo?
-De ninguna manera. Uno tiene clara conciencia de la gravedad de la situación económica y fiscal del país. Reaccionar con prontitud era lo mínimo que Diputados podría haber hecho ante la propuesta del Ejecutivo. Es más, a uno le alegra que haya vértigo en las decisiones de gobierno. Eso produce un shock de confianza.
-¿Ese shock depende solamente de Cavallo?
-Básicamente de Cavallo, pero también del gobierno. Si volvemos a las contradicciones políticas, que fueron una constante desde que asumió la Alianza, no hay ministro de Economía que sea Súperman.
-Una de las dudas que surgen es cómo va a sobrevivir Cavallo dentro del esquema de poder de la UCR.
-En el debate en el recinto advertí que muchos radicales han deglutido un Cavallo básico y archivaron todo lo que dijeron en contra de él durante mucho tiempo.
-¿Qué margen puede tener entonces para llevar adelante su programa?
-Cavallo puede ganar espacio sólo con éxito. Si la recaudación es rápida, si se aplican medidas complementarias eficientes que generen confianza en la población y no solamente en los mercados, creo que puede dar una respuesta positiva.
-Muchos dicen que es la última oportunidad que tiene De la Rúa.
-Tengo la impresión de que muchos dirigentes de la Alianza se han dado cuenta, aunque no logren entenderlo demasiado, de la hondura de la crisis fiscal, económica, política y social que atraviesa el país. Veníamos caminando por la cornisa de un edificio de cien pisos de alto y sin red abajo desde hace mucho tiempo. Estuvimos al borde de la cesación de pagos y hubo días de corrida bancaria. Creo que ahora empezamos a tener red y ojalá no me equivoque.
-¿Depender demasiado de una sola persona no es peligroso?
-Por supuesto que es peligroso. Lo ideal hubiese sido que la Alianza acertara el enfoque desde el primer momento, que (José Luis) Machinea haya tenido imaginación para atender las causas reales de la crisis. Por el contrario, en vez de tratar de provocar un shock de confianza en la sociedad, se adoptaron medidas como el impuestazo y la rebaja salarial en el sector público. Cavallo, en cambio, muy hábilmente disfraza el aumento de impuesto bajo el nombre de ley de competitividad. Y su discurso no se concentra en el ajuste, sino que lo presenta como una política de crecimiento. Si se analiza la situación con fineza, Machinea y López Murphy, dos radicales de pura cepa, son exponente de un liberalismo mucho más ortodoxo que Cavallo.
-¿Cavallo se volvió progresista?
-No, siempre fue muy heterodoxo en economía, y esa postura lo lleva hacia algunas actitudes atrevidas. Por algo Chacho Alvarez propició su ingreso al gobierno.



"Muchos radicales deglutieron un Cavallo básico y archivaron su discurso".
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