Año 49.074
 Nº CXXXIV
Rosario,
domingo  01 de
abril de 2001
Min 18º
Máx 30º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Los mareados
Central repitió errores y perdió con Talleres

Miguel Pisano

Habrá que hacer mucha memoria, tal vez demasiada, para recordar una actuación de Central peor que la de anoche. Más allá de la contundencia de los números, la realidad de más de siete horas, o de cuatro partidos, sin convertir en el torneo Clausura habla por sí misma.
Como en aquella vieja canción de Antón Pirulero cada cual atendió su juego. Central se puso las pilchas de protagonista pero nunca entendió el partido porque hizo casi todo exactamente al revés de sus propios intereses. Primero porque dispuso de la pelota durante mayor cantidad de tiempo pero con una falta de agresividad alarmante. Segundo porque Central sigue siendo un extraño equipo que no patea al arco. Y tercero porque el local careció de la agresividad física como para recuperar rápidamente la pelota en el medio.
Y como en aquella canción de la infancia, Talleres también atendió su juego: primero porque pateó al arco cada vez que pudo. Segundo porque armó una telaraña táctica en su campo y tercero porque controló mejor la pelota y también fue superior hasta cuando no la tuvo.
Apenas habían jugado 9 minutos cuando Astudillo pateó por primera vez al arco en el partido y con una sola jugada Talleres había generado más peligro que Central con mayor cantidad de tiempo de posesión de la pelota.
Y en la segunda llegada clara, al minuto, el propio Astudillo le ganó una pelota dividida a Marra por la izquierda del área y definió con simplicidad: fue un remate cruzado abajo al segundo palo.
Con sus traumas a cuestas, Central salió a buscar el empate. Y como las malas suelen venir acompañadas el local se perdió el gol en tres llegadas muy claras. La primera fue una jugada maradoneana de Ezequiel, que arrancó desde el medio, gambeteó a cuatro marcadores y la terminó con un derechazo cercano al caño izquierdo. la segunda fue una gran combinación entre el propio Equi y Vespa por la derecha, que Marcelo Quinteros finalizó con un furibundo zapatazo en el caño izquierdo. Y la tercera, fue un misil de Federico Arias que cayó cerca del travesaño después de noquear a Astudillo en la barrera.
El complemento devolvió una mejor imagen de Central en los primeros minutos cuando Ezequiel González se asoció con el Tom Arriola y entre ambos tejieron el mejor fútbol local, aunque el equipo repitió sus yerros crónicos: ese loco berretín por querer entrar con pelota y todo.
Y Talleres volvió a hacer su negocio: primero se refugió en su campo y aguantó hasta que amainara el temporal auriazul. Y cuando se dio cuenta de que la clave consistía en tener la pelota y en atacar generó una media docena de llegadas claras con las que pudo y debió haber goleado de no haber mediado la increíble impericia del propio Astudillo en la definición y una gran salvada de Tombolini.
El empate que se comió Pizzi sobre el final y su reacción de impotencia contra Cuenca pintaron a Central de cuerpo entero. Será cuestión de hacer mucha memoria para recordar un partido tan malo de Central como el de anoche. Y, sobre todo, para no repetirlo.



Erroz frena el acoso de Buján.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
Bauza: "Nos despedimos definitivamente del torneo"
Lequi fue transferido al grupo de Paco Casal
Diario La Capital todos los derechos reservados