Año CXXXIV
 Nº 49.046
Rosario,
domingo  04 de
marzo de 2001
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Noriega: "No nos alcanza el dinero para las tizas y el cloro"

Susana Noriega es directora de una escuela que alberga a 950 alumnos, 600 de los cuales concurren al comedor. El establecimiento se encuentra a pocas cuadras del Mercado de Concentración de Fisherton, lugar donde trabaja más de un padre. Dice que está "orgullosa" de la labor que allí realizan los maestros con los alumnos, pero reconoce que "a veces" cuesta mucho trabajar en un lugar donde no sólo no hay clases de computación, sino donde el dinero no alcanza "ni para las tizas, ni para el cloro".
A la escuela asisten chicos de 1º a 9º año de la EGB. O sea, niños de 6 a 14 años, aunque tienen algún que otro alumno que ya alcanza los 17.
Uno de los orgullos de la institución es su promoción no graduada. Un plan que implica que los chicos, de 1º a 5º año, pasan de grado a medida que alcanzan determinados objetivos. Es decir, nadie "repite de grado" porque lo importante es que en ese tiempo se logre, entre otras cosas, leer y escribir bien. "Algunos -explica Noriega- logran ese objetivo en tres años, otros en cinco. No importa, esperamos sus procesos y se logran buenos resultados ya que casi ninguno abandona la escolaridad".
Los chicos de la Nº1.080 están acostumbrados a trabajar. Son abrepuertas o bien ayudan a sus papás a recoger con sus carros cosas por la calle. Tal vez esa vivencia sea la que los hace ser, en general, más duchos en matemática que en lengua.
La maestra engloba a los problemas más serios de su población escolar en la categoría "discapacidades sociales". Allí incluye los trastornos alimenticios (en los que se encuentra más de un caso de desnutrición), los de salud (desde parásitos a cuadros neurológicos), problemas de aprendizaje, y violencia (donde las patadas, pintadas en la paredes, empujones y roturas de vidrio están a la orden del día).
Dice que para enfrentar eso hace once años que maestros, alumnos y padres trabajan en talleres, iniciativa con la que, según reafirma la docente, se cosecharon buenos resultados. "Al menos, hoy uno puede caminar la escuela y ver que no está lastimada", rescata Noriega.



Susana Noriega, la directora de la escuela nº 1.080.
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