Año CXXXIV
 Nº 49.046
Rosario,
domingo  04 de
marzo de 2001
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Una renuncia precipitada por los fracasos

Isidoro Gilbert

Un cuadro mixturado de frustraciones económicas, ligado a fuertes elementos de crisis política dentro de la Alianza, desbroza el camino, ahora o más tarde, para un replanteo de la integración de la coalición gobernante e indicaría sus lineamientos para los tiempos electorales.
A mediados de semana se comenzó a temer en círculos oficiales un "golpe de mercado", esas jugadas de especulación propias de la lectura que hacen los que pueden efectivizarla sobre la debilidad de un gobierno, en este caso del equipo económico, vapuleado desde dentro y fuera de la coalición. No hubo encuentros entre funcionarios los últimos días sin que el nombre de José Luis Machinea, es decir su salida del gobierno, no se anticipara, en un ambiente de decepción por el fallo de los pronósticos entusiastas durante las jornadas que siguieron al blindaje, ese manto piadoso que alejó el peligro del default pero que no solucionaba lo que ya es un problema crónico: la baja tasa de crecimiento.
Es un hecho, se lo dijo el jefe del Gabinete, Crhystian Colombo, a diputados del Frepaso renuentes a despejarle el camino al decreto modificando el régimen a los futuros jubilados, que el FMI bochará, o llamará la atención, por el no cumplimiento de los compromisos que dieron lugar al blindaje. Aunque el clima que viven los funcionarios es como antes de las promesas por los casi 40 mil millones de dólares, las urgencias no son las mismas de entonces: no hay peligro que al gobierno le embarguen la heladera. Pero la economía no da signos de reanimación como para revertir la meseta de más de 30 meses de estancamiento; casi todas las variables externas que permitían suponer que se cumpliría el "circulo virtuoso" se trastocaron en negativas, amén de que caen precios de las exportaciones, se detiene (o retrocede según se hagan los cálculos) la recaudación, se incrementa el gasto público, una diablura para la filosofía económica dominante. Con realismo, Machinea sintió que Fernando de la Rúa, un desconfiado congénito, ya no le sonreía como hace dos meses.
Encuentros con integrantes del Consejo Empresario Argentino (CEA), el non plus ultra de la economía concentrada, le dejaron al presidente mensajes preocupantes. Uno, que no creían que Machinea podía revertir las expectativas actuales y el otro, que observaban deterioro del liderazgo político, lo peor que le pueden decir a De la Rúa. Si se mira bien, la crítica empresarial al ministro es similar a lo que éste piensa como el ancla del estancamiento: la escasez de credibilidad, que si bien en teoría económica es un dato, es difícil que pueda tomarse como la causal de fondo de las desgracias argentinas. Por eso se abre inevitablemente la necesidad de debatir nuevos caminos, una discusión que Machinea no soslayó entre los suyos con una condición: él jamás abordaría la cuestión de la convertibilidad, que sigue siendo tabú, pero de ella se conversa: cómo transformar el uno por uno fijo en una moneda convertible sobre la base de una canasta de monedas. Crecer o no crecer no es una duda. Sin que trepe la economía no habrá recaudación para afrontar los pagos externos, es el desarrollo la única garantía de pago, no solamente una salida a las frustraciones populares por la falta de empleo que potencializa la conflictividad social y acumula bronca contra las autoridades.
Emerge López Murphy
Hubo otros encuentros como el que mantuvo Ricardo López Murphy con su equipo donde el martes les pintó un sombrío panorama económico para el futuro, pero al que no sabía cómo encararlo: no había condiciones, en un año electoral, para hacer del peso una moneda flotante aunque convertible ni tampoco un nuevo ajuste: sería el cuarto después del impuestazo, la poda de salarios y la rebaja de las jubilaciones futuras, fuente de discordias entre el gobierno, el Frepaso y el peronismo.
No se puede saber si la negativa apreciación del ministro no haya sido un modo de anticipar su salida de la cartera o negarse a ir a un cargo sin mayores poderes de los que gozaba Machinea.
En todo caso, el ministro esos días estaba más atento en cumplir con la visita a las fuerzas de la Gendarmería que operan en Chipre bajo la bandera de la ONU, que expresa el papel básico de los militares en tiempos de la globalización; no pudo cumplir el objetivo: regresa hoy "porque no puedo estar ausente de la crisis". Su eventual traslado a otro puesto no daña al operativo de las FFAA para volver a pesar en política interna, comenzando por el blanqueo de sus cuadros actuales, de que no han tenido nada que ver con los años de plomo. La idea de los oficiales de pedir a las organizaciones defensoras de derechos humanos el hábeas data, aunque de uno en uno, es de hecho una postura corporativa que bendijo el presidente y como parte de una estrategia para abordar los recuerdos de los años del terror ahora que este mes se cumple un cuarto de siglo del golpe de estado de 1976 y el inminente fallo del juez federal Gabriel Cavallo que declara inconstitucionales las leyes de punto final y obediencia debida.
Por lo pronto, el jefe de la bancada de la Alianza, el frentista Darío Alessandro, se comprometió ante el secretario de Asuntos Militares, Angel Tello, a modificar un proyecto de ley que obligaba a leer en las guarniciones militares discursos críticos sobre el cruel episodio de 1976.
Aunque un ortodoxo, pero viejo afiliado radical, el nombre de López Murphy emergió para Economía del apurado cónclave de Olivos de la noche del viernes donde después de mucho tiempo De la Rúa consultó a los líderes políticos de la Alianza, Raúl Alfonsín y Carlos Chacho Alvarez, cómo cubrir la resonante dimisión.
En Olivos se charló de ampliar las bases de sustentación de la actual coalición. Cuando de extenderla se habla, el nombre de Domingo Cavallo es inevitable. Para Alfonsín, el ex ministro es el límite para la Alianza, pero acepta trabajos juntos en temas puntuales. Chacho cree que el papá de la convertibilidad le daría al gobierno no solamente el respaldo de los mercados, sino confianza en sectores medios de que no habrá devaluación (una palabra mal utilizada las últimas horas) y esa imagen de hacedor capaz de lograr revertir las expectativas que no consiguió Machinea. En principio, era más aceptable para todos instalar a Colombo en la cartera de Hacienda, desplazar a López Murphy hacia la jefatura de Gabinete y tratar de convencer a Cavallo que acepte ser el titular del Banco Central una vez que se apliquen las formas legales de desplazar a Pedro Pou, facilitado por los datos que logró el subcomité del Senado de los EEUU, al menos por negligencia, por las actividades dudosas de banqueros menemistas en el lavado de fondos negros.
Los problemas de Colombo
Colombo advirtió que si la diputada Elisa Carrió, que impulsa la cruzada contra los lavadores, involucra al Banco Macro, donde fue un activo ejecutivo años atrás, él no podría resistir la embestida. Una cosa es ser golpeado como jefe de Gabinete y otra como el conductor de la economía donde una renuncia precipitada convertiría al remedio en un acelerador de una nueva enfermedad.
Ni el presidente ni Alfonsín pueden darles seguridades a Colombo de que negociarán con Carrió: la diputada no piensa en políticas coyunturales y además siente que la etapa clave de la investigación sobre lavado que debe realizarse dentro del país no tiene respaldo por parte del presidente. Ella mira desde ese ángulo los esfuerzos denodados del embajador en Washington, Guillermo González, quien consiguió que las 25 cajas con documentación clave para la pesquisa que el senador Carlos Evans le prometió a la legisladora, sea remitida al gobierno argentino, no a ella, ni a la comisión de la Cámara baja. Jugó un papel activo en esta decisión la titular del subcomité, Susan Collins, una senadora republicana.
La diputada tiene los nombres clave que sacudirían a un sector del menemismo, pero su cruzada ha tenido un traspié que la convence más que nunca de que hay un acuerdo bipartidista para evitar que se conozca la verdad. Al flanco que ofrece Colombo se agregaron las preferencias de sectores financieros por López Murphy. Un Colombo sin un jefe de Gabinete fuerte puede ser flor de un día; para el esquema actual, es preferible el pase a Economía del titular de Defensa y completar el esquema con Cavallo en el Banco Central. Aunque para el presidente y para Chacho, el padre de la convertibilidad sería un revulsivo desde la jefatura de Gabinete, si Alfonsín lo digiere y si sus exigencias no se conviertan en desmedidas. Los amigos de Cavallo juran que hasta ayer no tuvo ofrecimiento concreto: lo llamó De la Rúa "para consultas".
El envió mensajes a hombres como Chacho y Colombo (los tres mantienen buenas relaciones) de que estaría evaluando no presentarse como candidato a senador nacional, una señal de cooperación muy fuerte. Nada más.
Cavallo, con apoyos y rechazos
Cavallo está preocupado por los sucesos y está terminando de escribir su libro-propuesta para crecer, toda una plataforma, que presentará en la Feria del Libro. El miércoles irá a Londres, donde tiene previsto participar de una nueva conferencia de la Trilateral, uno de los polos de irradiación del capitalismo moderno de peso sólo comparable a los encuentros anuales de Davos.
Para el alfonsinismo, una cosa es Cavallo en el Central, otra cosa muy diferente dentro del gabinete en un cargo clave, todo un cambio en el sistema de alianzas que no sólo abre un debate dentro del radicalismo sino también en las entrañas del Frepaso. Alvarez, que cree que de estas crisis "se sale por derecha" puede contar con el apoyo de Graciela Fernández Meijide o de Darío Alessandro pero no de Aníbal Ibarra, ya bastante diferenciado de Chacho. Al Partido Socialista Popular (PSP) ese escenario lo obliga a convocar a un congreso partidario y definir su futuro en la coalición.
Chacho está convencido de que si remontan los obstáculos políticos, y la Alianza se amplía, aún hay tiempo para superar el tiempo perdido. No cree en parches y no hesitó en criticar duramente el discurso presidencial ante la Asamblea Legislativa. Piensa que De la Rúa hace gestos de autoridad y se los cree.
Sostenedor de Machinea junto a Alfonsín, rompió con el ex ministro cuando se sintió defraudado por la seguidilla de pronósticos no cumplidos. Sabe que Cavallo tiene vicios, pero que lo que hay que aprovechar son sus virtudes a condición de que no irrite a Alfonsín. Federico Storani ya anticipó que, aun en el Banco, Cavallo es para él intolerable. Chacho por eso estima que su petición es teórica. Además volverá a chocar con el presidente cuando se trate el tema candente del lavado de dinero: no quiere que se frene investigar al menemismo.
De la Rúa necesita del respaldo de los gobernadores peronistas. Los tres más fuertes no tienen en apariencia objeciones a una investigación a fondo. Pero un hombre de Ruckauf, Guido Guelar -que cuando fue embajador en los EEUU se llenó de amigos con su mesa con bifes y chorizos, una peña conocida como "La vaca que ríe", todos los martes en Washington- es quien habría convencido a la senadora republicana Collins de no entregar los documentos a Carrió. Con tantas complejidades De la Rúa debe decidir hasta dónde piensa producir hoy cambios de hombres y aliados.



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