Año CXXXIV
 Nº 49.046
Rosario,
domingo  04 de
marzo de 2001
Min 26º
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Editorial
Un enorme paso adelante

Con el primer análisis en profundidad de la secuenciación del genoma (el mapa de la vida) humano, la ciencia ha dado un enorme paso adelante. Se trata de un paso que abre perspectivas extraordinarias para el desarrollo de la humanidad. Asimismo, esta circunstancia sirve para acabar con algunos mitos nefastos. Por ejemplo, la diferencia entre el hombre y otras especies animales, que no es tan marcada como se creía, y la supuesta base científica de teorías que establecen diferencias raciales que arrastran a la falacia de que existen grupos humanos menos humanos que otros.
Con referencia al primer caso, por ejemplo hay sólo 300 genes humanos que no tienen correspondencia con el genoma del ratón, y el total de los genes humanos es apenas el doble del de la mosca de la fruta. En otras palabras: el hombre debe descender del altar superior en el que se colocó él mismo respecto de las diversas manifestaciones del mundo viviente.
En cuanto al segundo caso, que tanta ignominia y muerte supo sembrar a lo largo de la historia, incluido el paroxismo de la terrible e increíble experiencia política del nazismo, cabe señalar que la similitud que existe entre los distintos individuos es del 99,99 por ciento. También en otras palabras: la diferencia entre unos y otros es insignificante, apenas del 0,01 por ciento.
Francis Collins, director de uno de los equipos de investigación que, en una inteligente jugada, confluyeron en esta primera visión del mapa genético, aclaró que "frecuentemente se habla del genoma como del libro de la vida. Pero en realidad son tres (libros) a la vez: uno de historia, (otro) un manual de instrucciones, y (el tercero) un libro de medicina que nos permitirá tratar, prevenir y curar las enfermedades".
Con ello queda claro que las perspectivas que se abren son enormes y alcanzables a partir de distintos objetivos de interés científico. Además, esta realidad no debe confundir en cuanto a que de inmediato se obtendrán resultados positivos espectaculares en materia de salud. El esfuerzo que demandará lo que queda por hacer es enorme. De todas maneras, sería un despropósito menguar por ello el fundado optimismo que el acceso a la secuenciación del genoma humano despierta en todos.
En otro orden, este descubrimiento que tanto conmueve al mundo también sirve para ratificar, una vez más, la importancia de la investigación científica básica. Investigación que, si bien resulta costosa y exige de talentos que sólo se cultivan con el conocimiento y el esfuerzo sostenidos, debe ser asumida como el gran desafío del mundo. Desafío que, obviamente, también compete a la tan vapuleada ciencia argentina.


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