Año CXXXIV
 Nº 49.046
Rosario,
domingo  04 de
marzo de 2001
Min 26º
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Entrevista
Guillermo Bacchini: "Acá seguro dejaría de escribir"
El escritor rosarino acaba de publicar "El tejido de ilusión", su nuevo libro, y decidió radicarse en Barcelona

Martín Navarro

Guillermo Bacchini es escritor y rosarino. Nacido en 1967, había publicado hasta ahora un solo libro, "El ducto", en el año 1996, y reeditado en 1999. El escritor tiene además un personaje, Iók, con el que ha llevado a cabo distintos performances, basadas en su propia obra y en las del autor que más admira y mejor conoce, Samuel Beckett. Ahora Bacchini acaba de publicar su segundo libro, "El tejido de ilusión" (Editorial Ciudad Gótica), y en pocos días más tomará un avión para radicarse en Barcelona, España.
-¿Por qué te vas a Barcelona?
-Porque se sabe que Barcelona nuclea al mayor movimiento cultural y editorial de España. De cualquier modo, no soy el primero de los escritores que emigra, por la desocupación y la falta de oportunidades de la Argentina. Además en Barcelona está la Sala Beckett que, por supuesto, me interesa muchísimo.
-¿Cómo fue el proceso que te llevó a la decisión de emigrar?
-Fue el desgaste que vas viendo en el tejido social. No me gusta dejar la idea de que me escapo porque en la Argentina viene la pobreza, porque la pobreza me la bancaría, pero desde allá puedo darle cabida y desarrollo a mi obra, en cambio acá debería seguro dejar de escribir. La obra me pide que le dé publicación. Eso hasta me lo dijeron las piedras.
-¿Cómo es eso de las piedras?
-Parece superstición, pero a partir de tomar la decisión de irme un amigo me explicó que hay veinticinco Runas (un sistema de adivinación antiguo) y me propuso que elija una al azar, para ver qué decía. Y la Runa habló de la necesidad de tomar conciencia de mi esencia para poder expresarla de una manera creativa, aumentando mi fuerza vital. La fuerza vital está en juego ahora. Es la plusvalía. Parecía mentira, hecho a propósito. También señaló la necesidad de admitir algo que por mucho tiempo negué, algo que mantuve en la sombra. El material, mi obra, está negada acá, la tengo en el cajón, en cambio afuera espero que encuentre la luz. El escritor es el vocero social que en su novela debe reflejar lo que sucede, y acá el vocero social, lamentablemente, es el futbolista. Es por eso que el lugar del escritor en la Argentina, es un espacio de pobre.
-No te debe gustar "Yo el Diego", el libro de Maradona.
-Es como el huevo y la gallina, si desde los medios se deseduca a la gente en el sentido que le vaciás la conciencia, entonces después la gente no lee, le sacás la costumbre y se vuelcan a los libros de autoayuda o los libros de Maradona, sin saber qué hay en la biblioteca. Pero nos estamos yendo muy por ahí, pudiendo hablar de otras cosas.
-Entonces, ¿qué te parece importante?, ¿qué les dirías a los rosarinos ahora que te vas?
-Yo no les quiero hablar de nada a los rosarinos, pero le diría a cualquiera que despierte a las bibliotecas, que en los libros pueden encontrar respuesta al alcance de la mano, que toda la tecnología y los medios de comunicación ocultan la sabiduría a la humanidad. Trabajan en contra de la biblioteca.
-¿Cuál es la perspectiva de la ilusión, a la que hacés alusión en el título de tu libro?
-Las palabras salen por necesidad. "Ley" viene de recolectar legumbres. "Lex" viene por similitud, de recolectar, pero ciudadanos, y ese concepto de juntar, recolectar, es común a la ley y a la lectura. Ilusión viene de luz y la obra está reclamando ver la luz y por cuestiones económicas acá no va a poder ser: tengo que acompañar mi obra. Hay quien se encandila y no ve la luz: "Veo luces donde no las hay y sé que hay luces donde no las veo, miente, todo el tiempo miente, es lenguaje y para eso está", ahí responde el tejido de ilusión. Por eso la perspectiva de lo económico coincide con la perspectiva de la ley, exigiéndote que en lugar de comerciar con la palabra, la luz que esta implica, tengas que recolectar verdura para venderla. Y eso, que está muy bien, no puede ser el centro de la vida de un escritor.
-¿Qué te parece que diría Beckett respecto de las perspectivas?
- No sé. El usa de latiguillo esta palabra perspectiva, que tiene que ver con el movimiento y con el asombrarse. El asombro es salir de la sombra, exponerse a la luz. Para Beckett ser es ser percibido, algo que viene desde Hermes Trimegisto y lo usa Berkeley. Hizo un libro con eso, sobre el conocimiento humano. En una entrevista Beckett dice que el avestruz no esconde la cabeza bajo tierra para que no la vean, no es tan imbécil, sino que la esconde para no ver que la ven. No soporta darse cuenta que es percibido.
-¿El lenguaje es una cárcel?
-Estamos condenados a atravesar con nuestro cuerpo al tiempo y el espacio, llevando dentro nuestro indisolublemente unido a nosotros la condena de ser parlantes. La condición humana es permanecer atrapados entre la necesidad de expresar y la imposibilidad de decir. Lo que se juega en el lenguaje es un hecho de significación y nada tiene que ver el entendimiento en ese juego. El lenguaje humano, en todo caso es un instrumento de comunicación fallido.



Para Bacchini el lenguaje poco sirve para comunicarse.
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