Año CXXXIV
 Nº 49.046
Rosario,
sábado  03 de
marzo de 2001
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A medianoche se abre el Campeonato Mundial de F1 en Australia
Mazzacane tiene el deber de pegar un salto de calidad

Gustavo Conti

Entre las pocas cosas que dijo Gastón Mazzacane desde que fue confirmado por el equipo Prost Grand Prix, en una tiene muchísima razón. "Lo que más me alegra es haberme podido mantener en la Fórmula Uno, algo que para los que no somos pilotos top cada vez es más difícil". Ese fue el gran triunfo del argentino después de una completa temporada 2000 con escasa repercusión a bordo del modesto Minardi. Seguir. Lo que no pudieron lograr pilotos más hechos, quienes sucumbieron a los poderosos intereses económicos que mueve la máxima categoría.
Mazzacane se subió al Prost, mientras que al mismo tiempo Johnny Herbert se bajó del Jaguar, Pedro de la Rosa del Arrows, Marc Gené del Minardi, Ricardo Zonta del BAR y Alexander Wurz del Benetton, casi todos con mucho más experiencia que el platense, viéndose obligados a conformarse con el papel de pilotos probadores.
Fue entonces un gran logro el de Mazzacane. O habrá que decir el de su representante Eduardo Ramírez, o el de Panamerican Sports Network, su principal auspiciante que logró convencer con sus dólares a Alain Prost, que mucha seducción no necesitó.
Seguramente algún mérito le habrá visto Prost a Mazzacane, además de la billetera cargada. Porque ¿quién mejor que el ex cuádruple campeón mundial para discernir si un piloto tiene potencial o no? Porque por más que su equipo necesitaba imperiosamente el dinero que le arrimó PSN, también es verdad que no se iba a arriesgar a sentar a cualquiera en una de sus butacas cuando tiene por delante el desafío de crecer sí o sí, después de una paupérrima temporada 2000.
Allí estará entonces Mazzacane, en el cockpit de una escudería que promete despegar a partir de la llegada del motor Ferrari campeón del mundo del año pasado, del retorno de los neumáticos Michelin y de los dólares de Pedro Paulo Diniz, quien sorprendentemente se excluyó como piloto y se dedicará al asesoramiento deportivo.
En ese contexto, el paso adelante que dio el argentino deberá ser respaldado en las pistas del mundo con buenas producciones que disten mucho de la única meta de llegar que tuvo el año pasado en su primer año en la categoría.
La felicidad por esta oportunidad se convierte entonces en obligación, porque está claro que para continuar en este selectivo mundo de la Fórmula Uno deberá construir el aura de piloto seductor para los dueños de equipo y patrocinantes. Deberá arriesgar mucho más, para que en el futuro no sea sólo un sponsor como PSN el que le abra las puertas.
En sus brevísimas declaraciones a la prensa argentina del pasado 20 de febrero, Mazzacane siempre se mostró mesurado, pensante. Frío, tal vez, casi recordando a Reutemann. Qué bueno sería que pudiese también acercarse a las brillantes performances del Lole, que con el correr de los años se valorizaron mucho más ante el sistemático fracaso posterior de los pilotos locales en la máxima.
Mazzacane divide las aguas de la siempre exigente, y poco crítica en realidad, opinión especializada argentina. Pero al menos, la expectativa que regeneró unificó el criterio de que tiene crédito abierto. Porque todos saben que ahora tiene con qué, que el Prost es mucho más que el Minardi pese a que llevará en sus laterales el número 23, producto de que la escudería gala terminó por debajo de la italiana en el 2000. Y eso ya es un gran aliciente para sentarse frente a la TV y cruzar los dedos.



"Tengo los elementos para hacer una buena campaña".
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