Año CXXXIV
 Nº 49.029
Rosario,
jueves  15 de
febrero de 2001
Min 22º
Máx 30º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Volvió el fútbol a Arroyito y aparecieron los cuidacoches
Una ventaja para los conductores, ante la menor concurrencia: con un peso esta vez estaba bien

En las cuadras, parques y canteros donde se estacionaron los autos otra vez aparecieron los cuidacoches habituales de la cancha de Central. El estadio explotaba con el primer gol -a los 14 del tiempo inicial- y los hinchas de Huracán que recién descendían de los autos por bulevar Avellaneda, después de apagar la radio, recibían un trato más contemplativo que el que suele tener la visita: "Con dos pesos está bien, flaco", se escuchaba, cuando es sabido que en encuentros con equipos importantes -Boca, River, Independiente-, cuando las plazas escasean, el pedido empieza por cinco. Los locales, en cambio, con un peso ayer conformaban a todo el mundo.
"No se los puede condenar; la labor de los cuidacoches está tan incorporada a la sociedad que atacarla sería luchar contra los molinos de viento", dijo Simón Blaistein, mientras dejaba el auto y depositaba dos pesos. "Y quiero ver cómo se zanja esta cuestión en el centro una vez que desembarque el parquímetro, dentro de un mes. No va a ser tan simple", pronosticó.
El joven que recibió el dinero -"Pablo, 24 años", según confesó, bermudas y camiseta de Central- desmereció el tema: "Venimos acá cada 15 días, hacemos unos 20 pesos cada uno y nos vamos tranquilos. ¿Tanto problema por eso?", declaró, mientras paseaba la vista entre el grabador y los autos que se preparaban a estacionar.
Al toque se acercó un compañero, Javier: "A ninguno de los que estamos acá se nos va a ver trabajando en el centro o en las parrillas de Pellegrini. Es nuestro rebusque y lo hacemos de onda, sin prepotencia; y lo mismo deben hacer los pechos en el parque", aventuró.
Policías del Comando Radioeléctrico apostados en Génova y Avellaneda (móvil 2150) precisaron que el año pasado "hubo quejas de la gente a la que se le imponía una suma, dos o cuatro pesos, o también porque aparecieron algunos autos rayados, por eso algunos muchachos fueron llevados (a la comisaría), pero hasta ahora hoy viene todo tranquilo".
A las apuradas, llegando sobre la hora, Pepe Berra, también dio su opinión: "Lo único que me parece mal es que cuando termina el partido los cuidacoches no están, no llegan hasta el final. Si no, no pasaría nada".
Fabio C., que escuchaba, explicó la razón: "Lo que pasa es que con este método se financia a parte de la hinchada, por eso se los deja estar y el club no protesta. Y el que es hincha, cuando empieza el partido, quiere estar en la cancha, por eso cobran por anticipado".
En la zona del parque Alem los autos estacionados llegaban hasta el Hospital de Niños Zona norte. Y allí se repetía la escena: "¿Se lo cuido, jefe? Un peso".
Los inspectores de tránsito municipales, consultados sobre las quejas de la gente, repitieron al unísono que era mejor hablarlo con la policía, "que sabe más". Pero a los pocos minutos de la charla deslizaron que "las finanzas de Central deben andar mal... De 60 inspectores adicionales que contrataba el año pasado este año decidió pedir nada más que la mitad. ¿Qué jugador irá a contratar con lo que ahorre?", se burlaron.



"¿Se lo cuido, jefe?" es la frase más escuchada.
Ampliar Foto
Notas relacionadas
"Ya me curé y no protesto más"
Diario La Capital todos los derechos reservados