La policía de Miramar quedó en el centro de las sospechas por el crimen de la joven Natalia Melmann, a partir de dos desplazamientos claves para la causa: ayer a la mañana fue relevada la mayor parte de la planta permanente de la comisaría de Miramar (unos 25 efectivos), y se advirtió que había efectivos "directamente implicados" en el asesinato. En verdad, la decisión de relevar a los efectivos y el señalamiento explícito, realizado por el abogado de la familia Melmann, maduró la sospecha sobre la policía que venía gestándose desde distintos flancos y con distintas acusaciones, a las que anteayer se sumaron el procurador general de la Suprema Corte bonaerense, Matías De la Cruz, y el gobernador Carlos Ruckauf.
En principio, tres puntos complicaron desde el comienzo la posición de la comisaría de Miramar: la demora en localizar el cuerpo, la inquietante desorientación producida sobre los baqueanos que lo rastreaban y la fuga de Gustavo Gallo Fernández cuando debía estar vigilado.
La furia sobre la policía dominó el ánimo de la gente de Miramar, en especial cuando el cuerpo fue encontrado en un lugar que ya había sido rastrillado y las sospechas desembocaron en el alejamiento del comisario Carlos Grillo.
Los fiscales, el sábado último, se habían distanciado de cualquier responsabilidad por la fuga de Fernández, al señalar que cuando el fiscal Marcos Pagella reclamó la vigilancia del sospechoso, la policía respondió que estaba "localizado"; poco después, nadie podía decir dónde estaba Fernández.
Además, alrededor de los últimos momentos de Natalia aparecen dos veces policías o presuntos policías: los dos que se presentaron como integrantes de la División Narcotráfico de Necochea en el boliche Amadeus, y los dos que la interceptaron en un patrullero el domingo a la mañana, de acuerdo al testimonio de testigos.
Posteriormente se suceden hechos confusos en los cuales se rastrilla el vivero municipal Florentino Ameghino sin hallar el cuerpo, que luego aparece a un kilómetro de la entrada del predio, la sospecha de los baqueanos de que fueron desviados adrede, la certeza de que Fernández alcanzó misteriosamente a fugarse en un lugar tan previsible y de obvios accesos como es Miramar.
La pista policial se ratificó ayer con la explicitación de dos instancias que habían sido deslizadas y anunciadas por lo bajo: se relevó a la mayor parte de la planta permanente de la comisaría y el abogado Carlos Maggi, patrocinante de la familia Melmann, aseguró que habría policías "directamente involucrados en el crimen".
Maggi, que no se privó de un exabrupto al estimar que si Fernández no se entrega "más que gallo es una gallina", realizó una presentación judicial ligada a la presunta participación de policías en el asesinato de la joven.
Una lista de sospechosos
Los relevos de la comisaría de Miramar fueron confirmados ayer por la tarde por la titular de la dependencia, Delia Fiel, quien dijo que el objetivo de la medida es "optimizar el servicio y no entorpecer el desarrollo de la investigación de la causa".
Las tareas, hasta que llegue el nuevo personal, quedaron a cargo de efectivos de Infantería policial.
Gustavo Melmann y el abogado Andrés Barbieri entregaron al fiscal Pagella y al ministro de Seguridad bonaerense, Ramón Verón, una serie de datos recogidos por el padre de Natalia en Miramar.
Ese material, dijo Barbieri, fue "fue protocolizado ante escribano", y contiene nombres de efectivos policiales de Miramar que habrían incurrido en distintas irregularidades.
Melmann pidió que, a partir de que los nombres lleguen a manos de Verón, se tomen los recaudos para evitar nuevas fugas. "Espero que los tengan custodiados y no me digan después que desaparecieron como el Gallo", dijo con ironía.
Fernández, pese al llamado público realizado anteayer por su madre, continúa prófugo.
Natalia Melmann, de 15 años, apareció muerta en la mañana del jueves pasado en el Vivero Municipal Florentino Ameghino, tras permanecer cuatro días desaparecida.
La Ciudad
