Los investigadores sospechan que el ejecutivo Isidoro Mariano Perel Losonovscky (de 55 años) y su esposa Rosa Berta Golodniztky (de 49) fueron inducidos al sueño (sedados) y asesinados cuando estaban profundamente dormidos y no descartan que hubieran compartido su última cena con el propio asesino, informaron ayer fuentes allegadas a la causa.
Además, los voceros explicaron que de los primeros análisis contables realizados surge que Perel, en algún momento de su carrera en el mundo de las finanzas, "se dedicó a realizar fraude impositivo para algunas empresas, maniobra muy ligada al lavado de dinero".
La hipótesis de que el matrimonio fue víctima de un doble homicidio se fortaleció en las últimas horas a partir de los primeros datos que surgieron de los peritajes científicos realizados a los cadáveres.
Según dijeron fuentes del caso, se hallaron restos de sustancias que serían somníferas, y todo indica que el matrimonio fue inducido al sueño y asesinado cuando dormía profundamente la madrugada del sábado 3 pasado en la cabaña 32 del apart hotel Punta Hamlet de Cariló.
A esa misma conclusión arribaron, sólo 15 horas después de cometidos los asesinatos los médicos forenses que realizaron las autopsias, Patricio Echeverría y David Aziczon, quienes textualmente asentaron en su informe: "Fueron sorprendidos por la muerte".
Un dato revelador
Un dato no menos revelador, que pone en escena la posibilidad de que una tercera persona haya estado con los Perel la noche previa a la madrugada del crimen, fue aportado por el propio hijo de la pareja, Jonathan Perel, quien declaró ayer ante la fiscal del caso, Claudia Castro.
"No era usual que mi padre cocinara un asado si no era porque iba a recibir visitas", manifestó el joven de 23 años al ratificar ayer a la tarde la primera declaración testimonial que había aportado a las pocas horas de concretado el asesinato, dijeron las fuentes.
Mariano Perel fue visto con vida la última vez a las 23.30 del sábado 3 de febrero último, cuando preparaba un asado en la terraza de la cabaña 32 del apart hotel, según dijo ante la fiscal una testigo que ocupaba uno de los apartamentos contiguos al del matrimonio.
Por ese motivo, surgieron en las últimas horas fuertes sospechas de que el matrimonio haya compartido su última cena con al menos un conocido, que hasta el momento no fue identificado y que, inclusive, podría haber tomado parte en el doble homicidio.
Jonathan, al igual que su hermana, Valeria, de 21 años, y la hermana del ejecutivo, Roxana Perel, se presentaron en los tribunales dolorenses cerca de las 14 de ayer y, tras declarar durante cinco horas ante la fiscal, partieron en un Mercedes Benz con la intención de no ser interceptados por la prensa.
Fuentes del caso dijeron que los jóvenes están "todavía conmocionados" y que "no encuentran una explicación de lo ocurrido".
Mientras, la fiscal Castro agrega al expediente toda información que le permita reconstruir la vida familiar, social y laboral del ejecutivo, comenzaron a surgir de las pericias contables datos que vincularían a Perel con maniobras irregulares de defraudación al Estado Nacional.
"De los primeros informes contables y de los datos obtenidos de los archivos de la computadora de Perel surge que la víctima estuvo vinculada en algún momento de su carrera a un fraude impositivo de envergadura", explicaron voceros ligados al caso. "Todavía no sabemos para qué empresas lo hizo aunque se trabaja en su rastreo", se explicó.
La Ciudad
