Año CXXXIV
 Nº 49.029
Rosario,
jueves  15 de
febrero de 2001
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San Valentín canalla
Central festejó en el día de la vuelta de Pizzi

Luis Castro

La noche se apoderaba de la tarde y Central estaba ganando. Pero eso no era suficiente. Faltaba algo. Juan Antonio Pizzi insinuaba una y otra vez con batir al arquero del Globo. El pueblo canalla esperaba ansioso, pero parecía que no iba a ser el día del goleador. Hasta que después de varios intentos frustrados se hizo justicia y en el día de San Valentín, el enamorado del gol se hizo presente en la red para que Central festeje, no sólo su tanto sino un gran triunfo sobre Huracán por 4 a 2, que le permite mantenerse en la cima del Clausura.
En un horario atípico -así lo dispuso la televisión, el mandamás del fútbol argentino en complicidad con la AFA-, los canallas hicieron su presentación en su casa, ante su gente. Esa que fue en buen número -alrededor de 15.000 personas-, a pesar del día y del horario, con la misión de no sólo alentar a sus jugadores, sino de darle la bienvenida oficial al eterno Pizzi -cumplió cien partidos vistiendo la casaca auriazul-.
Sólo hubo que esperar 13' para que se produjera la primera emoción. Centro de Arias al corazón del área, Moner que se duerme y Moreno que, como un fantasma, aparece para empujar la pelota hacia la red. Ese era el inicio de lo que aparentaba ser un día de fiesta auriazul. Porque Central manejaba el juego y se mostraba como un equipo sólido.
Pero el fútbol depara sorpresas. Cuando el local insinuaba con aumentar el marcador, sorpresivamente un intrascendente centro de Moner terminó en gol tras rebotar en Loeschbor y descolocar a Tombolini. El empate resintió a los canallas y, por el contrario, le dio un impulso extra a Huracán, que mejoró en cierta manera su funcionamiento colectivo.
Encima, a 2' del comienzo del capítulo final Matías Lequi -una de las figuras junto a Moreno- cometió el único error del partido al bajar a Chaparro dentro del área. Claro penal que Baldassi no dudó en sancionar. Morquio se encargó de tirar una masita para que se luzca Tombo. Y el cambio de ánimo, esta vez a favor de los locales, quedó en evidencia a partir de ese instante, porque con el impulso de la gente Central fue en busca de la alegría. Otra vez a los 13' (pero del complemento) Moreno puso el grito en el cielo y el 2-1 -estaba bien habilitado-.
El carnaval estaba en la tribuna. Los hinchas saboreaban y gozaban con lo que parecía una victoria segura. Pero para que todo fuera completo faltaba el gol de Pizzi. Y hacia allá fue Juan goleador. Primero la tiró afuera, después perdió un mano a mano con Ríos y en la tercera no perdonó, pero el juez asistente se equivocó al anularlo, ya que estaba habilitado.
Pero tanto esfuerzo tuvo su premio. Y el partido no podía terminar sin la presencia de Pizzi en el grito máximo. Por eso, a tan sólo 9' del final Arias habilitó a Juan, para que él sepultara las ilusiones del Globo de alcanzar la igualdad y para que la hinchada delire en la tribuna. Luego llegarían los goles de Juárez (el del descuento) y el de Ezequiel González, que sirvieron para mantener la emoción hasta el final.
Central volvió a festejar en el Clausura. Esta vez en el Gigante, junto a sus hinchas. Esos que se fueron revoleando la remera al viento y festejando la vuelta de su ídolo Juan Antonio Pizzi, el enamorado del gol.



Central le ganó a Huracán 4 a 2 y sigue en la punta.
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