Año CXXXIV
 Nº 49.024
Rosario,
sábado  10 de
febrero de 2001
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Sanidad
Vaca loca: nada mejor que una buena defensa
Las entidades de control extreman las medidas para que no se filtre la enfermedad y mantener el status sanitario

a preocupación por el mal de la vaca loca se sigue diseminando en los mercados internacionales. En la Argentina, a pesar de que las autoridades insisten en señalar que no existe riesgo, los antecedentes de enfermedades como la aftosa generan interrogantes acerca de los controles y la vulnerabilidad del país frente el flagelo.
En el marco de la crisis desatada por el mal de la vaca loca en Europa, desde distintos puntos del globo terráqueo, se están tomando medidas para evitar que la enfermedad se filtre por las fronteras.
Si bien la crisis por la afección de animales con encefalopatía espongiforme bovina(BSE) cobró una dimensión mayor en los últimos meses, la presencia de este virus en los rodeos europeos data de más de una década.
En ese tiempo, el flujo de intercambios con el viejo continente, no prevía la presencia del mal, lo cual deja un interrogante sobre la efectividad de los controles que se hacían en aquella época.
Desde 1989, cuando se comenzaba a hablar de este flagelo, en la Argentina se le comenzó a dar forma a un programa de vigilancia nacional de las encefalopatías espongiformes trasmisibles de los animales. Allí actúan en forma conjunta el Inta, la Facultad de Ciencias Agrarias de Buenos Aires, la Secretaría de Agricultura de la Nación y el Senasa, entre otros, diagramando un control epidemiológico.
El Inta y la Facultad de Ciencias Agrarias (UBA) son las que realizan investigaciones y monitorean el tema, mientras que el resto de las instituciones dictan e implementan las normativas a llevar adelante.
Desde el año 1992 se están realizando análisis de cerebros de animales seleccionados en base a muestreos que siguen las normas internacionales en el tema y desde el Inta de Castelar aseguran que "la enfermedad no está en Argentina".
Los factores que pueden condicionar la presencia de la enfermedad, son varios y hay otros factibles de serlos que están siendo estudiados. Uno de los posibles riesgos es el consumo de harinas de carne y hueso que en Argentina están prohibidas desde el año 1995.
Al respecto, el Senasa dispuso esta semana la creación de un registro nacional de establecimientos ganaderos de "engorde a corral", como medida preventiva de vigilancia y monitoreo de los vacunos criados con este sistema.
La inscripción será obligatoria, ya que durante el proceso de cría, los animales se encuentran confinados, en espacios reducidos y alimentados con raciones balanceadas, sin acceso al pastoreo directo.

Los temores
Uno de los temores que preocupa a los distintos actores de la cadena cárnica es la detección de scrabie en ovejas de Brasil. Blanco Viera, investigador del Instituto de Patobiología del Inta de Castelar, explicó que el origen del mal de la vaca loca sería esta enfermedad, ya que animales enfermos entraban en la cadena alimentaria de los bovinos europeos.
En ese sentido, Blanco Viera fue contundente al señalar que en Argentina ese riesgo no existe, ya que no fue detectado ningún caso de animales con esa enfermedad y además, la distribución que tienen las poblaciones tanto de vacunos como de ovinas se ubican en zonas distintas, por lo cual, no habría posibilidad de contagio en caso de presentarse.
De todas maneras las preocupaciones se acercan a la frontera ya que las distancias con Brasil no son tantas y en rigor, Estados Unidos y Canadá suspendieron la importación de carnes brasileras como medida preventiva.
Al respecto, esta semana se reunieron técnicos del Senasa y de la Secretaría de Defensa Agropecuaria (SDA) de Brasil para analizar la evolución de la emergencia sanitaria, y el organismo brasileño se comprometió a entregar un informe con el "objetivo de garantizar el conocimiento transparente del status sanitario de la región".
Mientras tanto, la FAO estimó que entre 1986 hasta la fecha, el forraje cárnico y óseo de Europa fue exportado a más de 100 países en ese período, por lo cual el riesgo está diseminado por el mundo. No obstante, señaló que es poco probable que el agente que causa el mal se encuentre presente en Argentina, Chile y Paraguay, entre otros.

Extremos controles
Desde el Senasa se insiste en que se están extremando las medidas preventivas, a través de la prohibición de importación de productos europeos de origen animal, el control de los feed lots, y haciendo también la trazabilidad de la harinas de carne y hueso. Por otra parte, se dispuso un estricto control sobre la importación de semen provenientes de Europa, sobre todo que respondan a normas internacionales y que estén certificados. De todas maneras, la normativa al respecto señala que es un material de bajo riesgo.
"Toda fábrica tiene la obligación de decir quién consume y quién provee la materia prima", indicó Ruben Volando, del Senasa, y agregó: "También estamos monitoriando el ingreso de las gelatinas provenientes del Viejo Continente".
El representante de la Federación Agraria Argentina en el Senasa expresó que además se está haciendo mucha difusión en los niveles técnicos para estar alertas en casos de algún indicio que pueda ser sospechoso.
"Espero que la cordura de nuestras vacas se trasmita a los hombres que tienen que decidir y protegernos del mal", señaló Angel Girardi, presidente de Aprocaboa, en clara alusión a las expectativas que existen en el sector, de que el mal no se filtre en Argentina.
F.M.



El Senasa aumentó los recaudos para evitar riesgos.
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