Año 49.007
 Nº CXXXIV
Rosario,
miércoles  24 de
enero de 2001
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La internación domiciliaria mejora la calidad de vida del enfermo terminal

Belén Travesaro

"Entre la década del 20 y del 30, si bien se descubrieron antibióticos y tratamientos para la cura de enfermedades, existían muchas patologías que permanecían incurables. Para estas situaciones los médicos buscaban la forma de aliviar el dolor, ya que no se podía hacer otra cosa. Actualmente, con los avances científicos, nos hemos olvidado de aquello que nos hizo altamente respetados en la sociedad: nuestra capacidad de sentarnos a aliviar y consolar a aquellos que no podíamos salvar", sostiene el oncólogo Eduardo Bruera.
Los cuidados paliativos, concepto acuñado en los últimos años con el objetivo de recuperar aquellos principios de la medicina de antaño, abarcan el tratamiento físico y psicosocial que conlleva la enfermedad incurable. El trabajo es encarado por diferentes profesionales que interactúan entre sí para asistir al paciente: médicos, psicólogos, trabajadores sociales, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, nutricionistas y farmaceúticos. Los especialistas conforman un equipo que trabaja interdisciplinariamente junto con la familia del enfermo.
Inspirados en estos principios y dentro del área de los cuidados paliativos en los últimos tiempos se revitalizó la importancia de la internación domiciliaria.
El doctor Eduardo Bruera, quien actualmente reside en los Estados Unidos y estuvo en nuestra ciudad para coordinar científica y académicamente el 4º Curso Internacional Avanzado de Cuidados Paliativos organizado por la Escuela de Graduados de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR y el departamento de control de síntomas y cuidados paliativos de la Universidad de Texas, habló con La Capital acerca del mejoramiento de la calidad de vida del paciente internado en su propia casa.
"Si le preguntamos a los pacientes dónde quisieran vivir, afirmarían que en su propia casa. No hay nada más confortable que el baño, cama y living propios. El paciente se siente libre de hacer lo que quiera, mientras que en el hospital existen horarios y reglas preestablecidas a cumplir", agrega Bruera.
La modalidad se tornó más viable a partir de la aparición de nuevos medicamentos que administrados a través de agujas debajo de la piel permiten al enfermo recibir el tratamiento en su casa, sin necesidad de trasladarse al hospital.
La presencia de un ser querido con cáncer inspira temor, angustia, dolor y mucha incertidumbre, por esto, los integrantes de la familia a veces no encuentran la manera de acercarse y ayudarlo. "En estos casos no sólo es importante la atención del paciente, sino también de la familia. Es necesario que el cuerpo médico, entrenado para manejar la situación, transfiera sus conocimientos al grupo afectado", afirma el especialista.
"La sensación de haber ayudado al enfermo a vivir lo mejor posible contribuye a transitar la pérdida del familiar. Mientras, si esto no ocurre, el duelo deviene en patológico, complicando más las cosas", agrega el doctor Hugo Fornell's, co-director del curso.

Tarea de equipo
Para Bruera, dado el destacado nivel de profesionales con que cuenta la ciudad, se podría encarar un programa de cuidados paliativos basado en la integración del hospital, la casa y un lugar de residencia para aquellos que no tienen familia, recursos sociales o no se pueden quedar en el hogar por trabajo o viajes de sus familiares", reflexiona Bruera.
"Para que el programa funcione, los equipos de profesionales deben trabajar conjuntamente. De esta forma los enfermos recibirán el mismo tratamiento, independientemente del sitio de internación. Entonces, pasar del hospital a la casa o de la institución de crónicos al hospital se hace mucho más fácil", explica.
En cuanto al reconocimiento del trabajo interdisciplinario, el doctor Fornell's agregó que se están haciendo tratativas con las obras sociales. "En la última década algunas prepagas lo entienden así porque se dan cuenta cómo mejora la calidad de vida del paciente además de la reducción del gasto que implica la permanencia del enfermo en el centro de salud".
El 4º Curso Internacional Avanzado de Cuidados Paliativos, auspiciado por la Asociación Rosarina de Anestesiología, es único en el mundo por sus características. Durante tres mañanas, los asistentes se trasladan en un micro para visitar a los pacientes hospitalizados en el sector público y domiciliarios. Luego, discuten los casos dentro del mismo vehículo, y por la tarde, el aprendizaje continúa a través de clases teóricas y grupos de discusión. La actividad reúne a un calificado grupo de expertos de todo el mundo.



El oncólogo Eduardo Bruera opina que los médicos deben recuperar la capacidad de consolar a quienes no pueden salvar.
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