Año CXXXIV
 Nº 48.992
Rosario,
miércoles  10 de
enero de 2001
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Hace más de 70 años que es una opción para pasar el verano
La Florida, desde las mallas a las rodillas hasta las microbikinis

Eugenia Langone

En las primeras décadas del siglo pasado el balneario La Florida era conocido como La Peña y ya por aquellos años era popular en la ciudad. Pasó mucho tiempo y el paisaje ya no es el mismo, no sólo porque lo que era un paraje con algunas casas se convirtió en una de las zonas con más movimiento de Rosario, sino también porque las costumbres cambiaron y las microbikinis reemplazaron a los trajes de baño que llegaban hasta las rodillas. Desde hace más de 70 años La Florida es uno de los espacios elegidos para sobrevivir al verano rosarino, y en la actualidad llega a convocar cerca de cuatro mil personas por día.
Desde su inauguración, en 1928, el balneario tiene gran convocatoria, aunque ya no es el único habilitado como lo fue en sus comienzos. Las cosas ya no son como antes porque la distribución del público es distinta, explicó el gerente de Costanera Rosario (empresa administradora del balneario), Ariel Arrastía, quien resaltó la popularidad de La Florida. Arrastía estimó que hay alrededor de 1.500 abonos vendidos por toda la temporada (que cuestan 45 pesos), además de los que ingresan pagando el día.
El gerente de Costanera Rosario también hizo memoria sobre aquellas primeras épocas y recordó que era un espacio abierto con una casilla para un guardavidas, que no sólo se ocupaba de la seguridad de la gente en el agua, sino también de cuidar las relaciones entre hombres y mujeres.
A modo de anécdota, Arrastía contó: En la pileta del parque Alem había una reja que separaba en dos partes iguales la piscina, un sector era para los hombres y el otro para las mujeres. Pero en la playa eso no estaba, entonces el guardavidas se ocupaba de mantener las distancias.

Los comienzos
Carlos Escauriza fue el fundador del balneario, pero quien por estos días recuerda los primeros años de vida de esta playa es Vladimir Escauriza, hijo de Carlos, que tiene 79 años y no olvida ningún detalle de esta historia que comenzó en 1928.
El 8 de noviembre de 1928 mi padre inauguró una parrilla donde se comía pescado asado que se llamó La Peña, pero también habilitó una playa balnearia de 30 metros de extensión con una fiesta para todos los vecinos de la zona. La población de Rosario y de pueblos cercanos vieron la posibilidad de tomar contacto con el río y comenzaron a venir, recordó Vladimir. Pero la popularidad del lugar creció rápidamente, y ya a la segunda temporada la playa tenía 200 metros.
Por aquellos años la entrada era gratis, y hasta el paseo en el bote que se llamaba «La estrella del río» era gratuito, recordó Escauriza, quien aseguró que esa fue la primera embarcación de pasajeros que hubo en la zona norte de la ciudad.
Pero las cosas fueron cambiando: se construyeron vestuarios y ya no sólo los vecinos de la zona disfrutaban de las playas, sino que también gente de localidades cercanas llegaban hasta el lugar en tren. Así fue que Carlos Escauriza, padre de Vladimir, pidió a la Municipalidad que se hiciera cargo del balneario. La transferencia se concretó en 1935 y en ese momento la playa comenzó a funcionar como balneario municipal La Florida, contó Escauriza.
Ya con el balneario La Florida en funcionamiento y con sólo 17 años, Vladimir Escauriza se convirtió en el primer guardavidas del lugar. El cargo era para mis hermanos mayores, pero los tuve que reemplazar, por eso trabajé tres años como bañero, relató el hijo del fundador, antes de reflexionar: Las cosas no son iguales ahora, se dieron muchas modificaciones por las poderosas inversiones que llegaron a la zona.

Cuando las mallas se alquilaban
No sólo las inversiones lo sorprendieron con los años, la moda también. Así recordó: Las mallas no eran tan usadas como ahora, entonces mi padre hizo un arreglo con una tienda grande de la ciudad y alquilaba los trajes de baño. Para Escauriza esa fue la llegada de las mallas a Rosario, las de los hombres que cubrían hasta los hombros y las de las mujeres con pollerita hasta las rodillas. Claro que las últimas novedades lo dejaron pensando: Ahora dicen que las mujeres tienen que ir sin ninguna ropa arriba, yo no sé....
La popularidad de estas playas de la zona norte no sólo se concretó y se expandió porque en un principio fueron las únicas de la ciudad, sino que para Escauriza se trataba de una ventana al río, que todos querían aprovechar.
Rosario estaba como dicen ahora de espaldas al río, y este balneario significó un cambio, una ventana hacia el Paraná. Por eso todos querían aprovechar el balneario, así se hizo popular en Rosario y en pueblos cercanos, recordó el ex guardavidas, quien aclara que por aquellos años llegar hasta la playa no era fácil, sólo se se podía ir en tren.



2001. El paisaje de La Florida y sus alrededores se está modificando día a día.
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