Año CXXXIV
 Nº 48990
Rosario,
domingo  07 de
enero de 2001
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Encuentran sana y salva a una mujer desaparecida
Raquel Ambrosetti se fue el 2 de diciembre de su casa de Villa Cañás. La hallaron en Pirané, Formosa

Raquel Luján Ambrosetti, la mujer de 35 años que misteriosamente desapareciera de su hogar de Villa Cañás el pasado 2 de diciembre, fue hallada ayer sana y salva en la localidad formoseña de Pirané. Según los primeros trascendidos sobre la declaración de la mujer ante la policía, se habría ausentado de su casa por medios propios y no tendría voluntad de regresar al sur santafesino.
La novedad fue confirmada la noche de ayer a La Capital por el jefe de la comisaría de Villa Cañás, comisario Daniel Cipoletti, tras mantener un contacto telefónico con su par de Pirané para interiorizarse de las circunstancias que llevaron a la mujer a la ciudad formoseña.
De acuerdo a ello, Cipoletti sostuvo que Raquel decidió irse de su casa por propia voluntad y llegó a Pirané el día 4 de diciembre. Una vez allí sufrió un malestar físico y fue internada en un hospital local en el cual, una vez superada la enfermedad, se aquerenció y quedó alojada.
Según el jefe policial, la chica manifestó su deseo de quedarse a vivir en Formosa, donde ya habría hecho amigos y consiguió trabajo como doméstica en algunas casas particulares. Además, manifestó que no quiere volver a Villa Cañás y tampoco quiere tener contacto con su familia.
Consultado sobre los motivos que habrían llevado a Raquel a tomar esta decisión, Cipoletti dijo no conocer en detalle la declaración hecha por la mujer ante la policía formoseña pero dejo entrever que algunos problemas familiares fueron el detonante de un viaje que mantuvo en vilo durante más de un mes a la policía de la Unidad Regional VIII.
Asimismo trascendió que la presencia de Ambrosetti en Pirané se detectó a través del análisis de una sábana de llamadas telefónicas registradas en la casa de la familia Sikora, en Villa Cañás. Allí Raquel vivió desde su niñez y hasta los primeros días de diciembre al cuidado de unos tíos.
Entre esas llamadas estaba la de un gendarme que, alertado por autoridades del hospital formoseño donde llegó la mujer, se puso a investigar de donde provenía alguien que dijo no tener familia ni querer retornar a su lugar de origen. Entre las tantas conversaciones que Raquel mantuvo con la gente del pueblo formoseño seguramente deslizó algo sobre su reciente pasado -incluyendo la ciudad santafesina que había dejado atrás- que permitió llegar al teléfono de los Sikora.
Raquel había desaparecido el 2 de diciembre a bordo de una bicicleta que poco después apareció abandonada frente a la terminal de ómnibus de Villa Cañás. Una mochila con medicamentos que tomaba a diario, su DNI, una vieja remera, un pantalón y una campera de jean fueron su único equipaje.


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