Año CXXXIV
 Nº 48.979
Rosario,
martes  26 de
diciembre de 2000
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Se llevan joyas y 12 mil pesos tras brutal robo en una mansión de Funes
Tres ladrones desvalijaron la propiedad de un comerciante, al que golpearon y dejaron maniatado en un baño

Dos hombres armados con pistolas 9 milímetros asaltaron ayer al mediodía una lujosa vivienda de un barrio de Funes, donde golpearon violentamente al propietario para despojarlo de joyas, electrodomésticos y 12 mil pesos en efectivo. Los asaltantes actuaron a cara descubierta y antes de huir maniataron al dueño de casa, un comerciante de 54 años. Hasta ayer no había pistas de los autores del excepcional golpe, el único caso en el año, según destacó un vocero de la seccional 23ª de esa ciudad.
El asalto se produjo alrededor de las 14 de ayer, en una imponente casa de dos plantas, con jardín y piscina, situada en Julio Roca 2653, al sur de la ciudad de Funes. La vivienda se alza en un barrio poco poblado, a unos 700 metros de la avenida Rosario-Córdoba y a dos cuadras de calle Mendoza.
Allí irrumpieron tres hombres a bordo de un Chevette gris, y dos de ellos se introdujeron en la casa luego de saltar el alambrado perimetral. En ese momento el dueño de la propiedad, José Julio Aguado, de 54 años, se encontraba solo, preparando el almuerzo, y no advirtió que los intrusos entraban por la puerta de la cocina que da al jardín.

A los golpes
Estaba cocinando, esperando que viniera mi hijo. Me doy vuelta y aparecen dos vagos, relató el hombre una vez que recibió asistencia médica, en el Sanatorio de los Arroyos. Según Aguado, los asaltantes le exigieron que soltara la cuchilla con la que cocinaba, apoyaron un revólver en su frente y lo obligaron a sentarse y a agachar la cabeza.
Primero le quitaron sus siete anillos de oro, las cadenas y pulseras, y luego comenzaron a golpearlo. Lo que hacen es pegarte para asustarte, expresó Aguado, quien ya fue asaltado seis veces, aunque en ninguna de esas situaciones lo golpearon.
Los ladrones le pegaron puñetazos en el rostro y en el abdomen, le asestaron un culatazo en una pierna y otro en la frente y lo hirieron en el oído derecho, para obligarlo a confesar dónde guardaba el dinero. ¿Dónde está la plata?, gritaban los maleantes, que también le exigieron la llave del portón.
Los asaltantes se apoderaron de 12 mil pesos en efectivo -mañana (por hoy) los iba a depositar en el banco, se lamentó Aguado- y luego lo encerraron en el baño, atado de pies y manos en la bañera y adherido a la grifería de la ducha con una toalla que le comprimía el cuello.
Antes de atarme uno de ellos me asfixiaba con la toalla. Yo no podía respirar y le decía que me estaban matando, continuó Aguado, aún sorprendido ante la cruda respuesta del delincuente: Si te mato no me importa, dijo.
En lo único que pensaba en ese momento es en que no viniera mi hijo, señaló el hombre, un comerciante que junto a su mujer administra varios locales rosarinos dedicados a la importación de diversos productos.
Los asaltantes se llevaron, además, un equipo de música y un televisor color que Aguado había comprado hacía poco tiempo, ya que habitaba en esa casa desde hace un mes y medio. Huyeron en el mismo auto en que llegaron y hasta ayer la policía no tenía datos sobre los autores, que tendrían entre 35 y 40 años y vestían ropa deportiva.
Cuando logró desatarse, Aguado llamó al Comando Radioeléctrico y a sus vecinos. Después recibió asistencia médica y fue revisado por un neurólogo.
La hipótesis policial es que los agresores sabían que el comerciante guardaba esa suma de dinero en la vivienda, pero Aguado jura que no lo comentó con nadie. De todos modos, hay un dato que no deja de llamarle la atención: ocho días atrás dos hombres llegaron al barrio en un Chevette y preguntaron por él a los vecinos.



Aguado fue sorprendido solo en su casa.
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