Año CXXXIV
 Nº 48.979
Rosario,
martes  26 de
diciembre de 2000
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El Papa Juan Pablo II volvió a condenar la cultura de la muerte
En el mensaje navideño el Pontífice criticó el aborto, la eutanasia y pidió que se respeten los derechos de las personas

Ciudad del Vaticano. - El Papa Juan Pablo II condenó el aborto y la eutanasia, a los que consideró cultura de la muerte y pidió a la humanidad del tercer milenio que respete los derechos de la persona, sobre todo si es pequeña y débil, y que renuncie a la violencia, las guerras y los abusos. El Sumo Pontífice brindó ayer su tradicional mensaje de Navidad, que en este Año Santo pronunció desde el altar de la plaza de San Pedro y no, como era tradición, desde el balcón central de la basílica, para poder estar más en contacto con los fieles.
El Pontífice, quien habló ante más de 80.000 personas, tenía buen aspecto, aunque en algunos momentos su voz se escuchó algo cansada, debido a que el domingo por la noche ofició la Misa del Gallo hasta después de las dos de la madrugada, al aire libre y en medio de un diluvio.
Tras resaltar que Jesús nació en Belén para devolver la esperanza al hombre, heredero del pecado de Adán, aseguró que ese primer no a Dios después reiterado por los hombres es lo que continúa desfigurando el rostro de la humanidad. No podemos olvidar hoy que las sombras de la muerte amenazan la vida del hombre en cada una de sus fases y acechan especialmente en sus primeros momentos y su ocaso natural. Se hace cada vez más fuerte la tentación de apoderarse de la muerte procurándola anticipadamente, como si se fuera árbitro de la vida propia y ajena, afirmó Juan Pablo II, en directa condena del aborto y la eutanasia.

La cultura de la muerte
El Pontífice agregó que estamos ante alarmantes síntomas de la cultura de la muerte, que son una seria amenaza para el futuro. También condenó el maltrato a los niños en el mundo, que son humillados y abandonados, la violación y explotación de las mujeres, la marginación de jóvenes, adultos y ancianos, las interminables comitivas de exiliados y refugiados y la violencia y guerrilla que afectan a muchos rincones del planeta.
Pienso con preocupación en Tierra Santa, donde la violencia continúa ensangrentando el difícil camino de la paz, agregó el Papa, que durante la Misa del Gallo, volvió a pedir por la paz en Medio Oriente.
El Papa Wojtyla también expresó su preocupación por la situación de los cristianos en Indonesia, donde nuestros hermanos en la fe pasan por una difícil situación de dolor y sufrimiento. Aunque el panorama que dibujó fue negro, aseguró que por densas que parezcan las tinieblas, más fuerte es la esperanza del triunfo de la luz surgida en Belén y que hay mucho bien en el mundo, hecho en silencio por personas que viven a diario su fe, su trabajo y su dedicación a la familia y la sociedad.
A este respecto subrayó que es alentador el empeño de los que se esfuerzan para que se respeten los derechos humanos, para que crezca la solidaridad entre diferentes culturas, para que las naciones ricas perdonen la deuda externa a las más pobres y para que se llegue a acuerdos de paz entre las naciones implicadas en conflictos.
Juan Pablo II precisó que el Mensaje de Navidad va dirigido a los pueblos que en todas las partes del mundo se orientan con valentía hacia los valores de la democracia, la libertad, el respeto y la acogida recíproca a cada persona de buena voluntad, sea cual sea la cultura a la que pertenece. A la humanidad que se asoma al nuevo milenio Jesús le pide el respeto de toda persona, sobre todo si es pequeña y débil, le pide que renuncie a cualquier forma de violencia, a las guerras, a los abusos y a los atentados a la vida, concluyó el Papa, que insistió en que Jesús es el fundamento de la esperanza del hombre.
Tras el mensaje impartió la bendición Urbi et Orbi (a Roma y al mundo) en 59 idiomas. En español expresó: Feliz Navidad, que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, en las familias y en todos los pueblos.
Juan Pablo II pronunció su discurso tras la misa de Navidad que ofició el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano. El Papa llegó a la plaza en el papamóvil. Y es que además de permitirle estar en mayor contacto con la gente, detrás de la decisión de pronunciar el mensaje en la plaza y no en el balcón se encontraba el deseo de facilitarle los desplazamientos por el Vaticano.



El Papa ofició la misa desde la plaza San Pedro.
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