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Derechos humanos para todos

La Declaración Universal de los Derechos Humanos considera que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana. Recurro a ello como expresión de un deseo yacente en vísperas de finalizar un siglo y un milenio que se caracterizó por aberrantes muestras de dolor, sangre y lágrimas. Los seis mil millones de personas que constituimos la población terráquea proponemos a los organismos internacionales que manejan la economía mundial rever la situación de hambre de un tercio del total; humanizar el capital depredador y volcar equidad, trabajo y mejor distribución de la riqueza para terminar con las marcadas diferencias sociales. Además hay que terminar con la violencia que avasalla a los más indefensos. Que todos los seres del mundo den muestras indelebles de ser ejecutores e intérpretes de la Declaración mencionada. Por todo ello igualemos al ser humano en su condición de tal sin importar su condición social.
Manuel E. Wischñevsky