Año CXXXIV
 Nº 48.979
Rosario,
martes  26 de
diciembre de 2000
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Este año se registraron 20 casos menos que durante la Navidad pasada
En Rosario hubo 37 heridos por manipular artículos de pirotecnia
Un nene de 5 años y otro de 10 sufrieron la amputación de falanges. Dos adolescentes siguen internados en el Heca

Pablo Procopio

Un total de 37 personas resultaron lesionadas por utilizar pirotecnia clandestina para festejar la Nochebuena y Navidad. Los heridos debieron ser atendidos en diversos hospitales rosarinos, pero la mayoría fue dada de alta. También hubo casos más graves: un joven de 20 años perdió dos falanges y parte de su mano. A un nene de 5 debieron amputarle parte de un dedo, al igual que a otro de 10. Los médicos coincidieron en que hubo menos casos que el año pasado. Sin embargo, en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) aseguraron que a pesar de que hubo menos lesionados, muchos de ellos tuvieron que ser intervenidos. Algunos profesionales atribuyeron la disminución de afectados a la situación económica. La gente no tiene plata ni para comprar bombas de estruendo, dijeron.
Cerca de 70 heridos fueron atendidos sólo en el Heca antes y durante los festejos. Si bien los médicos encargados de las salas de guardia de diferentes centros asistenciales coincidieron en que hubo menos heridos que el año pasado, en algunos casos las lesiones fueron de mayor consideración. Evidentemente los artefactos pirotécnicos son más fuertes, remarcó el jefe de guardia del Heca, Fernando González.
Para su par del Hospital de Niños Víctor J. Vilela, Néstor Baitman, este año hubo menos lesionados que en 1999. En general se registraron quemaduras de menor consideración, sostuvo.
Sin embargo, un niño de cinco años sufrió la amputación de una falange mientras manipulaba un petardo que habían encendido sus padres. Además, a otro chico de 11 se le quemó el rostro luego de que alguien arrojara alcohol a una fogata. El 7 por ciento de la cara le quedó dañada, por lo que el menor fue trasladado a la sala de quemados del Vilela. Allí también fue atendido Fabricio Ramírez (10), quien perdió la primera y segunda falange del dedo mayor.
La mayoría de los heridos llegó al centro sanitario entre las 22 y las 24 del domingo, lapso durante el cual estuvieron a full los profesionales que debieron hacer placas, suturas y otro tipo de curaciones.
Da la sensación de que la gente está tomando más conciencia acerca de la utilización de bombas de estruendo y ese tipo de cosas, expresó Baitman. No obstante, no dejó de lado la posibilidad de que la situación económica haya repercutido en que los rosarinos no puedan comprar estos explosivos.
En general, la atención en la guardia del Vilela fue la habitual. Se evacuaron unas 300 consultas ayer, cuando el promedio en días normales es de 250 diarias. Los casos pasaron desde las enfermedades respiratorias hasta patologías relacionadas con el aparato digestivo, incluyendo casos crónicos que nada tenían que ver con los festejos navideños.
Donde sí se evidenció un mayor movimiento al habitual fue en el Heca, aunque el personal de guardia y admisión subrayó que fue una Navidad tranquila con relación a otros años. No obstante, a pesar de que hubo pocos ingresos, muchos recalaron en el quirófano.
A ese mismo hospital llegaron pacientes que sufrieron accidentes de tránsito, heridos de arma blanca y arma de fuego y otros lesionados.
El movimiento comenzó cerca de las 18 del domingo. Desde ese momento hasta las 9 de ayer fueron atendidos 50 pacientes, la mayoría luego de la medianoche.
El Heca recibió a 8 personas que fueron víctimas de la utilización de elementos de pirotecnia, además hubo 5 heridos de arma de fuego, uno de los cuales falleció. Mientras, se registraron 11 heridos por arma blanca. Las jornadas calurosas aumentan mucho la incidencia de contusos por arma blanca y arma de fuego, manifestó González. Es que las altas temperaturas generan un aumento en el consumo de alcohol.
El tema de la pirotecnia estuvo más tranquilo, pero da la sensación de que las lesiones son cada vez más graves, añadió el médico. De los 8 ingresos, tres sufrieron amputaciones de sus dedos. Los pacientes de manos traumáticas, como se dice en la jerga médica, manipulaban bombas de estruendo y debieron permanecer en la sala de traumatología. El resto de los pacientes sufrió heridas en sus ojos y otras partes del cuerpo.
Leandro Guastavino (20) perdió falanges de dos dedos y parte de la mano cuando le estalló una bomba. Un amigo me la dio mientras estábamos en la calle en Santa Fe y Lavalle, contó la víctima, que tuvo que pasar la Navidad en el hospital (el hecho ocurrió en la mañana del domingo). En tanto, Edgardo Tapia (21) debió ser trasladado al Heca a los pocos minutos del comienzo del lunes, prácticamente tras el brindis. Se me reventó una bomba en la mano porque tenía la mecha muy rápida. Estaba con mi hermano y mi hermana tirando cuetes. El adolescente explicó que se afectaron el dedo gordo y el chiquito, por lo que debió ser intervenido. El episodio tuvo lugar en Provincias Unidas al 2200, en barrio Belgrano.
Respecto de la pirotecnia, los casos se distribuyeron de la siguiente manera: 10 en el Hospital Roque Sáenz Peña; 8 en el Heca; 4 en el Vilela; 10 en el Centenario y 5 en el Hospital de Niños Zona Norte.



La pirotecnia ilegal provocó muchos accidentes.
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