Año CXXXIV
 Nº 48.978
Rosario,
domingo  24 de
diciembre de 2000
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Reportaje al poeta y editor
Javier Cófreces: "Hoy falta compromiso con la poesía"
El director de La danza del ratón descree de los booms mediáticos y apuesta por una literatura maldita

Rafael Quiroga

El último número de La danza del ratón trae novedades. La revista de poesía -una de las de más importantes del país y con una trayectoria de veinte años- anuncia que dejará de publicarse y que cerrará su ciclo el próximo año para convertirse en una editorial. Un cambio de medios, pero no de fines, porque los editores mantendrán su apuesta por la poesía.
Javier Cófreces, alma mater de La danza... y codirector de la publicación con Jonio González, explica que la revista no desaparece, sino que deja paso a un sello de poesía, Ediciones en danza, donde publicaremos las obras poéticas que nos interesan difundir actualmente. La respuesta más íntima al cambio de estrategia habría que buscarla en cierta fatiga natural, propia de cualquier derrotero longevo encarado a contracorriente.
Los finales suelen el momento adecuado para las reflexiones y los balances. Y Cófreces tiene mucho que apuntar: hemos rescatado poetas argentinos muy valiosos, increíblemente olvidados, como Carlos Latorre, Antonio Vasco, Bustriazo Ortiz, Tilo Wenner, Jorge Leónidas Escudero, Luis Lucchi, entre tantos otros -dice-; hemos difundido la obra de grandes poetas nacionales, Giannuzzi, Madariaga, Padeletti, Bayley, Molina, Pellegrini y varios más; editamos decenas de poetas argentinos jóvenes; hemos aportado nuevas versiones de autores extranjeros con resultados interesantes... Y por sobre todo dice sentirse satisfecho por haber intentado abrir puertas que no conducen a capillas recalcitrantes, para lo cual extendimos lo más posible los vínculos con poetas y lectores de todo el país.
-¿Cuál es el proyecto de la editorial? ¿Cómo van a encarar el tema de la distribución?
-El proyecto inicial de la editorial es publicar varios libros pendientes de poetas vinculados a la revista. Además de las obras particulares de cada uno, hay también trabajos en colaboración o con escrituras conjuntas que difícilmente encontrarían editor. El paso siguiente es avanzar con antologías o libros inéditos que nos interesaría ver publicados, de poetas maltratados o ninguneados y que para nosotros son fundamentales. Las tremendas dificultades que implica la edición de un libro nos ha llevado a encarar esta autogestión cooperativa que ya pusimos en movimiento; los tres primeros libros están en la imprenta. En cuanto a la distribución, otro inconveniente mayúsculo de este desafío, la estamos encarando a través de contactos personales con libreros de distintas ciudades del país. Al momento, ya hay aseguradas 15 librerías desparramadas en 10 provincias, producto de la cosecha de La danza del ratón.
-La revista ha atravesado épocas muy distintas, tanto respecto al contexto social como al de la propia producción poética. ¿Cuáles serían las particularidades del momento actual?
-A juzgar por lo que insinúan los medios, los circuitos literarios o los ambientes poéticos todo indicaría que el florecimiento poético argentino está en su esplendor. Mi punto de vista no me permite ser tan optimista. Es cierto que surgieron varias revistas nuevas, aparecieron las Casas de la poesía (con internas de cabaret), renacieron los ciclos de lectura, becas, premios, subsidios. Pero no estoy tan seguro que todo eso asegure un compromiso efectivo con un genero bastardeado y desacreditado. No estoy seguro que esta movida genere más lectura y mejores poetas. No estoy seguro que conmueva a editores y/o distribuidores y/o libreros para que apuesten por una literatura maldita. Maldita en tanto y en cuanto indaga demasiado, exige demasiado, desmorona, taladra y desconcierta. Con una mano en el corazón, y considerando estos atributos privativos de la poesía, ¿quién se animaría a dejarla florear impunemente en estos tiempos de ojos cerrados y sentidos abyectos? ¿Quién le pondría el cascabel al gato? En todo caso, si lo que interesa de la poesía es sólo la lírica y su candor sentimental, recomiendo seguir leyendo a Benedetti, ver las películas de Subiela y asistir a los mega festivales de poesía, antes que proclamar un sospechoso boom poético mediático.
-¿Cómo ubicaría a la revista en el contexto actual de las publicaciones de poesía? ¿Cuál sería su aporte específico?
-La ubico donde estuvo siempre: de espaldas a todos los mecanismos de poder. Medio peleada con el establishment literario. Intransigente a las prebendas que reparten migajas de un convite mezquino y virtual. Justificándose a sí misma en tanto conmueva, emocione e indague en su paso mínimo y humilde. 500 ejemplares anuales, o en el mejor de los casos semestrales, no le cambian la vida a nadie. Aunque, tal vez un poema, una línea, una reflexión puedan servir de resorte, de disparador, hacia otra cosa que genere más preguntas, más inquietud. Las revistas que leo actualmente, cada una tiene valores que me entusiasman, pienso en tsé=tsé, en Los rollos del mar muerto, pienso en La guacha, pero obviamente, si uno prepara su propia publicación es porque ninguna lo satisface del todo. En tren de fantasías y conjeturas, tal vez de haber participado del ambiente poético de la década del 50, donde Aguirre editaba Poesía Buenos Aires, Molina A partir de cero y Pellegrini Letra y línea no hubiera aparecido la urgencia de editar una revista propia, aquellos maestros trabajaban por los demás. Así como no nos resultó necesario hacerlo durante la década del 70, donde se publicaba El lagrimal, El escarabajo de oro, el extraordinario suplemento de cultura de La Opinión y la revista Crisis. A partir de los 80, la revista se convirtió en una necesidad para nosotros.
-¿Cuál fue el mejor número de La danza del ratón?
-Nunca me hicieron esta pregunta y me das la oportunidad de pensarlo. Recuerdo que Jonio González hace un tiempo me comentó que el número de la revista que más le había gustado había sido el 5 (1983). Recuerdo que contenía un buen reportaje a Giannuzzi; poemas de César Fernández Moreno, de Hugo Padeletti, de Edoardo Sanguinetti y de José Emilio Pacheco; una nota preparada por Diana Bellessi sobre poetas lesbianas y una encuesta sobre los recitales de poesía. Ahora bien, como editor tendría que decirte que los mejores números deben de haber sido los que se agotaron rápidamente. Fueron el número 10 (reportaje a Enrique Molina, poemas de Gamoneda, de Yehuda Amichai y un reportaje a Alvaro de Campos) y el número 12 (poemas de Ceselli, de Georges Bataille y de Federica Rosenfeld). En lo personal, busco que cada número supere al anterior y con esa premisa me resultaría imposible suponer que un número atrasado superará al que vendrá.De todos modos tengo mis notas preferidas: el reportaje a Escudero (Nº14); el bestiario de Apollinaire con los grabados de Dufy (Nº7); el poema inédito Parranda y funeral, de Juan A.Vasco (Nº7).
-¿La danza del ratón se pronuncia por algún tipo de poesía en particular?
-El gran Edgar Bayley decía: La poesía es en el fondo, cualquiera sea la forma que adopte, una afirmación desesperada del deseo y del amor. Suscribimos a Pellegrini cuando afirma: La poesía es una mística de la realidad. El poeta busca en la palabra no un modo de expresarse, sino un modo de participar en la realidad misma. La danza del ratón se pronuncia por la poesía en general; por la actitud poética como alternativa de abordaje a un mundo que, en algún punto, todavía aguarda algo del hombre. Por afán reduccionista se vinculó la primera etapa de La danza del ratón con una poesía emparentada con la vertiente sesentista y el realismo socialista. Cualquier lector de la revista podría desvirtuar ese encasillamiento fácilmente.
-¿Puede dar algún adelanto de los próximos números de la revista?
-Bueno, serán dos números muy especiales, justamente porque con ellos nos despedimos del maravilloso mundo de las revistas. En el 19 publicaremos a un poeta rosarino de cual espiamos un par de poemas en la revista Poesía de Rosario y nos pareció muy interesante, Eros Bortolato. Estará acompañado por textos de Leonora Carrington y de Unica Zürn, una poeta y pintora surrealista alemana inédita en castellano y, además, varios trabajos de poetas judíos fusilados en la Unión Soviética en 1952. Para el número 20 preparamos un antología interna con poemas de varios colaboradores históricos de La danza y un índice general de todos los números de la revista.



"Ubico a la poesía de espaldas a los mecanismos de poder".
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