Año CXXXIV
 Nº 48971
Rosario,
domingo  17 de
diciembre de 2000
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Rescate urbano. El edificio, ubicado en San Martín al 300, busca un socio
El hotel Britannia quiere revivir sus años dorados
Antes de caer en el olvido, supo albergar a los más altos exponentes de la comunidad inglesa vernácula

Desde su inauguración, a principios de siglo, el hotel Britannia, ubicado en San Martín al 300, supo reunir a lo más conspicuo de la sociedad inglesa vernácula. Pero el tiempo le jugó una mala pasada y hoy, aunque conserva el rubro, extraña aquel fulgor. Con esta preocupación, sus dueños se acercaron al Programa Municipal de Preservación con un proyecto que busca devolver al Britannia el esplendor de sus años dorados.
Fue construido para albergar a los hombres de negocios de la corona inglesa, que a partir del desarrollo del ferrocarril vieron en Rosario tierra fértil donde asentar sus inversiones. Pero ese pasado próspero contrasta con su aspecto actual. Mi abuelo lo compró hace 60 años. Por los movimientos económicos que vivió el país en muchas épocas se le dejó de prestar atención y no se pudo mantener el lujo que tuvo en sus comienzos, recordó Guillermo Serpellini, descendiente de Eliodoro, el comerciante rosarino que en 1940 se hizo cargo del Britannia.
No obstante, el inmueble sigue albergando a pasajeros, atraídos por su historia, sus bajas tarifas y su ubicación.
La construcción del Britannia Hotel correspondió a Alejandro Maspoli, a quien se encomendó el proyecto de recrear, al menos en su aspecto externo, un hotel de características similares a otro que aún subsiste en el centro de Londres. Entre sus huéspedes se contaron los ejecutivos de la Compañía Británica del Central Argentino y encumbrados comerciantes reunidos alrededor del comercio doméstico y de ultramar, el negocio inmobiliario y las finanzas.
En el lobby del hotel se fundó Newell's Old Boys y se firmó el estatuto constitutivo del Colegio San Bartolomé. Sus cuartos sirvieron de vivienda a su primer director.
Pero el esplendor del Britannia no se agotó en esos tiempos. Hacia 1950, sirvió de albergue a gran parte de la farándula nocturna rosarina. Rita La Salvaje se alojaba en el Britannia, donde vivió unos diez años.
Si fuéramos especuladores, nos convendría dejar que se caiga abajo y vender el terreno -confesó Serpellini- pero es, justamente, por esta memoria que queremos preservarlo. Con esta intención, los propietarios se acercaron hasta el Programa Municipal de Preservación, y se prestaron a conseguir empresas que puedan sponsorear los trabajos de refacción de la fachada del edificio. Seguiríamos manteniendo el rubro de hotel y nos haríamos cargo de las reformas interiores, pero como no somos grandes capitalistas y nos cuesta un esfuerzo enorme, pensamos que alguna empresa o una institución nos podría ayudar con la fachada, indicó Serpellini.
Entre las tareas que piensan emprender se encuentra la rehabilitación del restaurante del hotel, la remodelación de las habitaciones y un nuevo mobiliario.
No obstante, la escasa trayectoria que tienen en la ciudad estos emprendimientos les juega en contra. Hace meses que estamos paseando el proyecto por distintas empresas, pero hasta ahora no pudimos concretar nada, lamentó el heredero del Britannia. Las empresas no valoran el tipo de publicidad que podría lograr alguien que participe de estos proyectos.



El hotel Britannia, un calco del ubicado en Londres.
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