Año CXXXIV
 Nº 48.966
Rosario,
miércoles  13 de
diciembre de 2000
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Experiencias vitales
Cómo superar los miedos y las crisis
Stella Maris Maruso, directora de la Fundación Salud, orienta a las personas saltar estas barreras

Belén Travesaro

Desde tiempos remotos, la medicina se ocupa de curar enfermedades, sin embargo últimamente, a partir de los descubrimientos de la psiconeuroendocrinoinmunología por la cual se investigan los mecanismos fisiológicos que conectan el cerebro y el sistema nervioso con lo hormonal e inmunológico, numerosos profesionales de la salud ofrecen a sus pacientes abordajes que posibilitan la interrelación mente-cuerpo complementando los tratamientos médicos convencionales.
Un ejemplo de ello se da en la Fundación Salud de Buenos Aires, que dirige Stella Maris Maruso, donde los pacientes (terminales, con crisis o pérdidas) aprenden a superar los miedos y encontrarle sentido a la vida.
La psiconeuroendocrinoinmunología es una interdisciplina que investiga la conexión mente-cuerpo y estudia cómo los estados emocionales actúan sobre el sistema inmunológico generando sustancias químicas que tanto pueden enfermar como curar. Nos ocupamos de la relación entre las funciones biológicas y los estados psicológicos con el objetivo de lograr la sanación integral. La mente y el cuerpo están intrínsecamente ligados y su interacción ejerce a cada segundo una profunda influencia sobre la salud, la enfermedad, la vida y la muerte, explica la directora de la Fundación Salud.
También tratamos la enfermedad y el ser humano, viendo cómo éste la vive. Es importante educar, mostrando dos caminos: la dolencia llega para revelar la vida o para enriquecerla, enfatiza Maruso.
La idea es experimentar las crisis de una manera saludable. Para esto, en primer lugar, hay que ayudar al desarrollo de la inteligencia emocional, la que está relacionada con el reconocimiento de las emociones que inciden en el cuerpo. Hacer hincapié en la experiencia humana de la enfermedad, propiciando que la situación se convierta en una oportunidad para la transformación y enriquecimiento, explica Maruso.

Emociones
Siempre se le dio el poder a la medicina -que evidentemente lo tiene-, pero otros especialistas, entre ellos Maruso, aseguran que el poder de sanación lo tiene el paciente. Al elaborar un plan de salud hay que tomar en cuenta el sistema de creencias de cada persona, para buscar un un nuevo propósito en la vida, dice.
La mente, emociones e inmunidad están íntimamente relacionados, explica Maruso. La tristeza, angustia, ansiedad, miedo, irritabilidad, desesperanza... vulneran nuestras defensas, afectando el sistema inmunológico, agrega.
Ante estos estados, no existe un tratamiento que sirva para cualquier persona, sino que es necesario elaborar un plan individual de acuerdo al estado físico, energético y el sistema de creencias, entre otras cosas. Esto no es exclusivo de los pacientes con cáncer o sida, se aplica a todas las personas, aclara Maruso, quien agrega que estos recursos terapéuticos pueden coexistir con los tratamientos médicos convencionales (quimioterapia, radioterapia, cirugías, medicación, etcétera).
Lo importante es aumentar la resistencia de la persona, tanto en el aspecto químico y el energético. De esta forma, logrando la mejoría, conseguimos que el paciente genere menos tensión. Todo ello basado en la medicina biopsicosocial, que toma al individuo en su integridad.

Imágenes
Si nos ocurre un hecho contrariado, y a eso le agregamos pensamientos y estados emocionales negativos, nuestras imágenes tienden a ser catastróficas, así aparecen los miedos, además de las dificultades para expresar los sentimientos porque no fuimos educados para tal fin. De esa forma nos transformamos en el problema. La forma de sentir, de imaginar... nos debilita aún más y aumenta el estrés, describe Maruso.
Una de las técnicas para cambiar las imágenes negativas en positivas es a través de la visualización. Lo que hacemos es tratar de cambiar esas imágenes por otras que tengan que ver con la resolución del miedo en cuestión. Vale aclarar que las mismas células que actúan cuando pensamos o vemos son las que utilizamos al cerrar los ojos e imaginar. Como elemento de reducción de estrés la imaginación es fantástica. Además, la tensión es una de las responsables de la pérdida de la capacidad para el deleite, dice finalmente Maruso.



Para Maruso, al elaborar un tratamiento es necesario tomar en cuenta el sistemas de creencias del paciente.
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