Año CXXXIV
 Nº 48950
Rosario,
domingo  26 de
noviembre de 2000
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Mercados: Tasas de default eran las de antes

Salvador Di Stefano

Recordando las tasas de retorno de los bonos argentinos y tomando como base una publicación del 7 de febrero de 1990, la tasa de retorno del Bonex 80 era del 82%; el Bonex 81 tenía una tasa del 113% anual; el Bonex 84, 61,5% anual; el Bonex 87, 60,0% anual y el Bonex 89 50,3% anual. Hay que aclarar que estas tasas eran en dólares y estaban vigentes a 2 meses de haberse llevado adelante el plan Bonex que confiscó buena parte de los depósitos de los argentinos y produjo una alta iliquidez.
Durante la crisis del efecto tequila, la Argentina atravesó una dura iliquidez, y también se habló de default. En la primera semana de marzo de 1995, los bonos domésticos de corto plazo rendían un 25% en dólares, mientras que los de largo plazo, como los Bocones, hasta un 35% anual. Cuando se desataron las devaluaciones competitivas en el sudeste asiático y la crisis rusa, los bonos argentinos llegaron a brindar tasas de retorno del 18% en dólares.
En la actualidad, un bono con una maduración inferior a los 3 años muestra tasas de retorno promedio del 14% anual y bonos con una antigüedad entre 3 y 5 años muestran una tasa del 15% anual.
Como puede apreciarse, las tasas actuales están lejos de alcanzar los elevados niveles que se alcanzaron en las crisis anteriores, sin descartar que la tasa de corto plazo en Estados Unidos hoy se ubica en el 6,5% anual, que es un nivel muy elevado si se realiza la comparación en el tiempo.
Frente a este panorama, no existe riesgo de default y las tasas que muestran los bonos están lejos de ubicarse en niveles de extrema peligrosidad.
La intención no es provocar un engaño. Tanto las tasas actuales como las anteriores no permiten que un país crezca y menos que sus activos se revaloricen. Sin embargo, hay que destacar que en la actualidad los inversores del exterior han sido benévolos con la forma de medir el riesgo local.

Las reservas están aseguradas
La Argentina está mostrando en estos días una salida de divisas que posiciona al stock de reservas en los 23.000 millones de dólares, 4.500 millones menos que el máximo alcanzado en julio pasado y 2.500 millones menos desde que Carlos Alvarez renunció a la vicepresidencia y dio paso a una de las crisis políticas más importante s.
En materia de depósitos no se observa una salida importante de depósitos a plazo fijo. Un incremento de la demanda estacional de dinero, y la mayor absorción de fondos por parte del Estado, muestran un escenario de iliquidez muy profunda para los próximos 60 días, al menos hasta que el gobierno muestre más confianza y desaparezca la demanda estacional de fondos.
El contexto internacional es muy favorable para el país. Con la posibilidad de una devaluación del dólar frente al resto de las monedas del mundo, la tasa de interés internacional podría comenzar a descender y los precios de los granos subir. Así, queda claro que los problemas que aquejan a los argentinos son propios y se arrastran de crisis anteriores. Sólo tomando medidas audaces podría revertirse este escenario. El blindaje financiero es sólo una apoyatura, sin embargo, hay que lanzarse a caminar por los propios medios. No se debe tomar con alegría el endeudamiento por 20.000 millones de dólares. Este dinero algún día habrá que pagarlo, y si no se realizan las reformas necesarias, las generaciones futuras vivirán mucho peor que en la actualidad. El blindaje es una condición necesaria pero no suficiente. La reforma previsional será un gran aporte para mejorar los flujos de fondos futuros, al igual que el acuerdo Nación-provincias. Pero en el corto plazo no hay medida que incentive a la producción y recree un escenario de expansión económica.
En el mejor de los casos el nivel de actividad comenzará a recuperarse a partir del segundo semestre de 2001. No hay que apresurarse a tomar posición en acciones aunque sería prudente ir armando una cartera de títulos públicos que muestran rendimientos muy interesantes. Si bien la tasa de retorno de los títulos públicos lucen elevadas, no alcanzan los niveles de tasas alcanzados en las crisis precedentes. Como dicen los hombres que peinan canas, tasas de default eran las de antes.


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